14 motivos para cantarle a Sabina en clave salvadoreña

Este próximo sábado 10 de noviembre, Revista Factum celebrará su cuarto aniversario y lo hará con un especial dedicado a la música del célebre cantautor español Joaquín Sabina. “Pacto entre caballeros” es el nombre del especial que Carlos Ruano, su banda y la productora Promúsica han elegido para rendir tributo al flaco de Úbeda. Por ese motivo –y por 14 más– decidimos consultarle a Ruano cuáles son, a su juicio, las frases sabineras que más suele leer en clave salvadoreña. Esta fue su selección final:


1) “Lo niego todo. Aquellos polvos y esos lodos. Lo niego todo. Incluso la verdad”

Una frase de negación que resulta imposible no imaginar en el contexto actual de El Salvador, un contexto en el que los actores políticos tienen la capacidad de negar rotundamente todo el pasado oscuro que rodea a sus institutos –e incluso a sus propias personas– como participantes directos de hechos negros de la historia reciente y pasada de la sociedad salvadoreña. Lo niegan todo… incluso las cosas que son verdad.


2) “Que los que matan se mueran de miedo”

Cada vez que me toca cantar o escuchar esta obra maestra de Joaquín, se me viene a la mente la impotencia que da leer acerca de tantos homicidios en nuestro país y darnos cuenta de la impunidad que rodea a cada uno de ellos. Me genera la sensación de esperar, por gracia divina, que los que matan tengan la misma suerte.


3) “Ahora que una pensión es un palacio, donde nunca falta espacio para más de un corazón”

Llegada esta frase particular de esta canción –por demás personal y melancólica–, siempre me genera esa sensación de que los salvadoreños podemos con todo y nos acomodamos a todo por necesidad y, a veces, hasta por gusto propio. Me imagino a aquel salvadoreño que acoge en su techo –por pequeño que sea– a otro que lo necesita; esa característica de ser solidarios, incluso en la desgracia propia.


4) “Llegó con su espada de madera y zapatos de payaso a comerse la ciudad”.

Versos que Joaquín Sabina escribió para Ana Belén en 1988. Personalmente, relaciono esta frase con la migración salvadoreña, con la maleta llena de sueños, con la fuerza en las manos y las ganas de comerse al mundo. Las ganas de progresar que tienen los hermanos en el exterior.


5) “En el pueblo me asfixiaba. Necesito el aire de la gran ciudad”

Versos de Joaquín Sabina para la Orquesta Mondragón. Esta frase sabinesca, sencilla por demás, me remonta inmediatamente a la centralización que por años hemos tenido los salvadoreños; el hecho de buscar, desde el interior del país, un espacio en la capital para optar a un futuro mejor. Luego de asfixiarse en tu pueblo y no pasar de lo mismo, a pretender tener mas oportunidades en el gran San Salvador.


6) “Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero, de un velero al abordaje, de un «no te quiero querer»”

Me resulta inevitable no poner en perspectiva esta frase con la nostalgia que da el pasado salvadoreño, y ver en el presente que las heridas siguen vivas; que nosotros –los que tuvimos la mala suerte de creecer en una guerra– tenemos esas heridas profundas que, hoy por hoy, hacen sangrar a la sociedad como herencia de toda la violencia que vivimos en el pasado. La misma que sigue tatuada en el presente.


7) “Vuelve el rebaño, carne enlutada; sobran peldaños, vista cansada”

Hablando de migración, volver al país como máximo sueño del que se va; lograr regresar y ver que nada cambió, que tenemos la misma sonrisa que esconde dolor, pero que nunca deja de ser una sonrisa, porque dentro de toda la desgracia somos felices con lo poco que tenemos.


8) “Aprendí a malvivir del cuento, pintando autorretratos al portador. Si faltan emociones, me las invento. La madrugada no tiene corazón”

Esta canción –y esta frase en particular– me hace pensar en la noche y la fiesta salvadoreña, llena de peligros, llena de aventuras, llena de un sin fin de sentimientos, de gente que vive de la noche, de gente que vive para la noche, de un sin fin de rostros que guardan una historia y que justo ahí, en la noche, se transforma en alegría, en música y color.


9) “Algunas madrugadas me desvelo y ando como un gato en celo patrullando la ciudad, en busca de una gatita, en esa hora maldita en que los bares a punto están de cerrar, cuando el alma necesita un cuerpo que acariciar”

Recuerdo cuando escuché esta canción por primera vez. La municipalidad de San Salvador fijó las 2:00 de la mañana como ley seca. Algo me hizo siempre relacionar esa ordenanza con esta canción, con eso de pretender en la juventud, seguir la fiesta hasta amanecer y verte con las manos atadas por una ordenanza que te dictaba de qué hora a qué hora podías hacer fiesta relacionada con alcohol.


10) “Y yo quitándome el jersey, sin demasiadas ganas de vivir a las seis de la mañana”

¿Cómo no relacionar esta canción con el trajín mañanero en El Salvador? El trajín de acostarte tarde y levantarte temprano para poder salir y ganarte la vida; de la frustración en el tráfico; de replantearte tus metas y sueños, mientras luchas por llegar a la hora y que no te descuenten. El día a día salvadoreño.


11) “Incluso en estos tiempos, de volver a reír con los amigos, todos los días tienen ese rato en el que respirar es un ingrato deber para conmigo”

Otra frase llena de nostalgia que me hace recordar que los días de antaño eran mejores, de tanta alegría, de cosas buenas que tuvimos y que hoy en día se perdieron. Pero que, ni modo… toca vivir.


12) “En pantalla, Dalila cortaba el pelo al cero a Sansón. Y en la última fila del cine, con calcetines, aprendimos tú y yo”.

Esta canción –y esta frase– me remonta a las salas de cine de antaño en El Salvador. Yo, que soy del interior, y sé que en la capital también se vivía la picardía de ir al cine con tu chica, de encontrar y aprovechar la oscuridad para robar un beso y mucho más, sé bien que no nos interesaba la película. Interesaba la compañía en esa sala oscura y con mal olor.


13) “¿Qué voy a hacerle yo? Si me gusta el whisky sin soda; el sexo sin boda. Las penas con pan”

Una canción muy especial para mí. Fue la primera que escuché de Sabina y la primera canción que me aprendí en la guitarra. En lo personal, pienso que esta canción está estrechamente relacionada con la vida del músico salvadoreño. En cada estrofa describe lo que por las noches vivimos en cada show. Y se vuelve especial porque describe todo eso que la música da y quita en este país.


14) “A las buenas costumbres nunca me he acostumbrado. Del calor de la lumbre del hogar me aburrí. También en el infierno llueve sobre mojado. Lo sé porque he pasado más de una noche allí”

Volviendo a la inmigración, esta frase envuelve el sentimiento de irse, de sufrir, de soportar humillaciones y muchas cosas más; cosas que se agravan por el hecho de ser salvadoreños. Sin embargo, aprendemos a soportarlo, porque sabemos que es preferible aguantar cualquier cosa que volver. Y esta es una realidad irrefutable.


“PACTO ENTRE CABALLEROS”
Los grandes éxitos de Joaquín Sabina.
Un tributo especial en la voz de Carlos Ruano.
Sábado 10 de noviembre. 8:00 pm.
Restaurante y Gastrolounge de Hotel Crowne Plaza.
Entrada general $10 (a la venta en TodoTicket).

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#Música