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“En el ejercicio del poder cada tres pasos hay una traición”

Mauricio López Bonilla, ex ministro de Gobernación de Guatemala, está acusado de narcotráfico y Estados Unidos solicita su extradición. El jueves 20 de julio llegó al tribunal para conocer, de voz del fiscal, la acusación de la Corte de Columbia. La investigación reveló que, entre 2010 y 2015, aceptó dinero de organizaciones dedicadas al tráfico de droga, incluyendo el cartel los Zetas, a cambio de utilizar sus influencias y autoridad para facilitar las operaciones. El exfuncionario, preso desde junio de 2016, niega las acusaciones y asegura estar arrepentido de haber “confiado demasiado”. 

Foto FACTUM/Sandra Sebastián


López Bonilla se puso de pie ante tribunal y lanzó su defensa:  “Yo rechazo, señores juzgadores, tajantemente, ante Dios rechazo tajantemente, no he sido nunca ni el pato, ni el arquitecto, ni el ingeniero, ni el patriarca, ni el patrón, de ninguna organización criminal. Nunca tuve, ni he tenido el contacto, ni personal ni a través de chats ni de correos electrónicos, ni tercerizados, con alguna persona que haya tenido relaciones con el narcotráfico, precisamente conspirando para facilitarles trasiego. Nunca di ninguna orden para colocar personal en alguna comisaría”.

Al exministro se le imputa el cargo de conspiración para distribuir cinco kilogramos o más de cocaína con conocimiento de que sería importada a los Estados Unidos.

Además, se le acusa de proveer información a estas organizaciones sobre operativos, ordenar a oficiales de la Policía Nacional Civil guatemalteca escoltar cargamentos de cocaína y reasignar al personal policial. Estados Unidos utilizó para su acusación la declaración de tres testigos: 1, 2 y 3, de quienes habría recibido un millón 500 mil dólares a cambio de protección, evitar capturas e información sobre procesos judiciales.

López Bonilla, un coronel retirado, se encuentra en prisión desde junio de 2016, imputado en el caso Cooptación del Estado, acusado de contribuir con $455 mil destinados a comprar un helicóptero, una casa de playa y un yate para el entonces presidente Otto Pérez Molina, con quien guarda prisión en la cárcel Mariscal Zabala. En estos meses, fue también involucrado de otros casos de corrupción, que tendría que purgar antes de su posible extradición.

El exministro habla en esta entrevista de Marjorie Chacón, presumiblemente uno de los testigos protegidos de Estados Unidos que lo acusó, y de sus relaciones y rencores con los narcotraficantes Jairo Orellana, capo de los Zetas en Guatemala; Eduardo (Guayo) Villatoro Cano; o Walter Montejo, alias el Zope. También habló de Byron Lima, enemigo público de Bonilla, quien fue asesinado en la cárcel de máxima seguridad Pavoncito y quien lo acusó en varias ocasiones de querer asesinarle.

López Bonilla durante la audiencia el pasado 20 de julio. Foto FACTUM/Carol Gamazo

¿Por qué Estados Unidos solicita su extradición?

Es una pregunta que yo mismo me hago. Con evidencia, antes de Mauricio López y después de Mauricio López, ninguno va a hacer lo que yo hice. Toda una reforma muy profunda del sistema de seguridad para aumentar las capacidades en la lucha contra el crimen organizado y, en este caso, contra el narcotráfico. ¿Por qué? No es que naciera de una necesidad nacional. A la población le abruman las extorsiones, los secuestros, los robos, los homicidios. Pero, a final de cuentas, estamos en el área de influencia de los círculos de seguridad, bajo el nuevo concepto planteado por Estados Unidos. Y, por decirlo de alguna manera, la potencia es la potencia. Si uno no contribuye, hay una espada de Damocles encima, y eso se llama desertificación. Pasó en tiempo de Alfonso Portillo. De esa cuenta se decidió construir una contraparte formal e institucional, para que hubiera un trabajo de lucha ordenada contra el crimen organizado.

