10 razones equivocadas para tener hijos

La semana pasada me invitaron al programa Grandiosas de TCS (gracias por la invitación) y el día viernes hablamos de un tema básico, urgente y tristemente relegado en el país:  planificación familiar.


Si bien cada generación es más consciente, no solo de sí mismos, sino también de su entorno y la capacidad de recursos que puede tener ahora y mañana para una futura descendencia, nos llegaron mensajes al programa durante su transmisión que en verdad asustan a cualquier sistema nervioso.

Mensajes como: “mi suegra dice que debo tener los hijos que la vida me mande ” y “mi esposo dice que si no tenemos otro hijo es porque a saber en qué ando”.  Es decir, que en pleno 2016, las mujeres no solo no están decidiendo sobre su cuerpo y su futuro, es que tampoco hemos erradicado estupideces machistas de siglos pasados y no nos importa el tipo de vida que daremos a esos hijos con tal  de hacer nuestra voluntad en el ahora.

Entiendo que cada religión tiene una visión sobre el tema y hace sugerencia a sus fieles, pero tenemos que saber que la última palabra SIEMPRE debe ser la nuestra. Se agradecen consejos de las abuelas, madres, cuñadas, suegras, pastores, vecinos y médicos, pero la plática de cuántos hijos puedo tener (no los que quiero) y qué tipo de vida quiero y puedo darles, es solo mía con mi pareja.

Nadie más.

Me enviaron un mensaje si podía publicar el listado de razones equivocadas para tener un hijo que dije al aire y aquí va:

1. Porque me siento sola

Es de las razones más egoístas y tristes que podemos inventar. Los hijos no son compañía. Eso es inherente a su existencia; pero no se traen hijos al mundo como chambelanes y guardespaldas.  Vaya a un refugio de perritos rescatados y adopte uno, lea, haga servicio social, invente un negocio o vaya como voluntaria a ayudar a orfanatos o asilos de abuelos. Ayudar a mejorar vidas siempre influye un poco en el progreso de la propia. Pero por favor, no traiga vidas con previa obligación de que le alivien la suya.

2. Porque ya es hora

No deje que el ritmo (o arritmia) de una sociedad le diga qué hacer con su vida y menos con su cuerpo. No se traen hijos al mundo porque “estoy en la edad ideal” o porque “eso manda la vida”.

Cada persona es un individuo diferente y no hay dos vidas iguales ni un manual del ‘deber ser’,  aunque nos hagan creer que sí. Cada persona es un destino diferente y nada  ni nadie puede obligarnos a seguir los pasos de papás, hermanos o amigos, mucho menos en algo tan permanente y único como la experiencia de tener un hijo.

3. Para que mi pareja no me deje

Igual el hombre se va y quien queda con el crío es la mujer. Y he visto el caso contrario donde el hombre decide embarazo tras embarazo para que nadie se acerque a lo que considera de su propiedad. Es la manera más disfuncional de mendigar la presencia del otro cuando los propios complejos no dejan vivir.

4. Porque fracasé en todo lo demás

Tampoco se traen hijos al mundo para llenar vacíos. Si no pude estudiar lo que quería o me fue mal en la familia, en parejas o trabajos, tener un hijo no me hará sentir que al menos ‘tengo algo’. Los hijos se traen para soltarlos a la vida lo mejor preparados que se pueda para tomar sus propias decisiones y caminos, no para resolver mis frustraciones a través de ellos.

Son una segunda oportunidad para crecer YO como individuo, no para empezar de nuevo y borrar mis errores.

Mejor busquemos algo útil que hacer. En esta realidad sobran las necesidades y siempre faltan manos para ayudar.

5. Porque ya llevamos varios años juntos

¿Y?  Si necesitan comenzar a llenar silencios incómodos y rutinas aburridas con su pareja, lo que necesitan es una escapada y replantear su unión, no tener hijos.

Los hijos no son parches que automáticamente tapan problemas. De hecho, hacen todo lo contrario: terminan siendo una evidencia constante que se trajeron al mundo por la razón equivocada.

Si no es por puro amor, incondicional, preparado y autosuficiente, no están obligados a crecer la familia. Ser pareja —casados o no— no te obliga a procrear. Y no, tampoco es cierto que “para tener hijos se casa uno”. El establecer una unión (como quieran llamarlo en la religión que sea) es perfectamente un objetivo por sí mismo. Si se decide procrear, será una de tantas consecuencias y objetivos que vendrán en las decisiones de esa pareja. Pero iniciar una relación para tener hijos ya, es de ir al psicólogo antes.

6. Porque andamos buscando la parejita

¿Y por qué no adopta al que le hace falta, en lugar de andar jugando a la lotería reproductiva? Sí, suena pesado, disculpen. Y en verdad hay gente que me contesta: “si podemos mantener al que viene, no le veo problema en seguir intentando”… Y tienen razón: nadie puede meterse en las decisiones de una pareja sobre temas tan íntimos como métodos anticonceptivos e hijos.

