Les han llamado “princesos”, apátridas, inútiles, traidores, indilgues y varios cariñitos más de semejante fineza. La mayor parte de la afición futbolera —e incluso aquellos a los que les importa un carajo el deporte más popular del país, pero que se siente capacitados para opinar de lo que sea— les ha pintado la letra escarlata en el pecho y ha lanzado un anatema contra los futbolistas que se han declarado en rebeldía si la Federación Salvadoreña de Fútbol (FESFUT) no les cumple ocho peticiones que expresaron (de manera privada) para mejorar las condiciones de trabajo. Ayer, por ejemplo, en una discusión sobre este tema en el muro de mi Facebook, un colega foto-periodista llegó al punto de llamarlos “amañadores” (sin prueba alguna) y compararlos con los pandilleros al acusarlos de ocupar el mismo modus operandi de una ladilla social: el chantaje y la extorsión.
Y pregunto: ¿acaso no se estará exagerando un poco? ¿De verdad se está haciendo un análisis justo de lo que está ocurriendo con el fútbol profesional en El Salvador o es simplemente un desahogo por tantas cosas que funcionan mal en nuestro país?
En el caso específico del fútbol, ¿no se estará cometiendo el error de enfocarse únicamente en el diagnóstico de la enfermedad terminal del paciente sin tomarse el tiempo para evaluar los motivos que lo llevaron al estado semicomatoso actual?
Esta columna no trata sobre los intereses deportivos inmediatos del simple aficionado (si la Selecta ganará, empatará o qué tan grande será el canasto en el que se traiga la goleada que recibirá en el Estadio Azteca). No, esta columna cuestiona si el juicio de los salvadoreños está enfocando realmente su desprecio hacia los verdaderos culpables del colapso actual. Esta columna no trata sobre si los futbolistas salvadoreños —a cualquier nivel— son cracks, son competitivos o si son unos simples petardos.
Esta columna busca que todos actuemos con congruencia al medir la situación actual y responder la siguiente pregunta: si sos de aquellos a los que sí les importa este deporte, ¿querés un representativo nacional de fútbol profesional o uno de fútbol amateur?
A partir de ahí nos ubicaremos en un buen punto de partida para hacer un necesario acto de conciencia de nuestros juicios…
Las exigencias
Ayer lanzaba en mi cuenta de twitter un ejercicio de encuesta situando a la gente en un panorama similar al que atraviesan los seleccionados salvadoreños:
Si le exigieran q logre buenos resultados compitiendo contra adversarios q ganan 20 veces lo suyo, ¿ud. reclamaría?
— Orus Villacorta (@orusvilla) octubre 27, 2015
La pregunta tiene trampa, porque hace una alegoría sobre la asimilación del futbolista seleccionado como alguien profesional. Incluso la quinta acepción que la Real Academia de la Lengua Española hace del adjetivo «profesional» menciona como ejemplo al fútbol, y hace referencia a lo “hecho por profesionales y no por aficionados“. Mientras que la tercera acepción menciona que un profesional es el “dicho de una persona que practica habitualmente una actividad, incluso delictiva, de la cual vive”. Es decir, la RAE excluye a los aficionados o amateurs. Añade además que el profesional vive de la actividad que practica, independientemente de si es moral o amoral, de bien común o de interés personal.
Entonces, ¿cómo debemos considerar al seleccionado nacional? ¿Profesional o amateur?
El próximo 13 de Noviembre, la selección salvadoreña de fútbol jugará en un estadio de práctica profesional, un coliseo romano que intimida a los más guapos del mundo, un recinto con capacidad para un poco más de 105 mil aficionados. Lo hará contra México, vigente campeón de la CONCACAF. Para ampliar al contexto del profesionalismo del rival, menciono el caso del director técnico Ricardo “El Tuca” Ferreti, quien meses atrás fue contratado para asumir un solo partido oficial y afrontar una sola misión: vencer a Estados Unidos y, por ende, clasificar a la próxima Copa Confederaciones de 2017. Ferreti cumplió, México ganó ese juego y la Federación Mexicana de Fútbol le premió con 500 mil dólares. Así, tal cual, un técnico que llegó como bombero, por ganar un partido oficial, se agenció un premio de medio millón de dólares.
Pues bien, a los seleccionados salvadoreños la FESFUT les exige que se pongan el traje de profesionales y asuman el desafío de puntuar —o al menos hacer un papel digno— en el juego contra México y el resto de la eliminatoria. Es decir, les otorga la misma categoría de profesionales que a sus adversarios, con las exigencias que se le hacen a un experto, a un capacitado, ¿no? Entonces, me pregunto: ¿porqué por tanto tiempo la FESFUT les ha da un trato de simples amateurs cuando los intereses corresponden al nivel local?
