La puta y el galán

Cuando una de mis primas estaba embarazada por segunda vez y supo que iba a tener un niño me dijo una frase que nunca voy a olvidar: “Al fin podré educar a un hombre del que las mujeres no puedan quejarse”… palabras más o menos; entendí lo que estaba sintiendo.

Ser mamá de un niño debería implicar criar a un futuro novio, esposo, padre y suegro de manera que ese hombre marque una diferencia significativa en esta olla de prejuicios y machismo donde hervimos todos los días. Un hombre que no se refiera a la mujer como objeto, que no ofenda su integridad con tal de demostrar su argumento, que no insulte para hacerse notar, cuya realización como hombre no venga de disminuir los éxitos de su pareja, que no levante mano y, por supuesto, que baje la bendita tapa del inodoro.

Lo mismo con las niñas: enseñarles que su autoestima no depende de una pareja, que su estado civil nunca debería de ser una limitante, que la casa se lleva entre dos, que no se consiguen parejas adelantando embarazos, que ser femenina no quita lo independiente, no desprestigiar a otras mujeres, y que su lucha contra prejuicios retrógrados nunca va a terminar porque, lamentablemente, su reputación siempre será un tiro al blanco.

Y eso es lo que no logro entender todavía: a estas alturas de la historia seguimos usando como argumento de insulto la palabra ‘puta’ para aquellas mujeres que nos caen mal, que ganan más que nosotros, que son más centro de atención, que no tienen miedo de decir “no” cuando lo sienten: puta. El gran insulto de nuestro siglo que a veces tiene que ver con la sexualidad y a veces no.

En fin, todo este rollo me hizo recordar a dos personajes de series de TV, Samantha Jones y Charlie Harper, para tratar de entender qué nos pasa cuando pensamos que alguien es ‘puta’:

Analicemos:

Kim Cattrall es Samantha Jones en "Sex and the city".

Kim Cattrall es Samantha Jones en “Sex and the city”.

charlie sheen

Charlie-Sheen-drinking

Charlie Sheen es Charlie Harper en “Two and a half men”.

No es una competencia de cuál personaje ficticio es mejor o peor. El punto es este: no hay necesidad de competir en cantidad de moral ni calidad de principios. Los guionistas de estas series, y de otras similares como ‘Friends’ y del personaje de Joe en esa serie, nos presentaron estos libertinos como una opción de diálogos libres de escrúpulos. ¿Quién de esos dos personajes es más sobrado en su vida?, y esa libertad ¿necesariamente lo hace promiscuo? ¿Es más o menos puta Samantha que Charlie o son iguales?.

Cuando escucho a alguien que se refiere a ella como “la puta de Sex and de City”, imagino que su doble estándar no le dejó entender que es ella quien mejor critica a la sociedad. Las otras tres mujeres de la serie, las amigas de Samantha, representan roles muy establecidos; pero Samantha va y viene mezclando un poco de los demás. Como todas.

Seguro que la misma persona que habla con desprecio de la protagonista de “Sex” habrá llorado cuando Sheen renunció a ‘Two and a half men’ porque “sin Charlie ya no era lo mismo”.

¿Qué hace que dos personajes similares sean interpretados de forma tan diferente? ¿por qué ella es una regalada y él tiene una vida envidiable? La vida sexual de las personas no determina su moral ni qué tan útil es a la sociedad. La moral es tan personal que no es medible. Intentemos madurar nuestra sexualidad para no usar la ajena como argumento vacío.

 

 

 

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