Lo mejor que vi en 2015

Esta es mi lista personal de las mejores películas, documentales y series de televisión que vi en 2015. Fue el año del retorno de mi bienamada “Star Wars” a la pantalla grande, de la mano de Disney, sí, pero aún con valía, pero también fue un año en que buena parte de los mejores audiovisuales llegaron por la tele. Aquí mis favoritas.


5. Mr. Robot

“I am talking about the guys that play god without permission and now they are following me” (Hablo de los tipos que juegan a ser dios sin pedir permiso y que ahora me siguen). 

—Elliot

Serie que la cadena USA trasmitió este año. Va de una sociedad secreta de hackers anarquistas dispuesta a aniquilar la seguridad virtual del mundo según la entiende la industria estadounidense del dinero. La serie, acaso el resultado ficcional lógico del año en que el Estados Unidos oficial empezó de verdad a entender el daño que gente como John Snowden u organizaciones como Anonymous hizo a su cultura de hipervigilancia –y del bien que al final ese daño implica para la pretensión en la que se ha convertido la libertad individual y de pensamiento en sociedades homogeneizadas por el mainstream-, es un gran producto audiovisual. Y lo es no solo por lo pertinente de la trama, sino porque los productores la cuentan a través de dos actores competentes, Remi Malik y Christian Slater, y de una puesta en escena que da a la parafernalia tecnológica –indispensable para la historia- un lugar importante mas no absorbente hasta el punto de distraernos de lo esencial de la narración, que es al final esa complicada relación entre el hombre, sus pasiones más intensas, y la tecnología que ha terminado por obnubilar sus capacidades de ser social. La historia gira alrededor de Elliot, un genio del nuevo milenio con habilidad suficiente para penetrar los sistemas de seguridad cibernética más sofisticados del planeta, pero incapaz de entablar una relación coherente consigo mismo. Malik (el hijo del faraón egipcio que vimos en las películas “Noche en el museo”) es Elliot, y su interpretación le ha valido una nominación al Globo de Oro.

Foto de Frederick Meza.

Foto de Frederick Meza

4. Star Wars: The force awakens

Esta es parte de la crítica que escribí hace poco en esta Revista tras el estreno de la séptima de la saga.  Aquí pueden leerla completa.

“La magia de Star Wars parece incombustible y me es difícil pensar en un espectador, de los viejos como yo, a quien esas letras y esa música no hagan revivirla. Pero hasta la magia de Dumbledore tuvo un final. Yo puedo vivir hasta la eternidad en las galaxias muy lejanas que Disney tenga a bien proponerme. Aún no sé si me bastará con volver a ver a la princesa, al pirata y al granjero, envejecidos ya, para dar vida a más magia. Por ahora, y visto el episodio siete, nada iguala todavía la épica de aquella batalla entre Darth Vader y Luke Skywalker… Pero hay magia, sigue habiéndola, porque la Guerra de las Galaxias es, al final, padre y madre audiovisual y cinematográfico de muchos de nosotros.”

Dicen que 2016 traerá más noticias de Disney y las mil y una secuelas que pretenden hacer sobre el producto de culto que George Lucas empezó en 1977. Bienvenidas.

3. Roque Dalton: Fusilemos la noche

“Olvidamos bien pronto el olor a pólvora de nuestra infancia…” -De Taberna y otros lugares.

Documental de la realizadora austríaca Tina Leisch. La película fue terminada en 2013, pero fue hasta 2015 que estrenó en San Salvador, España y los Estados Unidos. Tuve la oportunidad de verla a mediados del año pasado en San Juan, Puerto Rico, durante el congreso anual de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA, en inglés). El documental empieza y termina con Roque representado por un poster tamaño natural que viaja por todos los bares, apartamentos, escuelas, plazas, bajomundos, parques, burdeles… por todas las guerras y nostalgias… por todas las esquinas a las que el poeta salvadoreño dio vida antes de que a él lo matara el Ejército Revolucionario del Pueblo por órdenes del comandante Joaquín Villalobos, hoy columnista y opinador. Después de leer sus libros –Roque, lamentablemente, empieza a convertirse en la versión salvadoreña del Che de camiseta: alguien de quien es cool hablar sin realmente saber que escribió-, este documental de Leisch es acaso una de las mejores formas de conocer esas esquinas íntimas del poeta. Juega muy bien para la realizadora haber dado a su documental el tono irreverente y sin concesiones, directo, con el que Roque salpica su obra más política, aun la más íntima. Así vamos, de la mano de los personajes que conocieron y se hicieron con Roque, sus hijos, su esposa, sus amantes, sus compañeros de putas, sus colegas y los dos hombres con quienes estuvo minutos antes de que los hombres de Villalobos fueran a traerlo a una casa clandestina de San Salvador para matarlo; vamos en una montaña rusa emocional: reímos y bailamos con él en La Habana, nos atraca la nostalgia en una esquina de Praga, nos identificamos frente a una puerta de la Avenida Independencia de San Salvador, y nos indignamos mientras caminamos junto a sus hijos, Juan José y Jorge, hasta la planicie negra de El Playón donde sus asesinos lo enterraron. El hilo conductor de Tina Leisch no es, sin embargo, el asesinato del poeta o las teclas más conocidas del mito, ni siquiera su obra; es el Roque hombre, con sus debilidades y arrogancias. Sobre ese sendero de humanidad camina la realizadora, poniendo en la cotidianidad salvadoreña, que sigue hoy pareciéndose mucho a la que vivió el poeta, las resonancias universales de las letras de Dalton. Poderoso es, por ejemplo, oír a un preso recitarlo, o ver algunos de los pocos vídeos que existen de Roque hablando frente a cámara, y poderoso es, como siempre, oír aquello tan actual, tan doloroso de “los tristes más tristes del mundo”.