Pero a usted lo acusan de haber utilizado la institucionalidad para favorecer el traslado de droga por Guatemala. De haber cobrado a los narcotraficantes por protegerles y respaldarles con patrullas.

Si se analiza a fondo la estructura y su funcionamiento hay demasiados cruces, no solo del Ministerio de Gobernación. Nadie toma en cuenta que en el MP (Ministerio Público) hay una fiscalía especial que se llama Unilat (Unidad Especializada en contra de Organizaciones Criminales de Narcotráfico y Lavado de Dinero), con la que la DEA trabaja todos sus temas. Aparte de eso, el despliegue de agentes y de informantes que tiene la DEA en toda la región. Entonces, pasar de noche en ese entramado es sumamente difícil. Si hubieran tenido una sola información mía ni siquiera me hubieran permitido ser ministro.

Pero si usted dice o hace énfasis de que la DEA estaba al tanto de todo o de que nada se podría haber hecho sin que ellos estuvieran enterados, si ellos tenían sospechas en contra suya, ¿por qué esperaron este tiempo?

Cuando empezamos nuestro trabajo primero fui con la autoridad política, en este caso el embajador, Arnold Chacón, y le dije: “esta es mi idea, hacer un viceministerio, y crear una subdirección”, y me dijo “magnifico, muy bien”. De ahí, trabajamos para la DEA, y el señor director de la DEA llegaba a desayunar conmigo a donde yo vivía. Tomaba café conmigo. Y todos sus requerimientos se los atendí siempre. Hay mucho trabajo de campo que se hace en conjunto. Pero esa es una cosa, y otra lo que puedan decir los mismos narcotraficantes a la hora de sus procesos judiciales. Porque, para discutir sobre sus condenas, solo tienen que aceptar responsabilidad, sapear a medio mundo, y compartir utilidades. Ese es el sistema creado. Y, si, dentro de eso, todavía pueden pasarle factura a la cabeza de un Gobierno, lo van a hacer.

La acusación dice que usted proveía de seguridad a los narcotraficantes o a sus cargamentos y despejaba las rutas.

En Guatemala, cuento con los dedos de la mano la gente que sabe de verdad sobre el tema de narcotráfico. Hablan del cartel de Zacapa, del cartel de… En Guatemala no hay carteles, nunca ha habido carteles, aquí hay bandas de trasegadores de droga. Aquí están los que les lavaban, aquí están los que trasiegan, ahora se llevaron a… pasa lo mismo en cualquier lugar, en la medida que se llevan a los líderes, baja el nivel y, los analfabetas, que solo saben matar, son los que suben. Y empiezan a pelearse. Y se fragmenta todo. En el marco de todo eso, no sé lo que pudieron haber dicho allá. Pero de lo que sí estoy seguro es de que no hay nada de campo que me pudiera involucrar a mí.

Pero supuestamente hay audios, de los micrófonos que tenía Marjorie Chacón en su salón, cuando ya estaba colaborando con Estados Unidos, según los cuales hablaron de recibir dinero a cambio de protección. Esa sí podría ser una prueba bastante clara.

Si, así como puede acusar a alguien, puede exculparlo de algo. Por eso es que no puede haber juicio de valor, porque todo es un supuesto. Y a mí me gusta mucho utilizar aquel verso de Ramón de Campoamor que dice que “en este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal del que se mira”. Entonces, yo, en este momento, no sé ni quién porque dicen testigo uno dos y tres.

