Mejor el fútbol

La altura del debate político de El Salvador en los últimos días no es más relevante que el Francia-Argentina o el Brasil-México de octavos de final.

L

o de Argentina contra Nigeria fue heroico. La albiceleste sufrió y se dejó en la cancha. Mascherano, literalmente, se desangró por el equipo. No debería estar jugando, que conste. Por decencia futbolística. Pero allí estaba, como en sus mejores años, labrando la media contra los africanos. Messi hizo su gol. Se sacó la bronca que arrastraba desde que no le pudo hacer ni cosquillas a los islandeses debutantes luego de un fallido penalti y de ser apenas una caricatura frente a los croatas. 

Y lo del gane fue el mejor retrato de la selección argentina de la actualidad: el 2-1 vino del centro de un defensa (Gabriel Mercado) a los pies de otro defensa (Marcos Rojo) que la metió a las redes. Porque todo fue al revés en aquel partido. Ganó quien no se creía que iba a ganar. Metió gol un defensor y hasta Maradona, el eterno Pelusa con el 10 en la espalda, fue un monumental ridículo -¿por estar drogado?- desde los palcos. Y así, en su mundo de cabeza, los argentinos pasaron a los octavos de final.  

Tanto que hablar de un partido y de lo que significó para un país. Pero, aunque Argentina esté a cientos y cientos de kilómetros de distancia, es increíble que de repente tenga más relevancia para mí lo que pase en un mundial de fútbol que lo que suceda en la política salvadoreña. En un país donde el debate de ideas se resume a bombardear con falacias ad hominem y argumentos bajeros al interlocutor con quien no se está de acuerdo, resulta que hay mejor calidad en un análisis de acera sobre un partido de fútbol. 

Se pueden encontrar más empatías y consensos en la idea de que Argentina avanzó más de lo previsto en el mundial –antes de que fuera eliminada por Francia, la mañana de este sábado–, si se tienen en cuenta las pésimas eliminatorias suramericanas que protagonizó, que buscar puntos comunes acerca de que la gran mayoría de los políticos salvadoreños, viejos y nuevos, están contaminados.

Por ejemplo, el diputado que se ganó un escándalo por ir a ver un partido del mundial. Con o sin goce de sueldo, con o sin dinero de los impuestos, ¿qué tenía que andar haciendo un funcionario de un país que se cae a pedazos en un lugar donde su presencia no es necesaria? ¿Acaso de eso se trataba toda la queja contra la Sala de lo Constitucional, que les quitó a sus diputados suplentes en la legislatura pasada? ¿Porque no iban a poder andar vacacionando tranquilamente? Porque, según las palabras del presidente del partido de este diputado, él estaba en su derecho de ver un partido del mundial y todos los que quisiera porque estaba “de vacaciones”. ¿Vacaciones de qué? Las vacaciones de los funcionarios ya están estipuladas en la ley y no hay más. 

Si quieren dar predominio a sus vidas privadas y pelean por ello más que por el bien común, hágannos el favor de quedarse en sus casas y que otra gente que sí quiere trabajar ocupe sus cargos mal desempeñados. Pero es por gusto. 

¡Creo que es más interesante hablar de fútbol!

Nigeria, lastimosamente, se quedó fuera del mundial 2018. En los tres partidos que jugó en el grupo D, la actuación ante Islandia fue la más memorable. Y no fue coincidencia. Desde 1994 que los nigerianos debutaron en una copa del mundo, deslumbraron con la goleada 3-0 que le propinaron a Bulgaria. La imagen de los equipos europeos fuertes, calculadores y fríos como aquella Hungría de 1982 que no tuvo piedad de El Salvador, se desbarató ante la velocidad y efectividad de las águilas verdes africanas. Rashidi Yekini hizo el primer gol de Nigeria en un mundial. Le siguieron Daniel Amokachi y Emanuel Amunike. Allí empezó una dinastía nigeriana que ha pasado por grandes leyendas como Babayaro, West, Okocha, Yobo, George, Oliseh, Kanu, Martins y continúan en 2018 con referentes como John Obi Mikel, Victor Moses y el goleador Ahmed Musa.

Pero, está bien, volvamos a El Salvador. Un aspirante a ser presidente ha armado otro escándalo porque la Sala de lo Constitucional estudia si el partido que él terminó eligiendo para competir en las presidenciales de 2019 merece la vigencia o debe ser cancelado, porque, según la ley que rige a los partidos políticos, este no consiguió los mínimos requeridos en la elección de diputados de 2015 para continuar existiendo. Uno de los seguidores del aspirante habló de conseguir la dirección de uno de los magistrados de la sala, localizarlo y luego ir a hacerle relajo frente a su casa. Y las redes sociales de este paisito se incendiaron entre condenas y aplausos. Y luego vino el candidato de la derecha opositora, aprovechó el fulgor y le dijo al aspirante que deseaba que participara en la elección para vencerlo en las urnas, al mejor estilo de una película de Rocky Balboa. Pues, esa es la calidad de la política de mi país en estos días de mundial.

Por eso, para mí, por hoy, mejor el fútbol.

Y no es que haya asuntos muchísimo más importantes. Claro que los hay. Yo espero que se instalen debates formales con juristas, doctores, psicólogos, mujeres y activistas a favor y en contra para discutir si es factible que este país exima del castigo penal cuatro causas del aborto. Debemos discutir todos los salvadoreños -fuera de lemas y carteles- qué vamos a hacer con nuestra agua. Debemos cambiar y mejorar muchas cosas, desde la tolerancia hacia las diferencias entre nosotros hasta la solidaridad con las personas que viven en pobreza.

Pero eso no se discute aquí. Recién leí una notificación que le hizo la junta directiva de la Asamblea Legislativa al único diputado no partidario del país. Le decían que su petición de llamar a la ministra de Trabajo para que explicara qué había hecho hasta el momento con respecto al despido de más de 800 trabajadoras que ocurrió en una maquila coreana radicada en el país no tenía validez, porque “no es competencia” del congreso. No es competencia de los diputados, le dijeron, saber qué va a pasar con más de 800 mujeres salvadoreñas y sus familias que se quedaron sin un ingreso permanente. 

La noche del viernes 29 de junio, el periódico El Faro reveló que el aspirante a presidente que les mencioné arriba negoció con pandillas antes y durante su período como alcalde de la capital salvadoreña. Seguramente no pase nada. Seguramente las autoridades no lo detengan ni lo enjuicien. De hecho, los dos partidos hegemónicos de El Salvador, al igual que el aspirante, hicieron lo mismo para la elección presidencial de 2014: negociar con delincuentes para concretar sus objetivos particulares. Nadie ha sido enjuiciado por ello. Ni una sola persona.

Y luego Argentina jugó contra Francia. O mejor dicho: Francia jugó con las aspiraciones de Argentina. Los franceses se pintaban como una selección más potente que la de Croacia, que ridiculizó a Argentina con un 3-0 en el segundo partido de grupo. A Argentina solo le quedó apelar a ponerle huevos, como canta su barra brava y esperar, con esa fe rara en el dios futbolero del argentino, en que volviera a suceder, por enésima vez, el milagro que los mantenía vivos desde las eliminatorias. Pero no ocurrió.

Y el próximo lunes será el turno para Brasil y México. Partidazo. Brasil sin llenar la barra de poder y México soñando cosas chingonas. Será un juego nivelado, seguro. El lunes también ya habrá más noticias de la alta política salvadoreña, adornadas con nuevos dramas estúpidos en lugar de soluciones a la violencia y a la pobreza. 

Y yo, por estos días al menos, mejor veré fútbol.