“Rogue One”: cómo hacer un buen ‘spin off’ sin la intención de serlo

[ALERTA SPOILER: la siguiente es una reseña de Rogue One: A Star Wars Story. Contiene comentarios y un video sobre la película. Aquellos que aún no la hayan visto, avancen bajo su propio riesgo]


Hablar de la Guerra de las Galaxias es indagar en una de las franquicias cinematográficas que más adeptos tiene alrededor del mundo y que reúne a distintas generaciones de fans, ya sea por moda o por verdadero amor a la ciencia ficción. Como fenómeno del cine, Star Wars tiene un lugar muy especial en el corazón de muchos de nosotros. Esa es la razón por la que cada vez que se estrena una nueva cinta de esta historia estamos seguros de que abarrotaremos las salas de los cines.

Este pasado 15 de Diciembre se estrenó Rogue One: A Star Wars Story, el primer spin off de muchos que serán producidos desde que Disney compró la franquicia en 2012, un nuevo experimento que nos cuenta una historia que se sitúa entre el Episodio III y el Episodio IV.

Y aunque Star Wars no es ajeno a producir side stories —es decir, “historias secundarias”—; y si bien hemos visto caricaturas, novelas, cómics de un sinfín de historias, personajes en específico o sobre eventos pasados, jamás se había llevado una de ellas a la pantalla gigante. Hasta ahora…

Rogue One es una película que desde su inicio te dice que no quiere ser Star Wars, pero sin dejar de serlo. Presenta detalles en la musicalización, en el diseño de  escenarios e incluso en las características transiciones de “tipo cortina” que son sustituidas por una forma diferente de contar una historia en un universo conocido. Y es que desde el primer momento esta historia aspira a ser diferente, aunque sin atreverse a ir lo suficientemente lejos para ser otra franquicia aparte.

Tenemos que aceptar que al inicio puede ser chocante no ver ni escuchar elementos que hasta ese momento considerábamos “necesarios” o “infaltables” en una película de Star Wars, sin embargo, Rogue One bota todo eso.

Algo que llama mucho la atención es lo multicultural que es esta cinta. En una galaxia tan extensa como la que se desarrolla en la trama, donde conviven distintas razas, resulta que el protagonismo es acaparado por un equipo compuesto en su mayoría por humanos y que, convenientemente, son interpretados por actores de diferentes etnias. Esto quizá es un intento de Disney por lograr que los espectadores de distintas culturas puedan hacer suya esta historia y se arraigue mas en ellos. No sería algo nuevo, si tomamos en cuenta que su anterior producción (“El Despertar de la Fuerza”) iba en ese tono. Como sea, el equipo se consolida y me atrevo a decir que funciona a la perfección, donde ningún elemento desentona.

Felicity Jones encarna el papel de Jyn Erso, la protagonista principal de 'Rogue One: a Star Wars Story'.

Felicity Jones encarna el papel de Jyn Erso, la protagonista principal de ‘Rogue One: a Star Wars Story’.

Respecto a los personajes, tenemos que hablar de  Jyn Erso (interpretada por Felicity Jones), quien es la protagonista principal de esta historia. Jyn es un reto —si de argumento hablamos—, ya que  habrá que conocerla sin perder la esencia de la historia. Erso se nos muestra completamente desarrollada, a excepción de un pequeño flashback que nos transporta a eventos necesarios para entender su pasado. Jyn se posiciona rápidamente y aunque, a mi criterio, no es tan carismática como lo llegan a ser otros protagonistas de la saga de Star Wars, logra ganarse la simpatía de los espectadores lo suficiente para tener impacto al final de la historia.

Por otro lado está Diego Luna, quien interpreta a Cassian Andor, un piloto que ha dedicado su vida entera a la rebelión. En su caso, cuesta un poco más crear una conexión al principio, aunque a medida su personaje se va desarrollando, terminamos aceptándolo y determinando que Rogue One no podría ser como es sin su participación.

En un punto neutro tenemos al personaje de K-2S0, un robot imperial reprogramado y compañero de Cassian, que sirve de válvula de escape a la tensión que se genera a medida avanzan los hechos, aportando humor a las situaciones, aunque de una manera más cínica, siendo incluso un tanto molesto. Sin embargo, tampoco se trata de un caso como el de Jar Jar Binks (del Episodio I), algo de lo que estoy muy agradecido.

En lo personal, quedé con ganas de ver más de actores como Ben Mendelsohn (Orson Krennic), que es el principal antagonista de la historia; así como de Mads Mikkelsen (Galen Erso), el padre de Jyn y principal hilo conductor de la cinta; y también más de Forest Withaker (Saw Guerrera), mentor y extremista político. Cada uno de ellos aporta a la historia el peso que adquiere gracias a sus participaciones, aunque no creo que serán precisamente recordados por ellas.

