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“Queremos dar la posibilidad de imaginar o recrear a través de sonidos”

Tres nicaragüenses usan el rock y el jazz como vehículo para explorar sus mentes y buscar los pasos perdidos de su identidad. A pesar de su madurez artística, ninguno pasa de los 30 años. Los tres pilotos de la nave llamada Nemi Pipali son: Bruno Cortina (composición/guitarra/voz), de 23 años; Michael Cortina (batería), de 27 años; y Evenor González (bajo), de 24 años.

Foto y video FACTUM/Gerson Nájera


Nemi Pipali ofrece experimentos sonoros y pretende que el escucha tenga un papel activo. Su primer material discográfico lleva por nombre “Crece” (2016). Recientemente estuvieron en plena promoción del álbum en El Salvador y aprovechamos para hablar con ellos acerca de sus ideas musicales, así como también de sus planes y de su percepción de la escena artística de Centroamérica.


¿Cómo describirían a Nemi Pipali?

Bruno: En cuanto etiquetar la música que hacemos, hemos aprendido con el tiempo que preferimos que nuestros fans decidan qué género llamarle. Pero creo que lo más conveniente, por donde anda la idea, es rock experimental. Básicamente. Ya que dentro del rock mezclamos ritmos latinoamericanos con armonías un poco dentro del jazz y eso. En cuanto a las líricas, hay una conexión directa con la música, que es tratar de hacer pensar un  poquito a nuestros fans, ya sea con la armonía o la melodía o con el mensaje que queremos decir. Las líricas están totalmente conectadas con el nombre de la banda. Este disco por eso es bien conceptual, creo yo. Es como la filosofía de vivir el presente. Dentro de eso va la libertad del pensamiento, el factor del tiempo, cómo nos influye. Estar abiertos a nuevas posibilidades, tanto de pensamiento como de vida. No hay tanto material lírico en las canciones por lo mismo, porque queremos darle a nuestros fans la posibilidad de imaginarse o recrear a través de los sonidos una historia o bien una expresión o una emoción. Entonces, siempre digo que la división entre lírica e instrumental está 30 % y 70 %. Por ahí anda. Hay unas letras que son bien cortas, como la del “Enano cabezón”, que básicamente es una pregunta que se explica bastante con el video que se hizo. Mientras que hay otras canciones, como “Tantos planetas” o “Sol verde”, que tienen más material lírico. Realmente, tratamos de usar la música y los sonidos como si pudieran ser letras. Sacar un poco de lo convencional la estructura de la canción, tratar de sugerir algo distinto.

¿Podrías ampliar lo dicho sobre el nombre del grupo?

Bruno: Sí. Nemi Pipali son dos vocablos en el idioma náhuatl. Realmente, en el momento que formamos la banda, estábamos teniendo una tormenta de ideas y buscamos un diccionario en Internet y encontramos estas dos palabras que unidas sonaban… Realmente es divertido  el nombre, porque mucha gente cuando lo escucha lo primero que nos dice es: “¡Ah! ¿Cómo?”.

Entonces  Nemi significa «vivir» y Pipali «el tiempo presente». Hacen el juego de palabras: “vivir el presente”.

Michael: Se podría mencionar que en ese entonces ya íbamos con la filosofía de crear música. Y a la hora de crear música tenés que irte con lo mejor que tenés en el momento. Así como en la vida. Hoy en día cada vez es menos, porque vivimos a través de nuestros celulares, de todo lo que sea.

Bruno: Es una forma de pensar, exacto, no tanto de vivir, porque no estamos bajo ninguna creencia especifica ni nada. Más bien, el hecho de que siempre es ya, siempre es hoy, siempre es ahorita. Si te ponés a pensar, el pasado y el futuro no existen. El presente es lo que hay.

Michael: Nos podemos poner muy metafísicos con esto… Ja, ja.

Bruno: Física cuántica… Ja, ja.

Desde el nombre de la banda es palpable que ustedes tienen una búsqueda de la identidad. ¿Por qué usan el jazz y el rock como base de esta exploración?

Bruno: En gran parte es porque fue con lo que crecimos, del lado nuestro, siendo hermanos. 

Michael: Creo que los tres crecimos con rock.

Bruno: Entonces el rock, siendo jóvenes… Montón de influencias que escuchamos; y por el lado del jazz, también… Y siendo nicaragüenses, crecimos todo el tiempo con la música folclórica del país; y también escuchando otros géneros de toda Latinoamérica, con ritmos que naturalmente nos daban la posibilidad de venir y alterarlos, mezclarlos con lo otro y también probar nuevas formas de armonizar. Incluso de estructuras, porque si te fijás, las canciones típicamente tradicionales y de música popular tienen: intro, verso, puente, coro, verso, puente, coro. Entonces, yo creo que inconscientemente tratamos de contar una historia o un pequeño cuento; o expresar, no solo a través de las letras. En la actualidad es difícil venir y no mezclar. Mantener puro un género es posible, pero no es lo que buscábamos. Siempre queremos buscar nuevas fórmulas, mezclar nuevos ritmos, distintas armonías, distintas estructuras y usar eso como un soporte donde puede ir un mensaje lírico o no.

