1624 Vistas |  Like

“Después de algunos años me dije… ‘No me quiero morir sin volver a tocar con estos locos’…”

Él es el único caifán que nunca antes ha visitado El Salvador. Pocos lo saben, pero Caifanes –quizás la banda más importante en la historia del rock mexicano– sí ya ha estado antes en el más pequeño de los países centroamericanos. El asunto es que cuando llegaron (1994), fue solamente como el trío que subsistía en la etapa del disco “El nervio del volcán”, y lo hicieron solo como promoción en radios y televisión, sin conciertos… Ahí estuvo Saúl Hernández (cantante), Alfonso André (baterista), Alejandro Marcovich (guitarrista). Y años después, ya con la banda Jaguares, Sabo Romo también vio su pasaporte sellado con el triángulo equilátero, el gorro frigio y la cordillera de cinco volcanes.

Pero él no.

Diego Herrera, el tecladista, el saxofonista, el productor… El caifán original.

Él nunca ha estado en El Salvador y lo hará hasta este próximo 11 de Septiembre, cuando por primera vez una banda nombrada Caifanes ofrezca un concierto bajo esta insignia en el país donde la gente está matándose porque se muere.

A continuación una larga (pero muy amena) conversación con un miembro fundador de la banda que hizo historia antes de que nadie les olvidara…


 

Arranquemos con la gestación de Caifanes. Tengo entendido que todo comienza –hace casi 30 años atrás– con unas chavas con las que Saúl y vos andaban, unas chavas con las que tronaron, pero que hicieron que a partir de ahí decidieran juntarse a hacer música. ¿Podrías contarme un poco sobre aquello?

Mira. Pues sí. Soy muy malo para recordar las fechas, pero esto debe ser entre el 86-87 o por ahí. Tendría que comenzar hablando de Gerardo Batiz, que era un músico de aquellos años y amigo en común. Nosotros seguido estábamos ensayando en su casa y yo veía llegar a este tipo (Saúl) que siempre llegaba con los pelos parados. Esa fue mi  primera referencia. Él le rentaba un equipo de sonido a Gerardo, así que las primeras veces que lo vi fue ahí. Y una noche, había un bar gay acá en México (DF) que se llamaba “El nueve”, en donde los jueves era ‘buga’, pues, no era gay, así que podía entrar cualquiera. Entonces un jueves yo llegué ahí con una novia que tenía y ahí estaba Saúl con otra chava. Y entre ellas se conocían, así que se echaron a platicar entre ellas y yo me puse a platicar con Saúl. Y él, aunque todavía tenía algunos conciertos con ‘Las insólitas (imágenes de Aurora)’, pues estaba recién separándose de esa banda. Y pues ocurrió aquello de: ‘Oye, pues yo tengo un teclado… Pues yo tengo una grabadora… Y yo tengo una guitarra… Y yo tengo unas rolas…. Pues yo tengo otras”. Y bueno, pues “vamos a juntarnos y a ver qué sale, ¿no?”. Y así nos nació hacer algo. Entonces nuestra idea inicial era irnos a España, porque decíamos que en México no había mercado ni gente como para escuchar esto, ¿no? Entonces empezamos a juntar canciones. Unas de él, otras mías, otras de otro cuate. Y pues dijimos: “vamos a grabar un buen demo. Veamos cómo le podemos hacer para grabar un buen demo y con eso nos vamos a España y buscamos chamba allá”.

