Tres maneras de reclamar por la corrupción

Texto: Frederick Meza y Wendy Hernández.
Fotos: Frederick Meza y Miguel Lemus.

Combatir la corrupción es un tema que está muy de moda. Pareciera que las experiencias guatemaltecas y hondureñas han motivado a los salvadoreños a que retomen la bandera de lucha contra este cáncer que daña a la democracia. Sin embargo, para muchos salvadoreños, las barreras ideológicas y partidarias han hecho que la denuncia sea una amalgama que pareciera ser cualquier cosa, menos la solidificación de una ciudadanía firme y que fomente cambios reales contra la corrupción.

Así lo demostraron tres concentraciones que el pasado sábado 3 de octubre tuvieron lugar en distintos puntos de San Salvador.

Todos pedían lo mismo: el combate a la corrupción. Sin embargo, ninguna concentración se puso de acuerdo en los actores y los métodos a través de los cuales se lograría la demanda. Si la metáfora de la culpa fuese una pelota, esta hubiese ido rodando por todo el Paseo General Escalón y acusando a diestra y siniestra.

En dicho lugar se focalizaron los puntos de las concentraciones: la primera –y más numerosa– se aglutinó en la Plaza al Divino Salvador del Mundo. Fue convocada por el Frente Social y Sindical Salvadoreño (FSS), movimiento cercano al FMLN, y que repartía la culpa de la crisis de corrupción a los gobiernos de ARENA y a la supuesta malversación de fondos durante su gestión.

La siguiente concentración, organizada por el “Movimiento de 5 en 5”, se congregó en las Fuentes de Beethoven. Ellos pedían insistentemente la creación de una Comisión Internacional contra la Corrupción en El Salvador (CICIES), mientras culpaban al actual gobierno por no tener un ministerio público efectivo que combata de manera eficiente a la violencia y la corrupción.

La última, denominada “#Yotambiénestoyindignado“, fue convocada en redes sociales, y se ubicó en el Redondel Masferrer. Esta concentración simpatizaba en las denuncias contra las gestiones de los gobiernos de ARENA, pero también pedía incluir a los gobiernos de Funes y Sánchez Cerén para ser investigados por denuncias de corrupción.

Así, entre la incapacidad de encontrar puentes de entendimiento entre posturas que parecieran irreconciliable, se fue la tarde de un sábado en San Salvador.

La marea roja a la defensiva

Son casi las tres de la tarde. El sol se oculta por momentos y deja en pie un aire de lluvia. La Plaza al Divino Salvador del Mundo acoge a un millar de personas que este sábado (3 de octubre) dice estar aquí para apoyar a su partido y a su presidente.

Sentada en una de las gradas que marcan la subida a la Plaza, se encuentra doña Mercedes, originaria de Usulután. Ella muestra una sonrisa imborrable y una mirada brillante. Doña Mercedes compartió su opinión con Revista Factum:

“Allá pasaron en la comunidad –dice mi hija–, avisando que en agradecimiento por el cumplimiento del proyecto de casas y electricidad teníamos que venir aquí. Eso fue un apoyo de ellos a nosotros y lo sabemos valorar. No podemos ser como el azadón… (que) solo (jala) para dentro”, dice Doña Mercedes, al explicar porqué ha acudido a la concentración.

La plaza Salvador del Mundo era un mar de camisetas rojas en el que se mezclaban adultos, jóvenes, niños y ancianos. Muchos de ellos bajaban de buses que venían como en caravana de diversos puntos del país, tales como Chalatenango, Ahuachapán, Santa Ana, Nejapa, Ciudad Delgado, San Martin, Zaragoza, Santiago Texacuangos, entre otros municipios.

“Este es un acto para el pueblo”, decía la voz rectora del evento, un líder sindical del Frente Social y Sindical Salvadoreño (FSS) . Mientras, la mayoría de las personas que comentan a Revista Factum sobre su presencia en el acto, tenían una diversidad de argumentos, los cuales iban desde “Yo vine por un favor recibido” hasta aquellos que decían “los areneros no dejan ejercer al presidente“.

Una CICIG a la salvadoreña

Con poco furor y una asistencia menor al comparársele a la concentración del pasado 5 de Septiembre, el “Movimiento Ciudadano de 5 en 5” eligió de nuevo el mismo escenario: las Fuentes de Bethoveen, donde volvieron a pronunciarse para denunciar los delitos de corrupción en El Salvador.

Las palabras fueron las mismas y quizás ahora más imponentes: la petición –con insistencia– de la creación de una Comisión Internacional contra la Impunidad en El Salvador (CICIES).

A diferencia de la anterior concentración, esta vez, lo menos que hubo fue polémica. El 5 de septiembre, un grupo de estudiantes universitarios se infiltró en la marcha causando que los protestantes se incomodaran por sus denuncias. Ya que, según los estudiantes, en el listado de corruptos debía incluirse nombres como el del ex-presidente Francisco Flores. Aquella concentración fue acusada de tener un claro acercamiento al partido ARENA.

Los organizadores de este evento insistieron que no mantenían ningún vínculo con algún partido y prueba de ello, dijeron fue que durante el evento no hubo ningún personero político. Sin embargo, uno de los líderes del movimiento, José Portillo, se quejó por la convocatoria simultánea de otras marchas, una situación que tachó como que “huele a confrontación”, dijo, mientras recalcaba que “el gobierno debería tener un mejor uso de los impuestos y mejor manejo de la seguridad pública para erradicar la violencia”.

Los que pretenden estar

Allá al final, en la cúspide del Paseo General Escalón, se encontraban los que decían sentirse indignados, los no partidarios, los que vestían de negro (“no por luto sino porque engalanar la neutralidad”)…

“Ni rojo, ni tricolor…”, según afirmaba Alejandro Muyshondt, principal organizador de esta concentración que convocó a jóvenes (en su mayoría), mientras unos cuantos padres y madres de familia esperaban en el Redondel Masferrer para formar parte del movimiento que se dio en llamar #Yotambiénestoyindignado.

“Estoy cansado de los partidos políticos”, afirmaba Hugo Erazo, quien con una máscara de la diputada Ana Vilma Escobar y una pancarta se hizo presente en el evento. Erazo afirmaba que este tipo de concentraciones era una bomba de tiempo a punto de explotar.

Frente a Muyshondt –quien explicaba que su indignación provenía de su cercanía con la política, al haber militado en el partido ARENA, y del saber cómo actúan los políticos– los jóvenes se impacientaban por escuchar al grupo musical Adhesivo, quien ofrecería un concierto gratis al finalizar el evento.

La mayoría de adolescentes presentes portaban imágenes y símbolos de anarquía en sus chaquetas. La música hizo que se desbordara el mosh, baile en el que saltaban y coreaban las canciones.

“Yo quiero ser parte de algo, de decir… Lucho contra lo que no me gusta y es por eso que vine, para ser parte de algo”​, expresó un joven sudado y extasiado con la música, al consultarle su presencia en la concentración.

VISITA LA GALERÍA DE IMÁGENES DE LAS CONCENTRACIONES, CON FOTOS DE FREDERICK MEZA Y MIGUEL LEMUS.
galería concentraciones

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