“A las disqueras no les interesás como músico. Ellos ven números”

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El pasado lunes uno de mayo, la banda Pashpak oficializó su regreso a la escena musical nacional (e internacional) con el lanzamiento de un nuevo sencillo: “Escrito en la memoria”. Para la ocasión conversaron con Revista Factum acerca de su pasado, de las razones que les llevaron a su desintegración, así como de lo que les ha motivado a volver a la escena musical salvadoreña.

Fotos y video de Factum/Gerson Nájera


Pashpak fue la banda de “new metal” que lideró al rock nacional en los inicios del presente siglo. Sus giras por Estados Unidos, Centroamérica y Sudamérica, sus participaciones en festivales importantes del continente, como el Cosquín Rock, y haber estado a un paso de saltar al profesionalismo, es parte del trabajo de una banda que también echó raíces en la escena nacional.

Revista Factum conversó con los fundadores de Pashpak, Lucho Guardado (guitarra) y Jerry Huezo (vocalista) para conocer las motivaciones del regreso, entender de qué se trata este nuevo material, y descubrir de primera mano algunas confesiones del pasado de la banda.

Disponible en todas las plataformas de difusión digital, y con un vídeo que estará listo en cosa de un mes, “Escrito en la memoria” es un recorrido por la historia de Pashpak, una banda que promete trabajo y honestidad en este nuevo material que se irá conociendo poco a poco. Por ahora, Lucho y Jerry nos revelan memorias que sirven de preámbulo para entender este reencuentro.


Pashpak fue una banda que a principios del siglo dejó huella por cosas que quizás ninguna banda logró antes. Giras, festivales como el Cosquín Rock, y de pronto la banda desaparece. ¿De dónde viene el deseo, las ganas de regresar, de reunirse y de sacar nuevo material?

Lucho: La historia de la separación es un poco nostálgica, incluso para 10 años después compartirla. Como bien dijiste era un proyecto formal, con mucho corazón pero con una gran disciplina. Luego de seis años de estar trabajando juntos, de cosechar localmente, de tocar puertas que probablemente antes no se abrían para un género como el heavy rock, El Salvador se quedó chiquito.

Amamos a El Salvador con todo el corazón, pero son 21 mil kilómetros cuadrados y el corazón se concentra en la capital. Luego de un par de años de trabajo con disciplina, te ves en la necesidad de explorar afuera. Por fortuna, lo que habíamos cosechado localmente  nos permitió tener un buen respaldo documental para ir a pedir espacios, y perdiendo un poco la pena, y confiando, empezamos a tocar puertas en Estados Unidos, en Centroamérica, en Sudamérica, y se nos dio la oportunidad de tocar en escenarios como el de Cosquín Rock, un escenario al que llegaban 200 mil personas al día. De eso hay mucho que platicar porque es otra geografía, otra industria…

Es otro público…

Lucho: Es otro público, y qué bueno que tocás el punto del público, porque la diversidad cultural es parte del ecosistema del país. Te puedo dar ejemplos puntuales. Veías parejas quizás de 60, 65 años tomados de la mano, tatuadas, felices de estar en el festival. Veías parejas de recién casados con su bebé de un año en el Cosquín Rock, así como veías chavitas de 15 o jóvenes de 24, 25 años. Creo que esa diversidad cultural es parte de la evolución de esas geografías.

Luego de eso se nos acercó una disquera, muy conocida en México.  Después de un año de estar negociando pasaron varias cuestiones, la primera fue firmar un contrato de exclusividad previo al contrato oficial. Esa firma implicaba que desde ese momento te regías por las normas de esta disquera, incluyendo no promoción, incluyendo que todo lo que producías ya iba bajo el nombre de la disquera, incluyendo restricciones para aparecer en medios, y restricciones en la forma en cómo íbamos a componer. Era ácido para nosotros ese tipo de instrucciones…

Jerry: Quisiera agregar ahí algo. Creo que la gente se pudo dar cuenta de que la primera producción que tuvimos, bueno, sacamos el disco, lo hicimos al nivel que se podía tener en aquel momento. Sin embargo, con la segunda producción, casi que se pueden encontrar todas las canciones en Youtube, pero nosotros no sacamos un CD, un producto físico que pudiera ver la gente, y fue consecuencia de todo esto.

Lucho: Fue consecuencia de todo esto porque estábamos por lanzar el segundo disco y la disquera dijo, bueno, aquí paran, porque de aquí en adelante se maneja distinto, con nuestras instrucciones. Obviamente, después de trabajar duro seis años, de tocar en esos escenarios, de quizás decir “no” a ofertas de otras disqueras que se nos acercaron, dijimos, esta es la más acertada, no nos va a salir la carta al niño Dios como queremos pero creo que podemos vivir con estas restricciones.

Pues nada, nos aventuramos, éramos unos chavitos. Pedimos un par de asesorías legales en el Centro Cultural de la UCA, pero como en este país, ese tipo de cosas no es un área de experticia, no nos podían dar mucha asesoría. ¿Cómo le vas a preguntar a un abogado legal asesoría acerca de las cláusulas de penalidad que tiene el contrato? Porque aquí me dicen que si no me presento ante una eventualidad familiar, me van a multar con tantos miles de dólares a mí y a la banda. Eso así funciona, no había mucho de dónde preguntar, y nosotros chavitos.