Y a eso nos dedicamos. Grabamos… Entonces no estaba Alfonso (André), ya estaba Sabo (Romo), que aparece en escena. Empezamos a hacer los demos de las canciones, a ver cómo le hacíamos. Aparece  un buen amigo –Juan Manuel Aceves–, que era ingeniero de sonido en un estudio grande. En aquella época no había… Bueno, no había muchas cosas, ¿no? Pero si querías grabar, tenías que ir a un estudio grande, pagar mucho dinero (la hora y tal). No se podían hacer las cosas como ahora, que hasta con un iPhone sales de la bronca, ¿no? Entonces, bueno, pues este cuate trabajaba en el estudio, que tenía unas horas muertas. Digamos que de doce de la noche a 6:00 de la mañana. Entonces se lo prestaban a él en esas horas, así que íbamos toda la noche. Empezamos a grabar echando mano de muchos amigos. Ahí grabó la batería otro cuate que no fue Alfonso, grabó Santiago Ojeda algunas guitarras en estos demos; y Saúl me dijo entonces “yo conozco un bajista muy bueno. Se llama Sabo Romo”. Entonces lo jalamos. “Órale, pues tráetelo”. Y grabamos estos demos que por ahí andan circulando todavía. Ahí los produjimos realmente a nuestro gusto y como nosotros quisimos. Y bueno, pues estaban estos demos por ahí rolando y llegaron a una estación de radio. Un día íbamos en mi coche –yo tenía un vochito, un volkswagen chiquitito– e íbamos por el norte de la ciudad con Saúl y de repente sale nuestra canción por la radio… “Y no manches! ¿Qué  es esto?”.

Y por esos días nos sale también un ofrecimiento para que hiciéramos un concierto en Rockotitlán –que era un lugar chiquito que se dedicaba al rock en México DF–. Entonces, cuando se nos ofreció la fecha, pues tuvimos que formar la banda. Ya se nos empezó a diluir un poco la historia de ir a España. Entonces, en esa primera tocada fue Alfonso (André) a vernos. Y dijo: “No, pues me encanta. Está buenísima la onda. Yo quiero entrar”. Ahí fue que se incorporó y también nos abandonaron otros músicos que teníamos por ahí, cada quien por sus razones se fue… Y acabamos en cuarteto, ¿no? Sabo, Alfonso, Saúl y yo. Así fue como empezamos a tocar y a hacer cosas, pero sobre todo a tocar… que ahora, curiosamente, el mundo se ha vuelto así otra vez. Ya los discos importan poco o representan poco. La idea, más bien, es ver a la banda en vivo. Entonces esa fue una de las grande etapas del grupo, cuando empezamos a tener disco, a tener cierta fama que fuimos construyendo con no sé cuántas tocadas… 200, 300 tocadas en la espalda. Entonces eso ayudó mucho a la banda, que sonaba desde mucho antes de grabar, ¿no?

Saludo de Diego Herrera (Caifanes) a El Salvador from Revista Factum on Vimeo.

Me llama la atención eso que mencionás acerca de esa canción que escucharon por primera vez en la radio. Y me gustaría saber también cuál fue la primera canción que comenzaron a componer juntos…

Hijole. Eso (último) no sé… Recuerdo que llegamos y Saúl me enseñó un puñado de canciones… Varias… Y fue un poco así como de feeling… Me acuerdo que estábamos como trabajando en tratar de colaborar el uno con el otro, ¿no? Poner tu parte en la canción de él o poner su parte en mi canción. Entonces era como (detectar) la primera que se te brincaba. Algo como: “ahh… ya se me ocurrió algo para esta”. Yo creo que la (primera) que sonó fue “Mátenme porque me muero“.  Ese demo tenía (las canciones) “Será por eso”, “Amanece”, “Mátenme porque me muero” y “Nada”. Eran dos de Saúl y dos mías, pues. Pero era más bien así como ver las rolas y decir: “Ahh… Eso está padre. Échamela otra vez, ¿no?”. Y empezábamos así como a proponer cosas. Ese es un proceso muy enriquecedor de repente, cuando eres compositor, porque estás encerrado tú y haciendo tu cosa y pensándola de una manera. Y ya le has dado mil vueltas cuando la muestras. Entonces viene una cabeza fresca de fuera y pone su parte, ¿me entiendes? Que es un acercamiento pues completamente diferente al que tú le hubieras dado, ¿no? Porque es otra cabeza. Entonces es bien interesante, como compositor. Y así nos íbamos… Así nos fuimos, haciendo los demos estos. Pero eran esas cuatro rolas y yo creo que la que estaba sonando era “Mátenme”…

Hay una creencia popular que dice que el inicio de Caifanes estuvo influenciado por The Cure, tanto musical como visualmente. ¿Realmente fue así? ¿O qué tipo de rock escuchaban y los influía en aquel entonces?

