Roque Dalton: bajo el espionaje mexicano

Hace 54 años el gobierno mexicano le seguía los pasos al poeta Roque Dalton. Eran tiempos de guerra sucia y la entonces agencia de inteligencia de ese país, llamada Dirección Federal de Seguridad (DFS), espiaba las actividades del joven veinteañero.

Dalton había terminado asilado en territorio azteca tras ser apresado y luego expulsado de El Salvador en 1960. Su estadía no rebasó los dos años, pero durante su corto andar, la temible DFS –caracterizada por acosar y torturar comunistas– monitoreó algunas de sus actividades con el afán de controlar lo que ellos consideraban como “la amenaza socialista” que se vivía en los años sesenta.

Manuel Rangel Escamilla fue el agente encargado de investigar al intelectual salvadoreño, tal y como se constata en los 30 folios del expediente de Roque Dalton que se resguarda en el Archivo General de la Nación de la Ciudad de México.

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Expediente de investigación que la Dirección Federal de Seguridad (DFS) realizó durante los años en los que Roque Dalton vivió en México, DF.

Fue el 23 de agosto de 1961 cuando por primera vez el escritor apareció en el radar de la DFS. Esa noche, el agente Rangel le redactó a su director un memorando describiendo que el profesor y abogado Rafael Ruiz Harrell realizaba tertulias en su casa a donde convocaba alumnos, artistas y asilados políticos, principalmente salvadoreños y hondureños. Según el informante, la esposa del profesor, la señora Norma Castro de Ruiz Harrell se encargaba de cooptar jóvenes para convertirlos al socialismo. Se trataba de una mujer salvadoreña que había sido auxiliar en la embajada de El Salvador en México.

“NORMA CASTRO DE RUIZ HARRELL se dedica a reclutar jóvenes mexicanos, casi siempre menores de edad, a quienes después de prometer mejores condiciones de vida, envía a Cuba, financiándoles el viaje”.

– Despacho de Manuel Rangel Escamilla

A versión de éste, Norma “enganchaba” a sus seguidores con atractivas mujeres, como había ocurrido con el caso de la joven mexicana de 18 años, Margarita Dalton, casada un mes atrás, sin el consentimiento de sus padres, con el joven escritor de 16 años José Agustín Ramírez, para que ambos pudieran viajar a la isla caribeña. La DFS conocía que Margarita Dalton era hermana de Roque Dalton, ese joven del que únicamente sabía que era un “asilado en México”. Los hijos de Winnal Dalton, pero de diferente madre, se habían conocido tiempo atrás en ese país durante un congreso de la Juventud Comunista Mexicana, por lo que mantenían amistades en común, como por ejemplo los señores Ruiz Harrell.

Pero la atención a Roque Dalton se concentró dos meses después, cuando el embajador salvadoreño, José B. Salcedo, en complicidad con el gobierno derechista de México, envió a la DFS una circular confidencial en la que acusaba a Dalton y a sus paisanos, Roberto Carías Delgado, Ricardo Bogrand, Adel Cuenca, Luis Villavicencio Olán y Federico Schonenberg “de intentar un golpe de Estado contra el Directorio Cívico Militar”.

Las deducciones del embajador provenían de unas reuniones que este grupo de “reconocida filiación y militancia comunista” concretaba en un restaurante de la capital mexicana, muy cerca del departamento de Federico Schonenberg, lugar donde se presumía que funcionarios soviéticos llegaron a repartir dólares. Para sumar polémica, el agente Rangel afirmaba en otra circular que Dalton y compañeros habían recibido dinero de la esposa del (por entonces) ministro de las Fuerzas Armadas de Cuba, Raúl Castro, y no conforme, los acusaba de tener contacto con oficiales salvadoreños con los que fraguaban el boicot.

Roque Dalton apenas tenía 26 años en esos ayeres. Fue en esa época cuando se dedicó a escribir su primer libro “La ventana en el rostro”, que se nutrió de sus experiencias entre México y Cuba.