¿Quiénes cree pueden ser estos tres testigos? Jairo Orellana, Marjorie Chacón…

No voy a hablar sobre posibilidades. Porque ahí estamos hablando de un tema, en donde una decisión, con participación, no solo de autoridad nacional ¿sí? Estamos hablando de preservar la vida de esa señora  (Marjorie Chacón, a quien López Bonilla proveyó de seguridad), que era un objetivo de alta importancia para ellos. Y que, entonces, si hubiera una posibilidad en ese sentido, pues diría: “qué raro”, porque ella no podría decir algo mío, más que darme las gracias, porque gracias a mí y a la decisión que hubo en este momento está… y hay una serie de informaciones que se supone que contribuyen a los temas de justicia que Estados Unidos persigue, entonces sin saber no voy a especular.

Usted proveyó seguridad a Marjorie Chacón oficialmente por un requerimiento de la DEA, ¿Por qué Marjorie era tan importante para la DEA para que Gobernación le diera seguridad?

Para ellos fue objetivo de interés, porque tenían mucha información sobre el lavado de dinero que ella hacía. En este caso no era solo tema de narcotráfico. Había muchas situaciones allí.

¿Habría empresarios o políticos vinculados con el lavado de dinero?

Ese era un tema muy especial del que prefiero no hablar. El caso está sellado allá, pero en el momento que se abra todo eso… creo que hay mucho que decir.

¿Se siente traicionado por Estados Unidos después del apoyo como ministro a la DEA?

Esto no es nada nuevo. Cuando estudié Ciencias Políticas aprendí que las potencias no tienen amigos, tienen intereses. Entonces, esperar lealtad a un paisito como Guatemala, tan pequeñito, tan necesitado de migajas internacionales, y con tan poca autoestima… No puede esperar sentirse socio de un gigantón.

¿Se arrepiente de algo de su gestión como ministro?

Sí, hay muchas cosas que uno dice… tal vez no me arrepiento de decisiones tomadas, me arrepiento de actitudes. Una actitud, que es nefasta, es confiar demasiado. Confiar en que todo el mundo está en la misma sintonía. Que tiene el mismo concepto de responsabilidad. Pero, si no, tampoco se mueve nada. No se puede centralizar todo. En el ejercicio del poder, cada tres pasos hay una traición, cada cuatro hay una hipocresía y cada cinco una perfidia. Hay tantas cosas que pueden ocurrir; es un escenario en el que es muy difícil navegar solo.

¿Usted qué cree que originó el inicio del tsunami? ¿Fue Estados Unidos? ¿Fue un trabajo técnico de la CICIG?

Mire, a cualquiera que le den un pan medio masticado, como el que se les dio, llega a estas conclusiones. Si esto hubiera ocurrido en cualquier otro Gobierno, bajo las mismas condiciones, hubiera pasado más de alguna cosa. Cuando dicen que hay que investigar aduanas ¿Quién se lo dice a quién? El comisionado se lo dice a Otto Pérez, en una reunión, y Otto Pérez y dice: “bueno, a mí me parece”. ¿si la gente está totalmente enterada de que está ocurriendo en algunos lugares…? Eso se llama un tiro en el pie.

Los conflictos con Byron Lima

El otro gran tema es el de Byron Lima. Cuando lo metieron en Matamoros, él lo acusó de querer asesinarle. ¿Por qué Byron Lima lo acusaría de su posible asesinato?

Nunca lo dije tan públicamente, pero nunca hice nada en contra de Byron Lima. Como ministro, hubiera podido hacer muchas cosas, por todas las cuestiones negativas que pasaron con él. Había una imagen de que en Pavoncito todo era orden, disciplina, y todo lo demás. Pero estoy seguro de que, si hubieran pasado una encuesta a todo el mundo, iba a haber algunos que estaban de acuerdo, y otros que no. Yo le puedo decir, con absoluta solvencia, que no tengo ni rencor en mi corazón, ni deseo de venganza contra nadie, ni le voy a echar la culpa a nadie por lo que me pasa a mí.

En este video Lima habla sobre su relación con López Bonilla.

Byron Lima hablaba de usted con demasiado rencor. Le acusaba de tumbador, de comunista.