Ya hablaron un poco de esto, pero me gustaría volver al punto de la lírica. Al escuchar el disco parece que la voz es un recurso más. No está como lo principal en la jerarquía de la canción. ¿Por qué lo decidieron de esta manera?

Bruno: Recuerdo que fue bien natural. Recuerdo que para “Sol verde” estábamos haciendo una canción y Michael tarareó una melodía… Y teniendo una melodía, incluso… Yo creo que las letras (en nuestro caso) primero nacen con la melodía y después se escribía algo. Comenzamos a unir la melodía con el fraseo de las letras. Pero realmente no fue algo premeditado. Fue algo que fluyó y así salió.

Michael: Puedo agregar a eso que somos grandes fanáticos de la música instrumental. Grandes. Yo soy malísimo con las líricas. No se me quedan las letras; se me queda la melodía, la energía de la canción. Teniendo eso en cuenta, nosotros queríamos ser lo más prolíficos a la hora de tocar. En el performance, llegar a un nivel pulcro, lo que cualquier instrumentalista quiere llegar a hacer y creo que tiene mucho que ver. Si te mencionamos nuestras influencias, verás que en muchas de ellas ni siquiera hay letra. No es como que estábamos tratando de hacerlo. Fue algo muy natural porque es lo que veníamos escuchando. En la samba no hay letra, pero podés bailar toda la noche con eso. Contrario de eso tenés otros artistas como Phil Collins que todo es la letra; o Bob Dylan; o Bob Marley. Que para ellos la letra es el mensaje. Para otras personas es diferente, como en el jazz, con Miles Davis y John Coltrane, que hablaban con su instrumento. De eso se trata, de hablar con el instrumento y crear algo que podamos transmitir.

¿Cómo ven el espectro artístico de su país? En específico, el de la música.

Bruno: Cada vez hay más bandas, lo cual es muy bueno. Cada vez hay más oportunidades. Cada vez la tecnología es la herramienta que más se usa. ¿Y qué te puedo decir? Hay bastantes bandas, más de las que… Si me pongo a contar, se me quedan bastantes. Realmente, hay bastante música y para nosotros crecer ya desde hace cinco años ha sido una aventura, al igual que compartir con otras bandas, ya que no solo nos hemos enfocado en un proyecto. Porque eso es algo que es bien natural allá en Nicaragua. Vos ves que hay una banda y los integrantes de esa banda también tocan en otra banda y eso, pues, es interesante porque de cierta manera se forman círculos en la escena. Ciertas bandas que se complementan más que otras. Lo bonito es que hay variedad y hay bastante talento.

Y ahora, al inicio de esta década, han venido surgiendo varias bandas. Nemi Pipali se fundó a finales de 2011 y realmente no es fácil hacer lo que hacemos, en el aspecto general. No solo para nosotros, sino para todas las bandas. El reto mayor es el financiamiento para poder seguir creando de manera sostenible. Hay bastante música en Nicaragua, lo que hace falta –siento yo– para que se pueda desarrollar de esa manera es tener más apoyo cultural.

Michael: Políticamente hablando, pues, podríamos estar mucho peor. Las bandas que estuvieron antes que nosotros, hace 15, 20 años, ellos sí la vieron bien peluda. Pero yo invito a todas las bandas centroamericanas que vayan a Nicaragua. Hay de dónde agarrar. Los locales están surgiendo cada vez más. Pero sí, podría estar peor.

Bruno: En cuanto a los locales, yo no creo que exista un lugar específicamente hecho para las bandas nacionales. Y no solo te hablo de la escena musical de las bandas de rock, porque no es solo rock. Fijate que hay música que es más como folk-pop. Hay otras bandas que se meten más con el reggae, el ska; bandas metaleras, también. Están surgiendo bandas de jazz, también. Lo bueno es que hay variedad. Si no hubiera variedad, ese sería un problema.

Michael: La misma necesidad, la misma limitación, hace que salgan artistas hasta debajo de las rocas. Es increíble, realmente. Si vos te vas a hacer un análisis allá, podés hacer una tesis muy buena.

Bruno: Hay bastante motivación por hacer música original y eso es muy alegre, pues. También hay bandas que se enfocan en hacer covers, pero todo es cuestión de balancear.

El año pasado sacaron su primer disco, “Crece”. ¿Cuál es el concepto del álbum?