Mira, es muy difícil de definir. Yo te lo digo ahora. No sé, a lo mejor si me hubieras entrevistado hace 30 años te hubiera contestado otra cosa, pero creo que uno va mamando cosas, va consumiendo y escuchando historias. Y luego no sabes cómo revierten en lo que estás escribiendo, ¿no? Sí, por supuesto que escuchábamos a The Cure y había una parte también del look que nos gustaba mucho, ¿no? Pero había muchas otras cosas. Estaba Roxy Music, estaba Brian Eno, estaba… ¡Hasta U2! De repente con el “Joshua Tree”… A mi no me gusta mucho esa banda, pero ese disco me parece un gran disco. De repente XTC escuchábamos también… A mí se me abrió un horizonte nuevo al conocer a Saúl, porque yo venía de tocar jazz y salsa. Era otra historia, ¿no? Y en esas épocas los jazzeros ninguneábamos a los roqueros por utilizar tan pocos acordes y por ser tan poco virtuosos en un momento dado en la música, ¿no? Yo no soy ningún virtuoso, por cierto… pero ya sabes, uno es así, las ínfulas que tiene uno de adolescente. Entonces, pues sí, escuchar lo que él escuchaba y abrirme como a ese espacio fue muy interesante. Y a la vez el acercamiento más armónico y diferente, mío, viniendo del jazz, también fue una mezcla afortunada, ¿no?

 

Me tomé el tiempo de revisar los créditos de los discos de Caifanes en los que participaste. Me gustaría que hicieras el ejercicio de contar la historia de algunas canciones en las que tu composición fue decisiva. Comienzo por la rola “Amanece”…

Mira, “Amanece” se ha convertido como en un himno de la banda. Y de alguna manera reflejaba… Digo… Había partes de la letra que no eran como son… Y reflejaba un poquito… Con lo que nos estábamos topando en esa época, ¿no? Como toparte con pared y querer hacer cosas más grandes y querer que tu música sea escuchada y no lograrlo, pues… O no encontrar lo que tu piensas que vas a encontrar… Porque al final lo logramos, ¿no? Pero tenía que ver con eso. Tenía que ver con que la banda fue formada con ganas de hacer música, no con ganas de hacer ninguna otra cosa. Y cada quien teníamos nuestros trabajos. Yo conducía un programa de televisión en esas épocas y de ahí sacaba lana. Y luego hacíamos playbacks con diferentes bandas. Pero el chiste era que lo que hiciéramos con Caifanes fuera de Caifanes, que fuera nuestro y nosotros fuéramos nuestros propios censores, productores… Entonces tiene que ver con eso. El coro de “nunca nadie nos podrá parar. Solo muertos nos podrán callar” pues tiene que ver con esas ganar de hacerlo. O sea, no me importa si sueno o no sueno; si tengo que tocar en hoyos fonkis o puedo tocar en el Estadio Azteca, ¿me entiendes? Voy a seguir haciéndolo porque es una necesidad. 

Otra composición 100% tuya es “Nada”, una de las canciones más oscuras de ese primer disco.

