Palabras sucias

“Más rápido”

“Ahí, ahí”

“Tócame aquí”

“¿Te gusta verme así?”

“Me gusta cuando lo haces así”

En medio del caos electoral de mi país, coincidí en tiempo con un amigo muy querido con quien platicamos de amores y desamores. Me contaba de una chica con la que estuvo saliendo y le encantaba por tener muchas cosas en común. Una de ellas era ‘hablar sucio’. Era totalmente desinhibida en su lenguaje de cama.

“Todas las mujeres deberían hablar así”, me decía convencido.

¿En verdad es tan importante para ellos nuestra soltura de lenguaje? ¿le ayuda más a ellos o nosotras también disfrutamos –con o sin aceptarlo- la lengua floja? (de palabra, no lo otro). Entiendo que se llame dirty talk, ¿pero en verdad es ‘sucio’ decir lo que ya está pasando entre los dos?

Lo que más recuerdo de mis pláticas entre mujeres es que no estamos educadas en un ambiente de soltura sexual. “Sueno ridícula” y “no sé cómo verlo a los ojos si le hablo así” son de las frases que más recuerdo. Y no crean que son mujeres tan pudorosas o introvertidas; son muy naturales en disfrutar su sexualidad, pero al tener la posibilidad de hablar obscenidades se cortan.

Yo insisto que ese corte viene de lo que nos decían al crecer: que una dama o mujer ‘decente’ (¿qué es la decencia?) no dice esas palabras, que es lenguaje de camioneros, que eso solo sale en las pelis porno y que si hablamos sucio no nos tomará en serio como pareja estable. Ni siquiera somos capaces de llamar por su nombre a nuestras mejores partes. ¡Sarta de prejuicios!

El órgano sexual por excelencia es el cerebro. Entre procesar los químicos del cuerpo, canalizar las sensaciones de los sentidos y su flexibilidad de músculo, lo hacen el epicentro del placer. Si además de lo visual, el olfato, tacto y los sonidos habituales (gemidos, suspiros y varios aaaah) lo alimentamos con palabras estimulantes, el resultado será una bomba. ¡Y qué rico explotar!

La frase “no es lo que dices, sino cómo lo dices” es totalmente cierta. Puedes comprobarlo leyendo los clasificados en los periódicos: fíjate en el volumen de tu voz, en el tono, las pausas y silencios, entre una palabra y otra metes un suspiro y arrastras la última palabra… quizás los autos y las casas se alquilarían más rápido con aprender a jugar con la voz.

Si no hay mucha costumbre en la ‘plática sucia’, comienza por lo básico para entrar en confianza con una misma(o):

– Decirle lo que más te gusta de su cuerpo… y del tuyo. Así sabrá qué hacerte!

-Explicar lo que sientes en tu cuerpo cuando le piensas. Describe tus reacciones sin límite.

-Besarle como más te guste y relatarlo, como si estuvieras explicándole lo que haces.

-Adelantar lo que harás: si le estás besando, dile que quieres tocarlo(a) y dónde. Si ya lo estás tocando, dile que vas a quitarle la ropa, etc. Narra la expectativa.

Ivonne_columna

Ivonne Veciana es periodista, directora multimedia de Diario El Mundo y columnista de Revista Factum.

 -El sexting ayuda. Enviarle a tu pareja un mensaje al móvil o correo electrónico con lo que te gustaría hacerle o que te haga o simplemente recordando lo de anoche. Intenta solo ponerte explícita(o) en el título del mensaje o correo. Poco a poco verás que se disfruta.

-Si están en un momento acalorado, dilo. Explica cada cambio de temperatura, humedad, nervios, escalofríos, texturas (de ustedes, la ropa de cama, la mesa o donde estén). Las descripciones son una maravilla.

 -Piropos:

Qué bien te queda ________

Qué rico sentirte ________

Me gustas con ________

Qué bien se siente cuando _______

Me gusta que _________

La traducción literal podrá ser ‘plática sucia’, pero en realidad solo es otra forma de usar la imaginación para que el disfrute sea, además de físico, muy estimulante en lo mental.

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