“Logan”: la redención de Hugh Jackman en el universo X-Men

Este 2 de marzo se estrenó “Logan” en El Salvador. Se trata de la más reciente película del universo cinematográfico de los X-Men y que representa la última aparición (hasta ahora) del actor australiano Hugh Jackman en la saga. Este hecho ha mantenido a la expectativa a los fans de las películas de los mutantes, por lo que lo adecuado es redactar esta reseña, que aunque llena de spoilers, nos acerca a la más reciente cinta de FOX y Marvel.


Es necesario arrancar diciendo que “Logan” tiene mucho que agradecerle al filme “Deadpool” (y en general, todas las películas de superhéroes también) ya que se demostró que hacer una cinta clasificación “R” (para adultos) tiene réditos comerciales y que, por lo tanto, los guionistas y directores pueden dar rienda suelta a sus más recónditos deseos y a sus más perturbadoras ideas.

Para entender este planteamiento, tenemos que comprender que los cómics son diversos y que, al igual que todo producto en el que exista una gran variedad de títulos, habrá de historias a historias. Algunas van desde las más inocentes; otras van a lo más macabro y violento. Este último es el caso de la historia de “Logan”, una película que, si bien no está basada en específico en ningún cómic existente, se inspira en uno de los más controvertidos tirajes de todos: “Oldman Logan  (El viejo Logan)”.

Este es el afiche oficial de la película “Logan”, última aparición de Hugh Jackman protagonizando a Wolverine en la saga de X-Men.

 Antes de continuar, debemos conocer mejor al personaje: James Hawlet (A.K.A. Logan; A.K.A. Wolverine) es un mutante con capacidad de regeneración acelerada, por lo que cualquier herida o cualquier enfermedad (incluso el envejecimiento) será regenerada y, en la mayoría de los casos, repelida por su cuerpo.

Debido a esta mutación, Logan ha vivido durante mucho tiempo e incluso ha sido compañero de aventuras del Capitán América durante la Segunda Guerra Mundial; ha participado en la guerra de Vietnam; y muchos otros eventos históricos.

Al mismo tiempo, este “poder” es su maldición, ya que mediante engaños Logan acepta formar parte del programa de Arma X, donde se le inyecta Adamantium (un metal ficticio que es uno de los más fuertes en el mundo de los cómics) en su estructura ósea, otorgándole así las emblemáticas garras con las que puede cortarlo casi todo. Sin embargo, este proceso tiene dos graves consecuencias en Wolverine:

  1. La primera es que, debido a los experimentos, Logan sufrirá de amnesia gran parte de su vida, vagando por el mundo sin saber de dónde viene ni porque está allí.
  2. La segund, es que el metal está constantemente envenenando su cuerpo, pero su factor de curación prácticamente inhabilita este inconveniente, hasta que comienza a envejecer, haciendo que su capacidad de sanar sea cada vez más débil y matándolo poco a poco. Este efecto secundario es una de las bases de la película.

Como mencionaba anteriormente, “Logan” no se basa en ningún cómic en específico. Más bien es una visión libre de varias adaptaciones del personaje, lo que da como resultado a la mejor película del universo de los X-Men jamás creada. No puedo andar con rodeos en esta valoración: no es que las anteriores adaptaciones sean elementos difíciles de vencer. Tampoco es eso; pero cuando pensamos en lo poco que vale la pena la primera trilogía de los mutantes (X-Men, X-Men 2 y X-Men 3: La Batalla Final) tres personajes destacaban del resto. Ellos son Wolverine (Hugh Jackman), Charles Xavier (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKennen). Siendo los dos primeros, los protagonistas de esta nueva cinta.

Si nos saltamos la segunda trilogía (“First class”, “Days of future past” y “Apocalypse”) y obviamos las películas en solitario de Jackman como Wolverine (“Wolverine origins” y “Wolverine: Inmortal”), vemos que el actor australiano ha sabido sobrevivir en un personaje que ha sufrido malos guiones y pésimas direcciones (te estoy mirando a vos, Bryan Singer). Lo ha hecho para permanecer intacto en el beneplácito de los fans. Y es que, sea como sea, no podemos pensar en Wolverine sin Jackman y viceversa. Es por eso que, cuando se da una película digna del personaje, cuando se les da a los fans lo que han estado esperando, se tiene como resultado una cinta que va más allá del manual de películas basadas en superhéroes.

Patrick Stewart vuelve a encarnar al Profesor Charles Xavier en esta película.