Sí, “Nada” es un truene con una chava, pues… Entró ahí (en el disco), ¿me entiendes? Tiene mucha onda… Pues, no sé… Yo estaba (clavado) con (Peter) Gabriel a tope en ese momento. No la canción original, pero los demos tienen una parte cantada como africanosa… Es una parte como étnica que en ese momento me gustaba mucho, pues… Yo también toqué salsa muchos años. Toqué en el Bar León, que es un bar que está ahí en el Zócalo de la Ciudad de México. Años, ¿no?  Entonces venía más de esa parte más afroantillana y esa onda, ¿no? Siempre me gustó poder mezclar… Básicamente esa es la onda de esas dos rolas. Y las que siguen, pues, son co-autorías de estar jugando en el ensayo, de hacer una figura, ¿me entiendes? Entonces el otro se monta, y al otro se le ocurre una melodía porque el otro se montó y porque tu figura le sugirió no sé qué… O alguien llegaba con la idea de un verso, pero hacía falta el coro, pues entre todos lo generábamos, lo gestábamos, ¿no? Entonces, básicamente es eso. (Canciones como) “Detrás de ti”, “Metamorféame”… Yo creo que “Tortuga”… Ya no me acuerdo, pero hay varias.

 

¿Qué puedes decirme sobre “Tortuga”, una de las canciones más queridas por los fans más fieles de Caifanes?

¿”Tortuga”? Es una canción… A mí me gusta mucho, pero la verdad es como el patito feo, un poquito, yo creo, porque no nos sale bien en vivo. No la tocamos. Lo hemos intentado varias veces y como que no. Hay veces que las cosas fluyen y creo (esa es mi visión particular… No sé que piensen los demás) que es una muy bonita canción, que tienen un ambiente muy padre, ¿no? Y no me acuerdo cómo surgió, pero la idea original es de Saúl, con la letra y todo esto. De ahí nos fuimos montando. No sé si Alejandro o yo empezamos con un riff, este que lleva la canción… ¡O no me acuerdo cómo fue! Pero te digo, es una canción que hemos tocado muy poco en vivo, ahora en esta estos cuatro años y medio que llevamos juntos otra vez…

Es quizás muy compleja en percusiones, ¿no?

No, no te creas. No es difícil tocarla. Pero hay cosas que amarran y hay cosas que no amarran. El arte es caprichoso, ¿me entiendes? Y esa es de las canciones que… ¿Cómo te diré? Uno lo siente… Igual para afuera suena muy bien, pues, porque todos estamos tocando las cosas que debemos de tocar, y todo estamos tocando los acordes correctos y las notas correctas. No es ese el problema. Es una cuestión de feeling, una cuestión de sensación, ¿no? De sentir que está fluyendo la canción.. ¿Sí o no? Entonces está un poquito abandonada esa pobre… Por eso mismo.

Hablemos un poco sobre “Piedra”

“Piedra”… Una rola que en su momento causó mucho rollo. Por la letra, por un lado; y por otro lado porque se nos ocurrió meter al final a esta banda de metales, que fue una cosa complicadísima de hacer, técnicamente, porque no había las cosas que hay ahora. Eso ahora lo metes en una laptop y en menos de un minuto tienes la velocidad que quieres y la afinación que quieres en el tempo… ¿Me entiendes? Todo armado. En ese momento fue una cosa muy complicada. Ese disco lo produjimos con Adrian Belew, de King Crimson. Él tiene su carrera como solista también, pero igual me acuerdo que fue una cosa muy compleja, y quisimos que grabara él también, que hiciera el solo de la canción. Queríamos verlo tocar y ver sus efectos, pero nos corrió del estudio (sonríe). Es tarde nos dijo: “OK. Esta tarde toca hacer el solo de ‘Piedra’. Se pueden ir a descansar”… (y nosotros dijimos) “¡No! ¡Adrian! ¡Queremos ver”. Y él: “No, no, no. Mañana se los enseño”. Vaya… Así que nos tuvimos que ir y hasta el día siguiente lo escuchamos. ¡Y wow! ¡Qué padre! ¿No?  Y de la letra te puede hablar más Saúl, al respecto. Pero sí, habla de las drogas, de la adicción y de la cadena que puede ser la cocaína en un momento dado, ¿no?