Dado que vivo en México, me tomé el tiempo de leer en su prensa algunos comentarios de aficionados mexicanos que recién se enteraban del desastre de preparación que El Salvador está viviendo para enfrentarlos el próximo 13 de noviembre. Al informarse de que los seleccionados salvadoreños exigían en un pliego petitorio cosas como hospedarse en un hotel de mínimo cuatro estrellas para las concentraciones, mejores viáticos o un bus para transportarse mejor, la mayoría de los aficionado mexicanos no lo podía creer.
El comentario de uno de ellos me llamó la atención. Decía así:
“Es deplorable que no les paguen viáticos y un hotel decente. ¡Ya ni la tercera división de México!”
Y es que a muchos mexicanos se les hace inconcebible y hasta ridículo que una selección mayor de fútbol profesional esté pidiendo cosas elementales como tres boletos de los juegos de local en la mejor zona del estadio para sus familiares y que, habiendo hecho su petición, su federación les conteste que no, que solo dos boletos se les puede entregar. Para ellos eso no es digno ni de su tercera división. Y, lamentablemente, esa es la imagen que internacionalmente está dando nuestro fútbol.
Entendamos que es un negocio
Sé que a muchos románticos apasionados no les gusta verlo así, pero lamentablemente el fútbol es un negocio, y a ciertos niveles —como el de las selecciones internacionales— es un negocio millonario y muy lucrativo.
Leo a muchas personas que opinan que el dinero del fútbol debería invertirse en cosas más productivas para el país, como la salud, la educación o la seguridad. Estas personas deben entender que buena parte del dinero que genera el fútbol es ajeno al control del Estado, y que incluso la administración actual del Instituto Nacional de los Deportes (INDES) decidió recortarle cuantiosamente el presupuesto a la FESFUT para el año 2015 —debido a que consideró que esta federación no posee una capacidad óptima de gestión, por ejemplo en la poca claridad en las Asociaciones Departamentales de Fútbol Asociado (ADFAS)—, dejándolo en 550 mil dólares. El resto del dinero procede de FIFA, cuyo escándalo de corrupción está ligado a la compra de votos en elecciones de sedes mundialistas y que derivan en repartos favorecedores de dinero a las distintas confederaciones del mundo. A esto debemos sumarle la inyección de dinero de otros agentes no estatales, como por ejemplo los patrocinios, la venta de derechos televisivos y las recaudaciones en taquilla de juegos oficiales y amistosos.
Créanme que esa no es poca plata.
Entonces, entendamos que el fútbol profesional es un negocio millonario en el circuito internacional y que muchos de los futbolistas —pese a tener un desastroso manejo de redes sociales— forman parte de él y entienden acerca de estas morbosas cantidades de dinero que se mueven alrededor del espectáculo que ellos ofrecen —independiente e irrelevantemente de si su show es muy alto o muy precario—. Ellos saben que, con tanto dinero circulando alrededor suyo, al menos merecen las condiciones estándares del fútbol internacional con el que se les ha pedido que compitan.
Sé que muchas personas consideran también que la cantidad de dinero que los futbolistas seleccionados salvadoreños reciben no está acorde a la realidad del país o a los resultados que ellos ofrecen. Pero ese análisis no encaja con la realidad de la competencia internacional, esa misma a la que se les ha exigido que se inserten. Si se desea competir contra los profesionales, la FESFUT debe generar las condiciones mínimas para la práctica profesional, no la amateur.
Algunos otros incluso opinan que sí están de acuerdo en concederle las peticiones a los seleccionados en rebeldía, pero solo después de que ofrezcan resultados positivos. Y yo pregunto: ¿quién extorsionaría o a quién entonces? ¿Qué otra federación de fútbol en el mundo trabaja con base a un futuro lleno de promesas y un presente repleto de precariedades?
Por otra parte, si usted es de los que utiliza como ejemplo de “orgullo patrio” al desamparo en el que se manejan “los cangrejitos” de la Selección de Fútbol Playa —un maltrato que debería avergonzar a los federativos—, entonces lo que está haciendo es fomentar la perpetuidad de ese abandono. Si usted entiende que quejarse está mal y que, por el contrario, admitir el maltrato es lo correcto, pues entonces le invito a que revalúe sus juicios.
Este próximo 31 de octubre se celebra en El Salvador el Día del Sindicalista. Muchas personas destacan la labor sindical de miles de salvadoreños que por años han luchado y han exigido mejores condiciones de trabajo amparados en la huelga como una manifestación válida de presión ante la explotación y el abuso. ¿Porqué la doble moral de muchos salvadoreños hace que a los futbolistas que han exigido mejores condiciones de trabajo se les vea ahora como parias? ¿Sólo porqué es fútbol y usted no lo considera como algo serio? O quizás sea por la amargura de ver cómo estos jugadores acceden a remuneraciones económicas que usted considera injustas para alguien que desempeña algo tan poco relevante como una práctica deportiva.