A mi criterio, el punto más débil del cast principal recae en la participación de Donnie Yen (Chirrut Imwe) y Wen Jiang (Baze Malbus), de quienes no terminamos de conocer sus intenciones y motivaciones, sin embargo ellos aportan el factor “acción” al filme, al llenarlo de artes marciales y disparos, elementos importantes, sobre todo en el clímax de la historia.

El director de la película, Gareth Edwards —un declarado fan de la saga original de Star Wars—, pueda que haya influido para darnos una historia que dejará contentos precisamente a los seguidores de esta franquicia, aunque no busca complacerlos exclusivamente a ellos. Veremos uno que otro cameo innecesario para aludir exclusivamente a la nostalgia o para recordarnos el contexto en el que se desarrolla.

Puedo admitir que el guion—que fue escrito por John Knoll y Gary Whitta— es una de las gratas sorpresas. Pocas veces una cinta que confesamos haber llegado a ver con la expectativa más baja posible logra superar con creces incluso a algunas de las película “principales” de la saga. Y es que Rogue One es una historia simple en cuanto al argumento, pero no deja de estar cargada de un pragmatismo libre de romance. Lo suyo es más directo. Esta es una misión suicida y es contada como tal.

Uno de los puntos bajos en el desarrollo de la historia es lo limitada que está desde un inicio, cuando nos dicen que la película se centrará en saber cómo un equipo rebelde consiguió los planos de la Estrella de la Muerte, sabemos hacia donde nos dirigimos y por ende todos los personajes también. Así que no veremos mayor trasfondo en cada uno de ellos, algo que si bien comprendemos, no termina de ser razón suficiente para calmar a nuestro fanboy interno, que siempre quiere más y más.

El otro punto es la animación digital de Grand Moff Tarkin, algo que si bien era necesario —ya que el actor que le daba vida, Peter Cushing,  falleció en 1994—, resultó ser un poco agobiante y generaba un enorme contraste, sobre todo con la interacción con otros personajes. Se miraba falso, para nada real. A pesar de esto, la aparición de un personaje interpretado por alguien que ya ha fallecido puede darnos una pista de futuras participaciones en otros momentos de la historia, algo con lo que podría estar de acuerdo, siempre y cuando la animación esté a la altura.

A pesar de que tendremos la oportunidad de ver personajes ya conocidos, la película no es un desfile de la nostalgia donde se carga tanto el guion al punto de no darnos la oportunidad de ver  la historia principal. Al contrario. Rogue One usa la cantidad adecuada de  personajes que sabemos tendrán mayor incidencia en los episodios que le siguen.

¿Y Darth Vader? ¡Magistral! Su aparición, aunque corta nos deja claro por qué es uno de los villanos más formidables de la historia del cine. Tenía miedo de que su personaje terminara de absorber  todo lo demás, sin embargo —y para nuestro alivio— esto no sucedió. Sus apariciones fueron equilibradas y precisas.

Rogue One terminará siendo una historia entretenida, agradable y que incluso ata cabos sueltos entre los episodios III y IV, convirtiéndose así en una película digna de ser vista, a mi parecer, varias veces. Desde su concepción, el universo de Star Wars ha sido una constante experimentación; desde cómo se cuenta la historia hasta su incursión en otros medios, como cómics, videojuegos y novelas. Rogue One es la prueba de que sí se pueden contar historias fuera de los Skywalkers o sin siquiera la aparición de un solo Jedi, algo que quedará como referente para futuros spin offs que llegarán a las salas de cine del mundo entero.

Desde que Disney se hizo con los derechos de Star Wars, los fans hemos obtenido más y más producciones de este universo. Y aunque muchos salimos decepcionados cuando vimos Episodio VII el año pasado, podemos decir que en esta ocasión no fue el caso. Al final pudimos detectar una sonrisa en el rostro de las personas que salían de la sala de cine, después de ver este filme.

Y es que los fans de Star Wars no somos nada complicados. Queremos historias que aten cabos, que no sean precisamente felices, pero sobre todo, queremos que estén bien hechas. En esta ocasión lo han logrado. Quizás su máximo logro es complacer a los seguidores que ya tenían, pero tampoco esperemos que Rogue One traiga muchos nuevos fans al redil, ya que esa nunca ha sido su intención.


LEE ADEMÁS:

– Cautivado por ‘Rogue One: A Star Wars Story’ (una reseña con spoilers)

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