Aún así, pienso que ‘buscar a la niña’ o ‘buscar al varoncito’ no es una razón para crearlo. Mejor decir que los embarazos se disfrutan o que ambos quieren uno más, y ya.

7. Para que mis papás sean abuelos

Esa razón solemos aguantarla quienes somos hijos únicos. Claro, si no les doy un nieto yo, “los estaré privando de esa etapa” y venga de nuevo a vendernos culpa.

Menos mal mis padres están disfrutando su edad haciendo su vida como les viene en gana y no dependen de mi para hacerlo. Y el día que los vea aburridos, créanme que no voy a traer hijos a la vida para darles algo que hacer.

Y yo defiendo que esa decisión sí depende de mí; no de la existencia de hermanos, de la costumbre familiar y de mandatos externos. Tener un hijo, o no, SIEMPRE depende de mí.

8. Por si a los 40 años me arrepiento y ya no podré

De ninguna manera podemos ser tan egoístas. No se traen hijos al mundo previendo que a los 40 quizás tenga alguna crisis. Si eso ocurre, resolveré en ese momento, no ahora con una vida extra de la que no estaba segura.

Los hijos no son una moda, una competencia entre amigas, una obligación de la edad ni mucho menos una ‘garantía de por si acaso’.

De nuevo: los hijos no son por mí, ni para mí; son por ellos mismos.

9. Para realizarme como mujer

Esta sí que me hace reír. Yo no veo que me haga falta algo físico, emocional o material para saber quién soy y lo que quiero. El día que mi vida dependa de algo afuera de mí para definirme como persona y darme la felicidad que me falta, habré fracasado como ser humano.

¿Usted tiene cocina con horno en su casa? Entonces está obligada a estudiar panadería y vivir haciendo masas y galletas. ¿No verdad? Pues igual las mujeres no estamos obligadas a crear vida para ‘sellar’ ante los demás que lo somos y que ‘funcionamos bien’.

¿Qué pasa con los problemas médicos de algunas? ¿Qué ocurre si mi pareja es quien no puede embarazarme de ninguna manera? ¿Qué tiene que nos amemos profundamente el uno al otro y ninguno sienta el deseo de ser padres nunca? ¿O quizás me enamore de un hijo a través de la adopción? En ningún caso y bajo ninguna circunstancia, voy a definir mi calidad de ser humano y mi realización como hombre o mujer a través de otra persona. Menos a través de un hijo existente o todavía no.

Está bien que algunas personas ‘sueñan’ con tener hijos; no me meto con objetivos tan personales. Este punto es para recordar que existirán otros objetivos igual de válidos.

10. Porque mi religión dice

Entiendo que esto causa molestia, incomodidad y muchas ganas de contestar feo. No nos gusta que se metan con nuestro sistema de fe y nos hagan dudar de cómo hemos crecido. Y claro, no hay porqué ofender ninguna creencia. Pero me rehúso a aceptar que la espiritualidad se meta con decisiones tan íntimas, personales y delicadas como mi sexualidad, mi vida en pareja y la cantidad  de hijos.

Tener un hijo cuesta no solo en lo material. Es que de sus padres depende que esa personita sea no solo una futura mejor persona; también al crecer deberá ser útil para impactar de forma positiva en su entorno. Esa me parece que es la vocación y el trabajo más infinito e increíble que se pueda tener. No solo es de alimentar y vestir, es la calidad de vida que puedo darle y la calidad de vida que mi hijo le dará a los demás al crecer. Así sea uno o cinco.

Parte del problema es que padres y escuelas, al dar información sexual, solo estamos dando cómo se llama cada parte del cuerpo y para qué funciona, cuando deberíamos estar propagando una verdadera EDUCACIÓN sexual. Eso incluye la emotividad y un sistema de valores que mejoran la madurez de cada persona para saber poner límites a sí mismos y a los demás.

La religión hay que verla como una guía de sugerencias, consejos y asesorías dentro de una cosmovisión. Nos sentimos más identificados con una religión que nos da consuelo y compañía emocional en nuestro camino; pero tenemos que aprender a tomar nuestras propias decisiones. Somos responsables de nuestras propias consecuencias y eso no nos hace menos creyentes, nos hace más conscientes.

La fe es una vitamina que mejora cada comida; pero la buena alimentación de cada plato depende de lo que yo cocino.

Y como siempre, la solución viene con leer, informarse, averiguar, preguntar y salir de la zona de comodidad para obtener resultados diferentes si algo sentimos que no es como queremos. En esta cultura cuesta mucho ser diferente a ese ‘deber ser’ que nos hemos inventado, pero los años demuestran que no importan las razones que tengamos para hacer o dejar de hacer algo, si en verdad una decisión nos da tranquilidad, esa es la correcta… ¡Y no pasa nada!

 

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