Yo de Byron Lima puedo decir, siempre lo dije, nunca fui su amigo. Una sola vez en la vida lo vi personalmente: fue antes de que lo capturaran. Siempre tuve el concepto de que era muy difícil, 99 por ciento, que él tuviera que ver en la muerte de monseñor Gerardi. Que fue víctima de las circunstancias, por alguna de las imprudencias que pudo cometer. Que era un buen oficial, pero estando aquí adentro mucha gente opta por amoldarse al sistema. Él lo que hizo fue sobrevivir. Por poco lo matan en el preventivo de la zona 18. Yo no tenía ningún motivo, ni razón, para hacer algo en contra de él. Yo no tenía ningún motivo, más que protegerme de que fuera a haber algún problema en donde me vincularan con él. Decía: “nos comunicábamos secretamente”, ¿cómo?

Parece que hay algo más.

Yo creo que, uno: Le arruiné uno de sus principales negocios internos -las extorsiones- y yo no me metí en muchas cosas del sistema penitenciario. Si yo hubiera sido complaciente con sus cosas, hubieran pedido antejuicio en mi contra cuando cayeron los demás. Yo me mantuve con la advertencia de Francisco D´ Allanesse, jefe de la Cicig, (que) me dijo, “estamos entrevistándolo (a Byron Lima), Él dice que es su amigo”.  “Yo no soy su amigo, nunca he tenido una relación con él, nunca, nunca, nunca”, (le dije). Y jamás asumí ningún compromiso. Lo que pasa es que aquí le saltan a uno por todos los lados, ¿verdad?

Aparte de Byron Lima estaban Jairo Orellana, Eduardo Villatoro Cano (alias Guayo Cano) y Walter Montejo Mérida (alias El Zope). Ellos también lo odiaban. ¿Qué problema tuvo con El Zope?

Cuando lo capturaron, a él se lo llevaron a zona 18, lo dejaron allá –hasta que él aceptó irse a Matamoros pagando (según un reportaje de Insight Crimen, Montejo dijo que, cuando se negó a pagar, lo desnudaron, lo golpearon y torturaron). Cuando me llegó a mí la información, fui a Matamoros, el 13 de diciembre de 2012. Fui a hablar, les dije: “señores, yo sé que tienen un problema particular, no es mi intención hacerlo más grande, y mucho menos meterme con ustedes, ya están aquí presos, sé que ha pasado esto, que los han extorsionado, y es Byron Lima, y lo hizo en mi nombre”.

¿Pero cómo Lima podía hacerlo? Usted dice que llegó en 2012 y Lima estuvo en Matamoros en 2013.

Eso fue en 2012, Lima estaba en Pavoncito, que de ahí no lo sacaba nadie, fue cuando usted dijo “Nadie puede contra Byron Lima” (para referirse a un artículo publicada por Sofía Menchú en septiembre de 2013).

Si estaba en Pavoncito ¿cómo podía él cobrar hasta allá en Matamoros?

Porque tenía quienes lo hicieran.

Pero ¿era esa, su estructura del sistema, con Edy Fisher, Camargo?

Yo digo que por ahí estaba parte del tema, porque cuando yo fui, comprometí al director del Sistema, porque yo no tenía otra forma de hacerlo, Luis Alberto González Pérez. Entonces les dije a los que estaban ahí, Overdick, el Zope y todos esos: “Lo hago responsable de que esto no vuelva a ocurrir, aquí frente a ustedes. Porque yo vengo a decirles a ustedes que yo no tengo nada que ver en este tema”. Entonces, eh… ese es un momento. El otro momento es cuando la CICIG lo captura, mejor dicho, ya lo saca de Pavoncito, que es cuando caen Camargo y todos ellos, por lo de los traslados. Y entonces, ¿a dónde lo mandan?

A Matamoros.

A Matamoros, y ahí se va a juntar con los narcos que habíamos capturado.