 

Una de las canciones en las que más adquirís protagonismo como instrumentista y donde más se nota esa escuela de salsa y de ritmos tropicales que traías es “La negra tomasa”. Esta canción fue bastante criticada por quienes seguían a la banda y la miraron como una traición al rock. ¿Cómo lo ves ahora? Tantos años después…

Mira, en su momento nos costó trabajo porque fue una canción que… Yo tocaba con Tania Libertad en esas épocas y un día invité a Saúl. Escuchó la rola y entonces a los días en el ensayo me dijo: “¿Cómo era?”. Así y no sé qué… Y bueno, hicimos una versión muy particular. De hecho no tiene nada que ver –o tiene muy poco que ver, (quizás) la letra es la misma– con la melodía de la rola original. Fue una adaptación completamente libre… Y no queríamos grabarla nosotros, pero la gente de la disquera dijo: “No, hombre. Ahí estamos viendo un hit enorme. Ahí hay una canción, ¿no?”. Entonces quisimos hacerla solita, no incluirla dentro de un disco, sino grabarla por separado. Entonces nos dijeron: “Bueno, pues entonces ahí les va tiempo de estudio”. Vaya. Fuimos y grabamos “La negra” y “El ojo de venado”, para que saliera en un vinil de un lado “La negra” con sus dos versiones y en el otro “El ojo de venado”, si no me equivoco, así era el sencillo. Y bueno, pues, no queríamos incluirla en un disco. La usábamos como una rúbrica para empezar, de repente, y cerrar los turnos en que tocábamos, porque en esas épocas se acostumbraba a tocar por turnos. Es como cuando vas a un bar y toca la banda de salsa y toca 45 minutos y descansa unos 15. O a lo mejor viene otra banda y luego regresa la banda primera. Entonces la usábamos como una rúbrica. Pero dijimos: “la queremos grabar”. Bueno, pues la grabamos, pero aparte, solita. Y fue lo que hicimos. Pero después nos costó trabajo regresar a lo que éramos, a la esencia de la banda, porque sí fue… no diría que un resbalón, pero una desviación de lo que hacíamos, y nos gustaba. Ya que insisten en que la grabemos, pues, la grabamos. Total…

Vinilo del primer disco de Caifanes y del sencillo de "La negra tomasa". Foto de Orus Villacorta.

Vinilo del primer disco de Caifanes y del sencillo de “La negra tomasa”. Foto de Orus Villacorta.

Y fue un exito…

¡Un exitazo! Entonces sí, representaba parte de lo que era la banda, y sin embargo no era la banda. Entonces, te digo, nos costó trabajo regresar. La gente llegaba pensando que iba a tener una noche de cumbia, salsa, guaracha o guaguancó, ¿me entiendes? ¡Pues no! Es una banda bastante oscura, de repente, que tocaba de repente una cumbia por ahí, ¿no?… Entonces nos costó trabajo regresar a lo que realmente éramos. “Regresar” en términos de lo que la gente estaba esperando escuchar. Y sin embargo fue algo muy afortunado para la banda porque salimos de nuestro nicho natural, ¿no? Ya no estábamos encasillados nada más en la parte del rock, sino que pudimos abrirnos a otros géneros y eso, pues, nos ayudó mucho.

 

Siempre haciendo memoria sobre aquel primer disco, se sabe que Gustavo Cerati grabó la guitarra de “La bestia humana”. ¿Cómo recuerdas aquello? Ustedes se convirtieron en la banda (de rock) más importante en México y Soda Stereo hizo lo mismo en Argentina. ¿Cómo se veían ustedes mismos? Ambos grupos llevaban por entonces el look de The Cure y ambos iban arrancando…