Veníamos a preguntar a productores locales, “¿esta segmentación de regalías que ofrece el contrato, te hace sentido? ¿Es mucho, es poquito, es muy ácida?”. No había de nuestra parte mucho margen para darle forma a esa cuestión. Sin duda, tampoco teníamos el poder para negociar con una disquera tan grande, pero creo que la forma en que se decidió fue con la información que teníamos en ese momento.

Firmamos el acuerdo de exclusividad y los pasos siguientes fueron diseño de imagen, visas de trabajo, en paralelo nuestras vidas y nuestras novelas las fuimos dejando de lado. Claro que estábamos felices de tirarles las notas en la cara al decano, pero cada quien con su novela tuvo que arreglar para que todo estuviera bien.

Jerry (vocalista) y Lucho (guitarra) acudieron a entrevista con Factum para platicar sobre su regreso a la escena musical en El Salvador. Foto Factum/Orus Villacorta.

En todo sentido, supongo, parejas, trabajo, familia…

Lucho: Redundó desde golpear mucho tu línea de estudios convencional en la universidad. Obviamente 10 años después, con mucho dolor, seguimos pidiendo disculpas a nuestros papás por habernos dado los estudios, pero nosotros estábamos haciendo nuestro camino.

Pasaron casi ocho meses  el contrato maduró muy bien, porque las condiciones… era algo que convencionalmente no pasaba en la región centroamericana. Para nosotros era algo bueno, contábamos con el respaldo de la disquera, con los expertos de la disquera, esto se sale de la comprensión de nuestra geografía.

Con el tiempo, el contrato se volvió un poquito más rígido, las restricciones aumentaban a tal grado que las redacciones eran como: “toda la composición está a cargo de la disquera X. La banda será la intérprete de la autoría perteneciente a la disquera X, que se enfocará en orientar al público sobre el trabajo de Pashpak de tal a tal edad”.  Eso no era lo que habíamos hablado. Por ahí las condiciones eran muy fuertes, pero decíamos, bueno, es un pequeño sacrificio para dar el salto a un lugar donde sí vamos a poder hacer más en el futuro, que por ahí no era abandonar las convicciones, pero sí hacer cosas para lograr lo que querés hacer. Siguieron avanzando las negociaciones y las cláusulas de penalización fueron poniéndose más rígidas.

Llegó un momento entonces en que la banda casi perteneció a la disquera.

Lucho: Sin duda, con disqueras de ese tamaño no tenés margen de negociación. Uno de los grandes aprendizajes que tuvimos es que la evolución de la promoción musical ya permitió a muchos artistas no caer en ese cuadro tan rígido de una disquera. El gran aprendizaje es que no les interesás como músico, lo que podás proponer como artista les tiene sin cuidado. Ellos ven números. Los negocios así son, así funcionan. Pero para un tema tan trascendental y tan íntimo para nosotros, como la música, obviamente fue un año de mucho desgaste.

Llego un momento en que ya casi teníamos listas las visas de trabajo. Nos estábamos despidiendo de las familias, nuestras novias llorando, nosotros sonriendo, habíamos pasado ocho meses trabajando duro en composiciones adicionales, que al final sabíamos que era algo que ya no se iba a publicar, pero dijimos que era algo temporal, que no debíamos enfocarnos en lo que nos esperaba esos cinco años, sino hacia dónde nos iban a llevar.

Los abogados se pusieron cada vez más rígidos, y para no hacer la historia más larga, llegó un momento en que las penalizaciones resultaron completamente descabelladas, y una serie de cosas que ya no se miraban muy bien. Pero incluso en ese momento nunca dijimos “no”. Dijimos que eso no era lo que habíamos conversado, pero parece que eso provocó cierta resistencia. La persona que estaba encargada de darnos seguimiento dijo: miren, la disquera puede encontrar una banda como ustedes mañana, y puede encontrar un millón de bandas como ustedes mañana.

Entonces yo pregunté ¿por qué nosotros?, si podían prefabricar un millón de bandas más. Me dijo: es que ustedes ya tienen el colmillo que a la disquera le cuesta tanto formar. Ya se presentaron en tarimas para pocas personas, y en tarimas para 200 mil. Eso es lo que andaban buscando.

Tuvimos una plática los seis y nos preguntamos qué hacer. En una de esas pláticas dijimos: hagamos el último intento. Llegamos al hotel y ahí estaban ellos, de saco y corbata, nosotros con nuestros Vans y nuestros pantalones rotos. Queríamos llegar a un punto medio y luego dijeron que si esa era nuestra postura, ellos se estarían comunicando. Se dieron la vuelta y jamás volvimos a saber de ellos.

La siguiente pregunta que respondimos como grupo fue, ¿nos mantenemos? Hay más disqueras que nos buscaron. Creo que si hubiésemos sido artistas individuales nos habríamos dejado seducir más fácilmente, pero éramos seis personas con convicciones bien particulares. Intentamos retomar el trabajo, pero creo que el desgaste de todo ese año nos afectó durísimo.

