Un Mundial que divide a Costa Rica

El panorama y las expectativas son poco claras para la selección que hace cuatro años fue la revelación en Brasil


Faltan menos de 24 horas para que “La Sele” juegue su primer encuentro en el Mundial Rusia 2018 y en la afición hay dos sentimientos claros: el de la ilusión y el de la desesperanza.

Quizá es más sustancioso el bando de la fanaticada que se desborda en optimismo, el que mantiene ese anhelo de que el equipo patrio vuelva a alcanzar la fase de octavos de final, como en la –todavía fresca– edición del mundial anterior.

En ese bando habita un sueño colectivo de volver a saborear las mieles del pasado reciente. ¿Será un panorama posible? 

En Brasil, la selección tica dio mucho de qué hablar. Pasó de ser el ‘patito feo’ del grupo D a ser apodado “Matagigantes”, tras acabar de primero, encima de Uruguay, Italia y la irreconocible Inglaterra.

El equipo dirigido por el técnico Jorge Luis Pinto calló hasta las bocas de Maradona y Mourinho, quienes se dignaron a dar por muerta a la tricolor desde que se detuvo la tómbola durante la rifa de grupos.

Costa Rica entera se quedó sin garganta al gritar el gol del defensor Michael Umaña, en la escena más recordada de la cita en Brasil. En la ronda de penales, la bola ingresó en el marco griego y marcó así el pase inédito a la fase de cuartos de final. 

Si hay una ocasión irrepetible que un buen tico recordará hasta el último de sus días es dónde estaba cuando ocurrió aquella emocionante anotación de Michael en Penambuco.

Una docena de los jugadores que protagonizó aquella proeza todavía siguen en la selección. Cada uno de ellos sabe qué es convertirse en la sorpresa de una cita mundialista.

Para aquel momento, el entrenador actual de la selección, Oscar “El machillo” Ramírez dirigía la Liga Deportiva Alajuelense, la única escuadra que dirigió antes de llegar a la tricolor, primero como asistente de Paulo César Wanchope, para sustituirlo apenas una semana después en el banquillo. 

Ramírez es un exmundialista de Italia 90, bajito, un poco panzón, de bigote irregular. En su imagen no se retrata a un exfutbolista atlético, sino más bien a un señor de bajo perfil, amistoso pero a la vez un poco tímido. Su talante suele ser serio y su estrategia cauta. No es conocido por arriesgar en ofensiva ni por proponer variantes tácticas inesperadas. 

No habla inglés y eso le comió la lengua al preferir referirse a la estrella belga Eden Hazard como “el muchacho número 10” en lugar de decir su nombre. Lo hizo en una conferencia de prensa tras recibir una derrota abultada ante la escuadra de Bélgica a menos de una semana del inicio del Mundial.

Los periodistas deportivos lo arrinconaron con comentarios burlescos. La afición, desesperanzada, descargó en él su ira. Quienes ya tenían desconfianza vieron en aquella declaración una oportunidad de oro para vaticinar los peores resultados para “La Sele”. 

“¿Si no se sabe el nombre de Hazard, será que tampoco se sabe el de Neymar?”,  decía el meme de la semana.

La esperanza de ganarle a Serbia, el rival menos temido del grupo E, se vino abajo. Se apagó la idea de que tal vez esta vez también podría ser posible sacar un resultado digno ante los equipos más grandes del grupo: Suiza y –la muy temida– Brasil.

¿Adónde queda la ilusión?

Debajo de los tres palos está el depositario de la esperanza costarricense. El ídolo Keylor Navas es el orgullo de una nación entera.  La historia del portero de orígenes humildes no tiene parangón en la historia costarricense. Una película nacional lanzada en el 2017 tituló su relato de superación como “Hombre de Fe”, aludiendo a su espíritu luchador y a sus creencias cristianas.

La fe, sin embargo, resuena también en la hinchada que, aunque no tenga mayores expectativas para la selección, sabe que en Keylor puede confiar.

¿Está Keylor en su mejor momento? Probablemente sí, y así lo demostró hasta en la final de la Champions League. Sin embargo, a Navas lo acechan también las intrigas de la prensa acerca de la permanente incógnita de su futuro en España. 

Al portero lo persigue una sombra, con la inacabable alerta de que el nuevo entrenador del Real Madrid podría sentarlo en el banquillo, optando por la contratación del seleccionado español, David de Gea.

Keylor es cauto con sus palabras y, en días recientes, no ha manifestado mayor temor porque esto ocurra cuando regrese al campamento merengue. 

“¿Ese es el portero por el que Florentino Pérez quiere sacar a Keylor del Real Madrid?”, se preguntaba un aficionado tico en Twitter, después de un fallo garrafal de De Gea en el partido de España ante Portugal. La mofa era evidente en su pregunta.

Pero, aunque el portero tico sea el sostén del once titular, hay otras líneas por las cuales preocuparse en la selección. Más allá del guardameta, las otrora estrellas costarricenses han perdido brillo y fuelle conforme el Mundial se acerca. Celso Borges, Bryan Ruiz, Joel Campbell y el veterano Cristian Gamboa están lejos de su mejor momento. 

Entre los convocados tampoco han aparecido nuevas figuras que sobresalgan y se ofrezcan como promesas. Parece que son más los puestos donde persisten dudas sobre quién se merece la titularidad que aquellos donde hay un único dueño de la posición.

Sobran los críticos duros, pero la desazón no alcanza para apagar el ambiente de fiesta futbolera. Cuando se trata del deporte rey no importa que el primer partido de la selección se transmita a las 6:00 a.m. 

Comer ansias será el desayuno de la hinchada que se divide cuando comenta en redes sociales, ya sea con furia o con ilusión. Al fin y al cabo, ¿quién querría ver a su propia selección perder?