Pues mirá. Yo sigo pensando que estamos bendecidos completamente y mucho de lo que ha pasado y sigue pasando en nuestras vidas es un regalo. En ese momento, pues, eso era. Unos chavos que estudiábamos música como podíamos, porque la escuela… Ninguno pasó por la escuela. Si no me equivoco, a ver si no me regañan mis compañeros, pero estoy casi seguro que nadie pasó por la escuela de música. Lo hicimos en la calle todos, ¿no? Por supuesto que estudiando y aprendiendo, pero muy didácticamente, ¿no? Y bueno, en ese momento, pues de repente llegó una disquera y nos dice: “Pues lo que necesitan ustedes es comprar un cierto equipo. Entonces les vamos a dar este dinero y uno de ustedes se va a Nueva York y se trae guitarras, se trae amplificadores”… ¡Era como la gloria! ¡No manches! He soñado con tener ese sinte toda la vida y resulta que ahora lo voy a poder tener y usarlo, ¿no? Entonces era como un gran regalo y (nos dicen) “vamos a grabar en un estudio. Viene un productor de Argentina”. ¿No? Que fue Cachorro López. Era como una gloria, un gran regalo, que como músico te surja eso y te suceda algo así. En ese momento era muy complicado, como sigue siendo ahora. Ahora tal vez por una sobre-oferta o no sé. Pero en ese momento, que una disquera te echara el ojo a ti y dijera ‘le entro’, y le invirtiera, lo meta a la radio… Era una cosa muy complicada. Y bueno, pues poder vivir de lo que te gusta hacer. Era un gran regalo. Y bueno pues, Gustavo (Cerati) y Charly (Alberti) que fue los que fueron a la grabación, porque estábamos en ese momento grabando con Cachorro (que era amigo de ellos)… Y ellos hicieron un par de fechas en México, pero andaban libres en ese día y cayeron al estudio… ¿Y cómo los veíamos? Pues como colegas, ¿me entiendes? Nosotros no teníamos mucha idea de si ellos ya eran una banda grande o no. Después nos dimos cuenta, después de haber grabado eso. Estábamos apenas saliendo de la nada. Teníamos ya ese par de canciones sonando en la radio, pero a un nivel bastante independiente y este disco se veía algo así como la carta de presentación de la banda a un nivel más amplio, ¿no? Entonces, pues sí, buenísima onda. ¡Después nos dimos cuenta! ¡Después nos enteramos! Que Soda… pues estaba cañón, que Gustavo era un genio… Y después ya hubo el “mano a mano”, Soda y Caifanes en el Palacio (de los Deportes). En fin, hicimos varias cosas juntos.

Y esa participación, te digo, el cuate (Gustavo) tocaba guitarra bestialmente. (Nosotros) estábamos como cuarteto. (Alejandro) Marcovich no estaba en la banda todavía. Entonces, pues llegó y grabó esas guitarras voladoras que grabó en “La bestia”… ¡Alucinante! Y Charly llegó y nos prestó unas tarolas y unos tambores, para grabar las batacas… Entones, te digo, fue algo que enriqueció la rola bien padre, y después de eso fue que nos dimos cuenta del tamaño de Gustavo, ¿no?

 

Voy a pegar un brinco hacia el presente: Saúl, Alfonso, Sabo, vos y hasta Marcovich han publicado discos en proyectos como solistas. He visto que en algunas entrevistas has hablado sobre la posibilidad latente de que Caifanes grabe nueva música (ya como la banda unida, como el cuarteto que son de nuevo) y con la actualización de lo que saben ahora. ¿Cómo ves las cosas?