Oficio de la investigación mexicana que en 1961 se realizaba al entonces asilado Roque Dalton y sus allegados.

Oficio de la investigación mexicana que entre 1961 y 1962 se realizaba al entonces asilado Roque Dalton y sus allegados.

La calibrada maquinaria de la DFS espiaba muchas de las acciones que realizaban los cubanos, vigilaba cada uno de los vuelos de Cubana de Aviación, informándose de los tripulantes que llegaban y salían entre México y el archipiélago. De esa manera, se dio cuenta que el 12 de enero de 1962, Roque Dalton se montó en el vuelo 465 junto con 31 pasajeros para volar a Cuba.

Después de estar asilado durante un año en México, abandona el País definitivamente”, plasmó el agente Rangel en su reporte.

Pero se equivocó al comunicar que partía definitivamente. Tres meses más tarde, el 20 de abril, la DFS se percató de que Roque Dalton estaba de vuelta en la Ciudad de México y volvería a zarpar a la isla tan sólo siete días después. Estaba en un vaivén.

Por esos días se vivía en México un escándalo por el encarcelamiento político de David Alfaro Siqueiros, uno de los máximos exponentes de la pintura, quien para agosto de 1962 había sido sentenciado a ocho años de prisión, tan solo pocos días después de que el gobierno mexicano presentara en el Petit Palace de París, la exposición Obras Maestras del Arte Mexicano, en la que él participaba.

El Partido Comunista (PC) estaba enardecido por la conducta del Estado en contra de Siqueiros, así que emitió un panfleto condenando el hostigamiento al pintor y al partido. La circular llegó a las manos del agente Rangel y en ella se leía que un grupo de simpatizantes extranjeros, llamados Amigos de la Democracia Latinoamericana, al que pertenecía Dalton, se solidarizaba con la lucha “democratizadora del Movimiento Sindical Mexicano” que enarbolaba el PC . El espía se percató de que el salvadoreño nuevamente estaba involucrado en actividades políticas, pero desconocía que fuera militante del Partido Comunista de El Salvador.

Roque Dalton colaboraba para la revista “Problemas de América Latina”, que se repartía en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de México y que para mediados de agosto estaba en poder de la DFS. La publicación era editada por el grupo Amigos de la Democracia Latinoamericana y Dalton era el único centroamericano que había escrito en ella. En su texto se adelantó a señalar que en El Salvador se fraguaba “una conspiración imperialista para convertir (al país) en una colonia americana, pero que se tenía en cuenta que el estudiantado universitario está pendiente de las acciones en contra de las Naciones Latinoamericanas para oponerse en una forma efectiva a toda manifestación que contravenga a la integridad nacional latinoamericana”.

Su escrito fue el último rastro que pudo seguir la agencia de forma encubierta, ya que al paso de los días, el intelectual decidió internarse en Cuba.

Sin embargo, seis años después, la DFS quiso saber sobre su paradero. Era 1968 y en el listado de asilados políticos salvadoreños de 1961 y 1962 figuraba Dalton, de quien se desconocía su paradero. Esa fue la última intención del gobierno mexicano por saber de él.

En 1975 Roque Dalton fue asesinado y su cuerpo desaparecido. A raíz de su muerte, su nombre volvió a resaltar en las pesquisa de la agencia mexicana, ahora bajo un homenaje póstumo que la comunidad intelectual de ese país le rendía. La noche del 15 de mayo de 1979 un aproximado de 125 personas –entre ellas el reconocido poeta mexicano Efraín Huerta– celebraron al salvadoreño leyendo sus poemas al compás de una guitarra.

“Taberna y otros lugares”, “Pobrecito poeta que era yo” y “Las historias prohibidas del pulgarcito” fueron las últimas palabras que un agente de la DFS escuchó sobre Roque Dalton.

[*Carlos García es periodista e investigador. Actualmente investiga la incidencia de la Mara Salvatrucha en Estados Unidos]

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