¿Que no lo querían a usted?

Así es.

López Bonilla a su salida de la audiencia el pasado 20 de julio. Foto FACTUM/Sandra Sebastián

Jairo Orellana, Guayo Cano, otros enemigos peligrosos

 ¿Será que Byron Lima, cuando se fue a juntar con ellos en Matamoros, los convenció, a algunos de ellos, a Jairo Orellana, a Guayo Cano para que hablaran contra usted?

Podría ser, podría ser, porque él decía -imita su tono-   “Él se tiene que ir, extraditado“. ¿De dónde decía él eso? Porque ya me habían pasado la información a mí: “Jairo Orellana, él, han platicado muchísimo”. Después llegó Guayo Cano, igual Guayo Cano.

¿Se acuerda cuando sacaron ese audio, cuando Byron recién se había muerto? Donde aparece Guayo Cano, donde lo acusan de haber participado en un tumbe en Villa Canales. (En este audio filtrado participan Guayo Cano, Julio Álvarez, guardaespaldas de Jairo Orellana, y Víctor Orellana Cardona, fiscal auxiliar del departamento antinarcóticos del MP)

 Sí -imita las voces- “pero ¿era Bonilla?, Bonilla era ¿verdad? ¿Él era?” Imagínese que yo fuera aparecer en un operativo de allanamiento, jamás. Si todo eso era Ministerio Público, ¿eh? Hay muchas cosas que caen solas por su peso, si les pusiéramos un poquito más de atención. Pero ¿quién es Mauricio López Bonilla para que le pongan tanta atención a un hecho determinado?

Pero en el caso de Guayo y Jairo, que eran los otros dos que aparentemente le tenían odio, ¿Cuál era su relación, por qué le hacían estas acusaciones?

 Le voy a decir un error que cometí, y que lo lamento. En muchas conferencias fui muy duro cuando me expresé. En el caso de Guayo Cano, a mí me impactó mucho lo que fuimos a ver en el terreno. A él le gustaba una muchachita y: ‘venga pa’ ca mija’. Después metimos una unidad para explorar el impacto de la presencia de Guayo Cano, y su familia, y sus secuaces, en el área; era un impacto social tremendo. Él no cayó, aunque se sabía que tenía vínculos con narcotráfico. Guayo Cano, en aquella incursión en Agua Zarca, se ganó su reputación. Dicen que peleó muy bien. En su captura, dimos una conferencia de prensa, con la fiscal general, yo fui particularmente muy duro. Y dije en algún momento, “estos animales, porque no son seres humanos, con perdón de los animales”. Fui muy duro, después me dijeron ‘vos ¿cómo un ministro dice eso? Ahí los golpeaste muy duro”.

Sé que Guayo Cano estaba muy molesto con usted, porque usted siempre estuvo enterado del tumbe por los policías, que eran justamente los policías de Salcajá los que le habían robado.

Él tenía que buscar una excusa sobre este tema. Pero yo creo que, si algún caso está claro, es el tema de Guayo Cano. Él estaba vinculado a temas de narcotráfico, habían pasado muchas cosas ahí. Y hubiera pasado de noche, porque él tenía una red de alerta. El día que se publique realmente como fue todo el tema de Guayo Cano, esa sí es una operación increíble. Todo lo que se hizo. Él tenía un sistema de alerta muy grande, pero vulneró su… cuando uno vulnera ciertos códigos de seguridad… y eso que ellos se vuelven demasiado quisquillosos, ¿verdad? Él lo vulneró desde el momento… Él, ahora, le dice a la gente, en confianza: ‘si yo no hubiera hecho eso, me mata a mí mi jefe mexicano’. Y como los mexicanos… eso sí, allá, ya saben ustedes como se manejan todo ese tipo de cosas.