Pues bien, muy prometedoras, a la vez. Y por otro lado, pues somos los que somos ahorita y lo que hacemos ahora es lo que hacemos, ¿me entiendes? Entonces , de repente (hay) como mucha expectativa de lo que podamos hacer y vamos a hacer lo que sabemos hacer… Hay muy buenas posibilidades… De hecho ya estamos en ello. No es que haya posibilidades, ¡ya estamos trabajando en eso! No sabemos… Ahora ha cambiado mucho la historia, también. Puedes sacar treinta segundos de música y se masifica, ¿no? Entonces, no sé. Vamos a ver. Estamos evaluando canciones, estamos trabajando un poco y esperamos tener cosas pronto. No sé cuántas, no sé si un disco entero, no sé si cuatro rolas, no sé si dos, ¿no? Pero esto es como un noviazgo. Estuvimos separados muchos años, ¿me entiendes? Crecimos. Cada quien por su lado y, entonces, es una cuestión como de mucha confianza y mucha intimidad. La primera prueba de intimidad era tocar juntos y ver si la magia existía o no. Y eso sucedió hace cuatro años, con aquel Vive Latino, donde por primera vez tocamos juntos otra vez, después de quince años. Yo lo veo de esa manera. Para mi, esa primera prueba, ese primer acercamiento (en el que) nos comprometimos a hacer solamente dos tocadas, nada más. Cuando nos dijeron: “Mira, hay la posibilidad de reunirse”. OK, vamos a hacer Vive Latino y Coachella, el festival en Estados Unidos. Hagamos esos dos y veamos cómo nos sentimos, y si todo va bien, pues nos embarcamos a más, pero de pronto hagamos solo esas dos, ¿no? Y es como esta parte de cada vez ir dando más y sintiéndote mejor… Y el proceso de composición es como muy íntimo, de mucho respeto, de mucha apertura… Es como mostrarte, mostrar el alma ahí, ¿no? Y en nuestra vida a veces aprendemos que cuando mostramos el alma nos dan chingadazos… Entonces, nos cuesta trabajo hacerlo. Este es un poco eso. Nos ha llevado tiempo reconocernos otra vez, reencontrarnos, vernos, ¿no? Y creo que estamos listos para este siguiente paso. Es entrar más íntimamente a ver qué trae cada quien, y qué quiere decir y cómo nos conjuntamos en el sonido de la banda.

 

A mediados de los ochenta, cuando apenas comenzaban a juntarse para escribir las canciones que los terminaría convirtiendo en celebridades y referentes del rock, ustedes aún desconocían muchas cosas sobre cómo hacer discos. Había mucha inexperiencia y aún así hicieron esas canciones tan exitosas a lo largo de toda su carrera. Ahora ya cuentan con una tremenda experiencia  que les han dado los años. No sé si ha habido cierto miedo de meterse a un estudio, ahora que cada uno ha agarrado su propia escuela y su propio camino y pudiera darse un choque de opiniones o de maneras de trabajar, luego de que han pasado separados por tanto tiempo.

Pues eso… Sí… De alguna manera, sí. Yo te puedo hablar de mi, de lo que me pasó con “Música en silencio”, por ejemplo, que es un disco que hice yo. A mi me costaba mucho trabajo. Me costó mucho trabajo. Lo tuve listo tiempo antes de sacarlo a la luz y me costó mucho trabajo por lo mismo que te hablaba hace rato, porque es como mostrarte. Es un disco que, no sé si lo has escuchado, pero es un disco muy sencillo, musicalmente. Entonces hay estos fantasmas que uno tiene en la cabeza, de que “yo soy el tecladista de Caifanes”, entonces tendría que hacer una cosa súper sofisticada, y con metales y cuerdas… Y pues no, ¿me entiendes? Lo que me está naciendo hacer son estas tres notitas, ¿no? Y yo creo que lo difícil en la vida es regresar al corazón, al final… Esas rolas de las que tú hablabas al principio están hechas con el corazón. Son rolas hechas con el corazón. Y todo lo demás se aprende, todo lo demás tiene que ver con el ego, y con la fama, que no te lleva a ningún lado creativamente, ¿me entiendes? Sí, te da una holgura, podría ser económicamente, para ponerte a crear, pero creo que se trata de regresar al origen, regresar al corazón, regresar a componer las cosas desde las vísceras y no tanto con la experiencia de querer hacer una canción que sea un súper hit, ¿no? Hay muchas formas de hacer música, pero yo creo que el hallazgo puede ser precisamente el input de cada uno de los de la banda y ver cómo podemos llevar las cosas.

