Sons of Anarchy o la brutal dualidad humana

¿Por qué debería ver una serie de motociclistas gringos blancos? Fue mi primera reacción ante la recomendación de esta serie por parte de un buen amigo.

La palabra “anarquía” también me hacía ruido. ¿Usan la palabra como qué? Me preguntaba. En algún capítulo de la primera temporada citan a Emma Goldman, sin pena ni gloria. Porque, supongo, su autor no buscaba hacer un manifiesto ideológico aplicado.

Con todos mis “peros” al lado del sillón, vi el primer capítulo de la afamada creación de Kurt Sutter. Me entretuvo, como una buena película de acción, pero también me hizo continuar. En un fin de semana había visto las primeras dos temporadas. Ya era un adicto más.

No desarrollaré acá el argumento de Sons of Anarchy (SOA). Hay varios textos en la red muy detallados sobre este. Tampoco seré “spoiler”. Así que si no han visto la serie o aún no la terminan pueden continuar leyendo.

Y sí, SOA carga con un montón de clichés, como la sociedad. Y justo eso me atrapó. Sutter no intenta ser políticamente correcto. Al contrario. No hay un solo personaje en la serie que pueda ser catalogado como ejemplar. No importa si son pandilleros o policías; profesionales o drogadictos; empresarios o políticos. Todos son corruptos y al mismo tiempo leales. La dualidad misma del ser humano, pero con mucha acción, buena música y drásticos giros narrativos.

SOA también nos muestra otras cosas desagradables de la sociedad estadunidense, como el racismo y la fracasada guerra contra las drogas. Y otros elementos que se repiten en la sociedad salvadoreña: la normalización de la violencia, el machismo y la muerte.

Gerson Vichez es un comunicador y consumidor de muchas series de televisión. Conduce y produce el programa radiofónico El Espacio y escribe reseñas musicales para Revista Factum. Encuéntralo en Twitter.

Gerson Vichez es un comunicador y consumidor de muchas series de televisión. Conduce y produce el programa radiofónico El Espacio y escribe reseñas musicales para Factum. Encuéntralo en Twitter.

Y nos cuestiona en silencio sobre el aval que damos a nuestros favoritos de la serie cuando para continuar con sus objetivos no reparan en los medios. Y es que quizá no somos tan buenos, quizá en otras condiciones…

Jax Teller, el personaje principal de la serie, es víctima de este sistema, que por un lado te pide respetar el contrato social y por otro te dice que cualquier cosa está bien si es por tu familia, tu club o tu vida. Su progenitora, Gemma Teller Morrow, también lo es. A través de ella vemos el absurdo del rol de madre abnegada llevado al extremo. Análisis que podemos repetir con todos los elementos de SOA.

Es probable que la irritación de saber que esta ficción, aún con toda su violencia y explotación de estereotipos, se queda corta ante que la realidad motive la negación de su grandeza por parte de la crítica. Que, como consecuencia a corto plazo, ha creado una legión de seguidores, entre los que me cuento. Porque esta serie, sin temor a equivocarme, está a la altura de las mejores de nuestro tiempo, mismo que retrata brutalmente.

 

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