¿Y qué tendría en su contra Jairo Orellana? (Según publicaciones, López Bonilla favoreció a Jairo Orellana. De hecho, cinco días después de que López Bonilla renunciara de su cargo como Ministro de Gobernación, un operativo entró en su celda y le desbarató sus comodidades y un mes después fue extraditado).

Cuando fue el atentado contra Jairo Orellana en zona 15, solo había habido una publicación en ese momento. No sonaba. Yo dije ‘ese señor es un tumbador de droga de Honduras, fue del operativo de… y de ahí, y de allá y, además, es un asesino’. Entonces fue cuando me mandó mi advertencia con un abogado, que dejara de hablar de él, porque él no tenía nada, ni en el MP, ni en la DEA. Y que yo lo que estaba haciendo era poner en peligro su vida, por decir que él estaba tumbando droga de Honduras. Y que, si no me callaba, él iba a tomar acción en mi contra. Y yo le pregunté qué acción. Eso, sí, no me lo dijo el abogado. Y le dije: ‘dígale que yo sigo siendo ministro y no me va a intimidar’.

López Bonilla durante la audiencia el pasado 20 de julio. Foto FACTUM/Carol Gamazo

Y en el tema de su apoyo a Jairo, él aseguraba que lo llamó por teléfono para reclamarle por su captura y que se mensajeaban. ¿Tuvo usted en algún momento comunicación con Jairo?

En ningún momento. Nunca lo conocí personalmente, la única vez que lo vi, fue cuando lo vi pasar ahí capturado, igual que a Guayo Cano. Pero, de ahí, jamás tuve una comunicación. Y, como digo yo, en medio de estas cosas, uno no sabe hasta dónde, porque me ocurrió en más de una ocasión, que me llamaron para preguntarme: “Mire, ministro, aquí está fulano de tal, un asesor, que viene por unos vehículos que dice que se le ordenó, que autorizó”. “¿Vehículos?, yo no he autorizado nada. Entonces, de ninguna manera”, toda la relación con policía, con la gente, se hacía a través de los viceministros, para eso estaban. Esto salía porque realmente toda la situación, cómo se manejó en diferentes momentos, y estos casos en específico que estamos hablando, por qué tanto odio. Yo creo que me lo gané, si yo hubiera pasado más de noche, y hubiera dicho: “A ver, sí, viceministro de antinarcóticos, informe sobre eso”,

Pues por eso es que me preguntaba, cual era todo el odio, y si Byron tuvo que ver con…

Sí, él tuvo que ver en los empujones, para decir, “va vos y ustedes pueden…”, pero como les decía, el tema aquí es… esas eran posiciones.

Pero si vamos sumando a+b+c, los narcotraficantes le acusan, Estados Unidos pide su extradición, Marjorie.

Si vamos sumando a+b+c, usted me decía antes ‘es que usted en todo aparece’. Ese fue el problema, ser demasiado protagónico en muchas cosas.

Entre los sobrenombres que le daba Estados Unidos estaba “el arquitecto”, como si usted hubiera dibujado el plano.

Ese es un tema interesante, porque en el lenguaje que viene de los tiempos de conspiración y contra conspiración, de la guerra, las profesiones como el ingeniero, el arquitecto, el hombre son muy comunes, y el patrón, esas cuatro absolutamente en comunicaciones. En cualquier cosa, la gente dice “fíjese, que el arquitecto dice tal cosa”, ¿Qué arquitecto?, va, no hay nada de arquitecto. Es demasiado común, eso se ha utilizado desde los momentos de la guerra, fíjese que el arquitecto tal cosa, el ingeniero tal cosa, “el hombre está molesto”, eso es muy campesino, el hombre, o el patrón, entonces, no es por así decírselo un sinónimo distintivo.

Como Don Damián…

No don Damián, porque esa fue una…Damián sí es un pseudónimo de combate, que fue cuando fue la infiltración en el área guerrillera, ¿verdad?

¿Cómo fue esa infiltración?

Esta entrevista es de coyuntura, eso para otro día.