Bruno: Nos costó casi tres años hacerlo y tiene bastante historia nuestra. Fu tanto tiempo que nos tomó hacerlo, que hay bastante sentimiento. Todo el proceso, realmente, se hizo bastante largo. Hubo obstáculos y conceptualmente reunimos a través de las canciones y las letras esa idea que la podés ver en el árbol que está en la portada, que con todo y obstáculos y falta de apoyo, realmente sí, uno puede crecer. Es el primer disco y estamos creciendo poco a poco, pero ahí vamos. Es un disco bien conceptual en ese aspecto, porque abarca el nombre de la banda como las mismas canciones… En parte sugerimos a nuestros fans la idea de que realmente nunca hay un límite, tanto como para crear música como para pensar. De eso se trata el concepto del disco. Realmente, un disco se hace en tres meses. Bueno, depende de dónde. Pero generalmente un disco se hace en un lapso de tiempo nada que ver con tres años. Con otras condiciones.

Fue un proceso que, con los obstáculos que tuvimos, no importa que nos pudo haber detenido, los logramos superar y logramos hacer el disco.

¿Están satisfechos con este disco?

Bruno: Sí.

Michael: Los oyentes también.

En la portada me llamó mucho la atención que sean raíces de árbol. Yo lo relaciona con la etapa inicial de algo. ¿Cuándo veremos el resto del árbol de Nemi Pipali?

Bruno: En parte esa es la sugerencia que tenemos en nuestro producto, como banda, porque lo bonito de la imaginación es que podés agarrar para cualquier lado. Tu interpretación es tuya y solo tuya. Realmente el disco, viéndolo a estas alturas… las canciones de este disco surgieron libres, muy natural. En parte, la portada no muestra el árbol completo, en sí, por eso mismo, porque queremos permitirle, darle el chance a nuestros fans, de que puedan completar con su imaginación lo que pueda hacer falta.

Michael: También podés ver hasta dónde llegan las raíces.

Bruno: Las raíces son una parte del árbol, son los fundamentos. Las raíces sostienen al árbol y permiten que el árbol se alimente, cuando se adentran en la tierra. 

Michael: Nos estamos poniendo metafísicos de nuevo…

Bruno: Sí… Es que jugamos con esos conceptos. Y realmente le damos el tiempo para pensarlo y darle un sentido que le pueda ofrecer esa libertad de interpretación a nuestros fans. No nos gusta ser muy concretos ni muy directos. El arte no tiene porqué ser así siempre.

Es la segunda vez que visitan el país. ¿Creen que es importante el intercambio entre bandas de Centroamérica?

Evenor: Es súper importante. O sea, en primera instancia, por ser países centroamericanos. O sea, eso como encasillarlo en una perspectiva en la que nos tenemos que dividir de alguna forma… Que los de América del Norte; que los de América del sur; que los de Centroamérica; que los de Europa. Todos somos humanos, todos vivimos en el mismo hoyo, en la misma tierra, en la misma agua. Ya que inevitablemente tenemos fronteras, cruzarlas con hermanos centroamericanos es súper importante. Despejamos la mente, tener otras cosas que ver, otras personas con que hablar, otros músicos, otras influencias y ahí se da el intercambio. No necesariamente hablar con roqueros como nosotros, sino conocer otra gente. Y eso influye mucho en cómo suena la música para nosotros. La influencia es súper importante y el intercambio lo considero inevitable y nosotros lo aprovechamos muy bien. Siempre que venimos a El Salvador nos hacen sentir como en casa.

¿Qué opinan de las bandas salvadoreñas con las que han tenido la oportunidad de compartir?

Bruno: Con Manyula Dance Club, que fue con quienes compartimos el año pasado, realmente nos gustó la propuesta. Esta vez es con The Anders Project, que también es buena. Y la banda que fue a Nicaragua, Clarence, es un proyecto muy interesante. Nos encantaría compartir con más bandas. De hecho, de acá y de otros lugares del mundo.

Michael: Noto que están bien modernizados con la onda. Meten bastante electrónica. De hecho, me acuerdo que había un par de DJ que le hacían huevos también ese día (en la primera presentación en El Salvador). Y nos gustaría venir más de cuatro días y ver realmente cómo está la escena. Yo sé que aquí hay un submundo que todavía no hemos conocido, al igual que en Nicaragua. Y eso nos alienta a seguir viniendo.

¿Cuál es el siguiente paso de Nemi Pipali?

Bruno: Ahorita, muy pronto, esperamos sacar el segundo sencillo de nuestro primer disco que vamos a preparar. Ahorita nos hemos enfocado en tratar de tocar lo más que podamos, tanto en nuestro país como ahorita acá, porque lo importante es tocar en vivo y poder llevarle la música a los lugares más recónditos. No importa a dónde, pero hacerlo. Y también la meta de seguir produciendo material visual, que es bien importante en la actualidad. Y seguir creando, seguir componiendo, buscar nuevos sonidos, no quedarnos con lo que tenemos. Realmente no hay límites. Queremos tratar de llegar a Costa Rica pronto… Honduras ya lo tenemos planificado.   

Michael: Estados Unidos… ¿Por qué no? Todo está ahí. Yo sé que Manyula fue hace poco a Nueva York.

Bruno: Entonces eso. Queremos proyectarnos, seguirnos proyectando y seguir creando.