¿Se puede pensar que parte del deseo de regresar como banda es sacarse esa espina?

Jerry: Creo que como bien decía Lucho, esa historia nos desgastó. Creo que la dinámica ya no era la misma entre nosotros. Eso ya no se sentía bien. Nosotros éramos como hermanos en la banda, todo giraba en función de la banda, y ese proceso nos hizo alejarnos entre nosotros. El final fue bastante triste. Era algo que no queríamos que pasara, pero que en ese momento era lo que tenía que pasar.

Después de eso seguimos como amigos durante muchos años. Con Lucho hubo algunas pláticas de volver a la música, hacer algo nuevo, diferente. Estuvimos medio ‘tecniqueando’ con una banda, las cosas no llegaron a darse como lo esperábamos, pero la experiencia abrió mucho nuestra mente en el tema de composición, y en el tema de hacia dónde queríamos llevar a Pashpak, sin que en ese momento fuera esa la intención.

Tuvimos reuniones en otros años y se sentía buena vibra. La última reunión como banda fue la más importante, porque tuvimos una sensación bien diferente. Mientras estábamos ensayando volvimos a sentirnos llenos como antes. Empezamos a pensar en por qué no volver a esto, se habló con todos, y suena un poco romántico, pero fue un reencuentro en el que sentíamos una gran paz en los ensayos, una armonía, y unas ganas de hacer música nueva, que es lo más importante para una banda.

¿De dónde sale el material que van a presentar? ¿Es música totalmente nueva?

Lucho: Sí. El proceso de producción ha sido súper sencillo y rápido. Lo que se ha producido se ha hecho en un corto período de tiempo.

¿De dónde salió la idea de reunirnos? Es que en realidad nunca se fue. La vida te va dejando cicatrices, algunas interesantes, otras no tanto, pero lo que nos dejó la música es tan grande, que seríamos doblemente egoístas si no lo usamos para devolver, porque al final la razón para hacer música era dar. No era ver qué nos daba la música, sino qué le dábamos a la música. La idea nunca se fue. Creo que es como darnos a nosotros mismos una oportunidad, y ese día que nos invitaron a reunirnos, la energía que decía Jerry, medios de comunicación, promotores, familia, fanáticos de 10 años atrás, todos juntos bajo la misma energía, como en los viejos tiempos. No interiorizar este mensaje es como un pecado de omisión para nosotros.

Las condiciones… no sé si mejores o peores, son distintas. Esas condiciones nos ha hecho componer súper fácil. Un componente adicional es la familia. Personas con las que estamos compartiendo nuestras vidas no vivieron esa etapa de nosotros, pero creo que la gozan con la misma alegría, ver a estas personas en ese entorno es bien gratificante. La energía es totalmente distinta. El concepto de familia es algo que ahora gobierna nuestro comportamiento diario.

Así como esa noche en que nos reunimos todo fluyó fácil, la composición ha fluido súper fácil. La forma en que estamos componiendo es distinta a la de hace 10 años. Estamos usando mucha tecnología, estamos componiendo distinto, estamos haciendo maquetas, piezas; los vocalistas… uno hace una letra por un lado, y el otro otra letra por otro lado; y resulta que las dos letras hablan exactamente de lo mismo.  Esa alineación de pensamiento, el conjunto de ideas que estamos manejando, es bien uniforme.

Y lo que nos dé vida. Si querés meter un son, metelo; si querés meter un sincopado, metelo, si querés meter una guitarra jazzera, metelo… botar todas aquellas restricciones que uno mismo se ponía. Eso ya dejó de existir.

Esta es la imagen que Pashpak ha liberado para promocionar su regreso, de la mano del sencillo “Escrito en la memoria”. Foto cortesía de la banda.

Los seguidores de Pashpak tendrán expectativas con el nuevo material. ¿Qué pueden esperar?

Lucho: Van a encontrar mucha honestidad. Es un mensaje transparente, un mensaje sin máscaras. Algo auténtico. Nunca nos gustó meternos en temas que no manejábamos. Esa esencia la van a encontrar en las nuevas composiciones: honestidad.

Van a encontrar la misma energía que conocieron en el escenario hace 10 años. Pero esa autenticidad es lo que más orgullosos nos tiene.

Jerry: El primer tema que vamos a lanzar tiene que ver con lo que decía Lucho. Tury, el otro vocalista, y yo, estábamos escribiendo cada uno una letra distinta. Cuando dijimos: «este es mi idea; esta es la mía», era prácticamente una idea del regreso de la banda.

Sentimos que es una rola… Va a sonar egoísta, pero sentimos que es una rola que nosotros nos debíamos como banda. Creo que también se la debemos a todas las personas que compartieron con nosotros. Todos esos elementos, las vivencias que tuvimos. Es algo que te llena de por vida. Eso es algo de lo que se puede escuchar en la primera rola.

Siempre hemos tratado de hacer letras positivas, bastante optimistas, de tus sensaciones, de tus emociones, como cualquier ser humano puede sentir. Creo que esta vez nos estamos enfocando en el crecimiento personal que cada uno ha tenido.

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