Si usted razona así, entonces permítame decirle que vive de espaldas al negocio del fútbol y sus reglas de mercado. El mundo es así, aunque no quiera creerlo o no le guste. Solo este año, Lionel Messi recibirá 65 millones de euros por darle de patadas a un balón y usted contribuye con una ínfima parte de ello desde el mismo momento en que paga por verlo jugar, desde la comodidad del televisor de su casa o del chupadero de turno.
Interesante ironía, ¿no cree usted?
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6 Responses to “La Selecta y la ironía del Día del Sindicalista”
Felicidades por esta columna informativa . y apoyemos a los jugadores. No nos dejemos engañar . abran sus ojos.
No es justo ni correcto lo que hace la federación nacional de El Salvador con los jugadores. Es por ello que mi apoyo es 100% a favor del jugador. La exigencias son grandes y el apoyo debe de ser igual. Hoy están ellos mañana estarán otros. Su lucha es para que el fútbol salvadoreño avance y mejore y si el país los apoya lo lograran. Para eso se neceaita que sea destituida la actual dirigencia y se nombren personas capaces y comprometidos con el deporte, que sean conocedores del medio. Que se otorgue más presupuesto y que intervenga el gobierno de forma sería y en base a ley. Es indigno y decepcionante ver como estos federativos avergüenzan al país a nivel mundia. Yo desconozco la manera profesional y legal de actuar contra estos dirigentes. Es por eso que pido ayuda a través de este medio para que se pueda destituir a esta federación. Gobierno de El Salvador S.O.S ayuda por favor.
Interesante la nota sobre las criticas a los seleccionados de fútbol que se han atrevido a demandar mejores condiciones laborales. Me parece que los seleccionados tienen razón. Ellos son la mano de obra barata, igual que muchos trabajadores/as del país que crean la riqueza con su actividad, pero que apenas les queda para ir a trabajar al día siguiente. Con su trabajo y sacrificio progresan otros, principalmente los propietarios de los lugares donde trabajan, pero no ellos como creadores de la riqueza. Así ocurre con los futbolistas, seleccionados o no seleccionados, dan el espectáculo pero las ganancias nunca son para ellos.
Con lo que no estoy totalemente de acuerdo es la definición de doble moral que el autor de la nota reserva para las personas que aprueban la huelga que los/las trabajadoras con sus sindicatos utilizan para protestar entre otras cosas por mejorar sus condiciones de trabajo. El autor de la nota tendría razón solamente para aquellas personas que ahora califican de parias a los seleccionados y por otro lado, gritan vivas al sindicato cuando hace huelga. Pero sabe el autor cuantos de ellos han emitido su opinión contradictoria en este ? Creo que no lo sabe y por lo tanto no resulta adecuado mezclar ambos hechos. Creo que debe usarse otra situación para contrastarla con la rebeldía de los futbolistas.
Esto es una cortina de humo de la querida FESFUT.Porqué entonces se hizo tan público si fue algo tratado en privado? Ha sido una manera de desviar la atención y acusar a nuestra Selecta. De la misma manera como saltamos al escuchar las exigencias de los seleccionados asi deberiamos de exigir la renuncia de las Ratas corruptas de las FESFUT que por años han robado millones de dólares a nuestro querido deporte. Cuanto creen, ustedes los que critican, se embolsa la Federación por cada jueguito que juega la Selecta en Los Angeles, Houston o Washington? Se los garantizo que no es cinco de yuca sino preguntenle a la Federación Mexicana de Futbol que el 95% de los juegos amistodos los hace en su vecino del Norte, porqué sera?. O sea que a nuestro querido futbol y seleccionados les dejan migajas y una miseria comparado a lo que se embolsan en cada amistoso. Es tiempo que nos manifestemos como pais en contra de esa lacra de señores de la FESFUT si queremos ver a nuestra Selecta de nuevo en un Mundial de Futbol, yo por lo menos quiero verlos una vez mas antes de morir. Hagamolo por el futuro de nuestro futbol y de sus futuros seleccionados.
Les están pidiendo a jóvenes que crecieron en la miseria, desnutrición, violencia, que se sientan orgullosos de vestir la bandera del país que nunca los auxilió, y que ganen partidos estando mal entrenados, pesimamente pagados y con futuros inciertos para que no se deteriore aún más nuestra ya inexistente autoestima. Algo aquí no suena justo.
Estoy de acuerdo con quién escribe este comentario, siempre, desde hace 20 años he pensado igual. Lo felicito por tener el valor de decir la cruda realidad, Permitir que se les trate como a los de la selección de playa es seguir en la mediocridad…..o si no, mejor no participar, lo que sucede es que se quieren enriquecer a costa de otros. “mal de muchos ….consuelo de tontos”