La historia (spoiler alert)

En un futuro cercano (el año 2024) Logan (Hugh Jackman) vive en el Estado de Arizona. Y vive alejado de su pasado como super héroe, con sus poderes de sanación disminuidos. Él trabaja como chofer de limosinas, al mismo tiempo que cuida (junto a otro mutante llamado Caliban) a un envejecido y senil Charles Xavier, quien años antes sufrió un ataque que provocó la muerte de los X-Men y otros mutantes. Ahora, deteriorado, vive lleno de calmantes en un contenedor en el desierto.

La (¿pacifica?) vida de Logan se ve interrumpida cuando una mujer lo busca para pedirle ayuda. Al parecer, esta mujer lo reconoce y le dice que solo él puede ayudarle. En un inicio Logan se niega, pero luego, motivado por una buena paga, acepta llevar a la mujer y a su “hija” hasta Dakota del Norte. Al día siguiente de haber hecho el trato, Logan va a por la mujer y la niña, descubriendo que la mujer ha sido asesinada y que la niña ha desaparecido. Siendo precavido, Logan regresa rápidamente a casa para luego descubrir que ha sido perseguido por Donald Pierce, miembro de “Los Reavers”, el brazo armado de Essex Corp, una empresa bioquímica que  se encargó de asesinar a los mutantes restantes.

Sin comprender por qué lo han seguido, Logan recibe de mala gana a Pierce, el líder de este escuadrón y quien insiste en que él sabe dónde está la niña que, efectivamente, se había escondido en el baúl del vehículo. Por lo que la niña lo ataca (y noquea), lanzándole un tubo.

Desde acá comienza la historia del viaje de Logan, Laura (la niña) y Charles Xavier, mientras son perseguidos por esta empresa bioquímica que busca apresar a la infante a toda costa, ya que ella guarda en sus genes un gran secreto.

La cinta está llena de violencia gráfica (algo que como fan de Wolverine agradezco). Y es que desde hace mucho tiempo me molestaba una historia sobre un mutante con garras afiladas en las manos que no deja heridas ni un rastro de sangre a su paso. Me parecía hipócrita.

La participación de Jackman como Wolverine es, hasta el momento, la más adecuada para el personaje, un papel que ya conoce desde hace mucho tiempo y que, combinado con su crecimiento como actor dramático, nos da la versión más fiel a la figura del anti-héroe.

Patrick Stewart es un gran actor y su interpretación de un hombre senil le da un toque extra de tensión a la trama, lo que termina por recordarnos (tristemente) que llegará un momento en que no contaremos con este hombre en las películas de X-Men.

Dafne Keen (en el papel de Laura) es impresionante, una verdadera promesa que quisiéramos ver en otras adaptaciones, aunque por el tono de la película es muy difícil que se le vuelva a ver como la nueva Wolverine (o X-23, como se le conoce en los cómics).

Los puntos bajos

Hay tres cosas específicas que no me terminaron de cuajar de esta nueva película:

  1. La simplicidad del villano X-24, sobre todo porque fue una manera de decir: «solo Wolverine vence a Wolverine»; sin explorar una gama amplia de villanos ansiosos por arrancarle la cabeza a Logan.
  2. La “falsa diversidad” de la cinta. X-23 es latina, o algo así, al ser un clon de Wolverine incubado en una mujer mexicana se le  otorga esa etnia. Nada mal, pero es claro que es un guiño a la gran popularidad que el personaje posee en Latinoamérica, un esfuerzo por hacer click con un público que mueve taquillas. Lo que nos lleva a mi tercera queja…
  3. La relación entre Logan y X-23 es reducida a la  de padre e hija. Incluso en un momento, Xavier le dice:«es tu hija ¿no lo ves?». Todo fan de cómics y de Wolverine sabe que X-23 no es hija de Logan; es su clon. Si buscan hijos de Wolverine, allí está Daken, pero claro, eso será para otra película.

Esta cinta es una sacudida (más todavía por los millones de dólares que recogerá en taquilla) en la que se demostrará cómo gran parte de los fans de las “super hero movies” quieren historias (al menos en esencia)  que se leyeron en las páginas de los cómics, que no necesariamente son para niños o se re-piensan con censuras.

Sin embargo, como última película de Jackman en el personaje, es una buena despedida, una que lo redime de errores como “Wolverine Inmortal o Wolverine Origins”. Consiste en un cierre adecuado y que termina siendo un adiós sin remordimientos, sobre todo porque no nos quedaremos con las ganas o preguntándonos cómo hubiera sido una película de Wolverine fiel al personaje.

Ojalá veamos más cintas así. No me refiero a lo violentas o gore, sino que más apegadas a las páginas de los cómics, que es de donde nacen, sin miedo a ser demasiado raras para los “no fans”.

Dicho esto, solo puedo decir:

¡Gracias Jackman! ¡Gracias Logan!

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