2. Game of Thrones


2015 trajo la quinta temporada de una de las series más premiadas de los últimos años, que es también uno de los productos audiovisuales más fascinantes que recuerdo. Esto es parte de lo que escribí sobre la serie en el especial que hicimos en Factum:

“GoT es más que eso, en parte porque es una metáfora  descarnada del poder y, por ello, mucho más cruel; …la factura de su versión televisiva ha sido capaz de crear, con certeras pinceladas visuales, personajes multidimesionales, que son, en esencia, la humanización de las bajezas comunes en las milenarias luchas por el poder, y, en con menos frecuencia, de sus noblezas”.

2016 trae la sexta temporada y, para mí, una cita ineludible con la pantalla chica.

1. Spotlight

“They say it’s just physical abuse but it’s more than that, this was spiritual abuse. You know why I went along with everything? Because priests, are supposed to be the good guys.” (Dicen que solo es abuso físico pero es mucho más que eso, es abuso espiritual. ¿Saben por qué seguí con todo esto? Porque se supone que los curas son los buenos.

—Peter Canellos, editor del Boston Globe. 

La versión cinematográfica sobre el equipo de reporteros del Boston Globe –Spotlight es el nombre de la sección de periodismo en profundidad del periódico- que descubrió y publicó los abusos cometidos por sacerdotes de la Iglesia Católica contra centenares de niños en Boston. La película, dirigida por Tom McCarthy, un virtual desconocido, tiene todo para convertirse en un clásico y terminar en el mismo panteón de títulos como “Todos los hombres del presidente” o “The Killing Fields”. Me basta con ser fanático del buen cine para listar esta película como lo mejor que vi en 2015, pero si a ello agrego que soy periodista, reportero, la identificación se me convierte en asunto de culto. Vamos a lo primero: el gran mérito de “Spotlight” es su sobriedad, su factura estética que apuesta por un tono casi documental para contar, sin aditivos innecesarios y sin más recursos que el buen uso del lenguaje cinematográfico, una de las peores atrocidades del siglo XX, la pederastia perpetrada alrededor del mundo por sacerdotes católicos y tolerada por los papas en Roma, Juan Pablo II y Benedicto XVI entre ellos. Al contar esta historia a través de los ojos de dos reporteros, un documentalista y un editor, los miembros del equipo Spotlight, el director escoge el que se supone será el punto de vista más justo y neutral, calificativos que suelen atribuirse al periodismo occidental de este tipo. Pero no, y ahí está en parte la riqueza de esta historia, los reporteros, hijos católicos todos de una de las más católicas de las ciudades estadounidenses, tienen que pasar por sus propios organismos, sus propios ascos, por su propia fe, las historias de las víctimas cuyas vidas terminan convertidas en el infierno con que los han advertido desde el púlpito debido a los abusos de los curas. El resultado es una poderosa película que, además de contar con precisión el abuso serial que ha manchado a la venerable institución fundada por Pedro –cuyo capítulo salvadoreño apenas empieza a conocerse–, navega por todas las esquinas oscuras sobre las que el escándalo echó luz, como la hipocresía de la curia estadounidense y del Vaticano, su complicidad, o sobre la displicencia con que la ciudad, incluido el mismo Boston Globe, desechó las primeras denuncias diez años antes de que la insistencia de los reporteros de Spotlight abriera la cloaca. Hay escenas bellas, simples, montadas sobre las sólidas actuaciones de un elenco de lujo que incluye a Michael Keaton, Mark Ruffalo, Rachel McAdams, Liv Schreiber y Stanley Tucci, y sobre un guión preciso que no da respiro y nos lleva por un sendero que se camina despacio, sin más trepidaciones que las producidas por la indignación creciente que supone saber que los abusadores eran esos en quienes más confiaban las víctimas: “Era un sacerdote por la gran puta, qué se supone que debía hacer yo”, dice una de ellas a una reportera de Spotlight. La película está nominada a tres Globos de Oro, a mejor película, mejor director y mejor guión.

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