Los (no) destinatarios

Una frase para barajar la defensa que sería exhibida mediáticamente en todo El Salvador. No era una frase cualquiera, pues quién la dijo —a manera de excusa— no es una persona cualquiera. Salió de los labios de Francisco Guillermo Flores Pérez, el mismo ciudadano que fue investido como presidente de la república de El Salvador en 1999 y que actualmente se encuentra encarcelado en una bartolina de la DAN, mientras espera el desarrollo de un juicio en el que se le acusará por diversos delitos (entre peculado, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero).

“El dinero fue entregado a los destinatarios de los proyectos”

— Francisco Flores, enero de 2014

Con esta frase, el ex presidente Francisco Flores barajó su defensa ante los cuestionamientos de la Comisión Especial de la Asamblea Legislativa, que investigaba el paradero de 10 millones de dólares entregados como donación por la república de Taiwán, en 2001.

“Los destinarios” eran, para Flores, los afectados de los terremotos del 2001. En especial, se trataba (según el testimonio de Flores) de las familias que habían perdido sus casas durante el sismo. Sin embargo, 15 años después, estas familias afirman no haber recibido nada o que el dinero que recibieron no lo obtuvieron como donación, sino como venta de sus inmuebles o terrenos.

Las Colinas

En Santa Tecla, la colonia Las Colinas fue quizás el epicentro donde se concentró la vista pública del siniestro. En ese lugar, la magnitud de la destrucción dejó cifras dantescas: 536 personas muertas y desaparecidas, casi 200 casas destruídas, millones de dólares en pérdidas. Sumado a ello, los sobrevivientes, luego de la tragedia, sufrieron otro revés: el dinero que provenía como donación fue ocupado para la compra —casi obligatoria— de sus terrenos.

Según Alejandro Flores, habitante de Las Colinas, fueron ocupados cerca de 2.5 millones de dólares, una cantidad que fue repartida a una correspondencia de 75 mil colones por familia, una cifra de la cual aún hay un remanente de 934 mil dólares. Cabe mencionar que la cotización de las casas de Las Colinas (construidas a mediados de los ochenta) sobrepasaban esa cifra ofrecida, sin embargo, “mucha gente agarró esa cantidad por la desesperación, para enterrar a sus familiares, ya que se quedaron desamparados”, afirma Alejandro.

Pero no solo en Las Colinas hubo gente afectada por este terremoto. Historias como esta se repitieron en municipios como Santa Elena y Berlín, en el municipio de Usulután; o en Jayaque y Comasagua, en La Libertad, donde familias completas perdieron sus hogares. Algunas de ellas, gracias a la ayuda internacional proveniente de ONGs, iglesias o aportes privados, pudieron reconstruir sus casas.

En este foto-reportaje, Revista Factum cuenta la historia de estos “destinatarios”, quiénes según testimonio y ante la falta de un apoyo gubernamental, tuvieron que reconstruir sus hogares y sus vidas con esfuerzos propios. Su lucha aún persiste, en especial porque se les reconozcan sus derechos.

Los (no) destinatarios from Revista Factum on Vimeo.

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