Ahora he estado trabajando con unos chavos jóvenes. Se llaman Los Surfistas del Sistema. Y bueno, su forma de encarar la música y su forma de acercase a mí me sorprende enormemente y me da mucho que aprender, ¿me entiendes? Después de tantos años de estar haciendo música, pensando en como yo la hago, en como yo la hecho, en como yo he aprendido. Entonces… Todos somos maestros, todos somos alumnos. Y vamos a ver pa’ dónde. Pues sí, de repente dices: “¿Cómo le vamos a hacer? ¿Qué vamos a hacer?”. Pues hagamos lo que sabemos hacer y hagámoslo desde el corazón. ¿Más? No podemos hacer. Si le gusta a la gente, bueno, pues ojalá. Esa es una posición muy egoísta, pero por lo menos uno duerme tranquilo con lo que hizo, ¿me entiendes?. Y me parece importante hacerte caso a ti mismo, en muchos sentidos de la vida, no nada más en el creativo.

Buscando aclarar todos los rumores que por mucho tiempo han existido entre los fans de la banda, me gustaría saber qué pasó en 1993. ¿Porqué primero Sabo y luego tú decidieron abandonar el barco? ¿Qué problema puede hacer que alguien abandone algo tan grande como Caifanes?

Las vísceras, básicamente.  En ese momento yo no estaba a gusto con lo que estaba pasando. Estaba un poco saturado de tanta gira y tanto movimiento. Necesitaba un break. Y estaba yo bastante cerca a Sabo (Romo). Entonces fue una decisión en conjunto, más o menos. Nada más que yo me quedé todavía a hacer una gira en Estados Unidos, porque era un poco más complejo sustituir mis partes y tal… ¿no? Yo decidí hacer todavía esa gira en Estados Unidos y luego me salí. Pero básicamente era eso. Yo no estaba a gusto con lo que estaba pasando, con cómo estaba pasando… ¡Ya! Me cansé un poco, ¿no? Son de esas decisiones que tomas más visceralmente que racionalmente. “¿Cómo es posible? ¡Cuando la banda está en su máximo apogeo!”. Pues así es esto, ¿no? Y mira a dónde llegamos ahora… Yo después de algunos años me dije: “No me quiero morir sin volver a tocar con estos locos”. Porque la conjunción que hay ahí, la energía que se ha juntado ahí es muy especial, tan especial que logró lo que logró, ¿no? Entonces yo me moría de ganas de hacerlo, y bueno, pues ya… ¡Otorgado fue!

Me llama la atención la respuesta que me das sobre las vísceras, porque lo leo como si hubieras tomado una decisión de la que quizás luego te arrepentiste…

No tanto, no tanto. Yo creo que era la decisión que había que tomar en ese momento.  Sí, a lo mejor alguna vez pensé: “¡Chiin! ¿Porqué lo hice? Pero no… Realmente no, ¿ehh? Creo que en su momento estuvo bien y era lo que tenía que pasar, pues a mi modo de ver. Y por eso tomé esa decisión. Entonces dije… Bueno, ya… pero no, no tiene que ver con arrepentimiento. Tiene que ver con hacerte caso más. A veces no hay que pensar tanto las cosas, a veces hay que guiarse más por este sistema primitivo que tenemos en el cerebro, de vibra, de sensación. Eso lo tenemos todos, como todos los animales, y lo tenemos muy olvidado, ¿no? Y creo que es parte bien importante de nuestro ser. Somos animales al final de cuentas, ¿no? El hombre primitivo cuando se encontraba en la selva con otro güey tenía que saber en dos segundos si iba a ser su alimento o su cuate, ¿no? Y eso, de repente, lo tenemos como muy perdido. Esta parte de la sensación, que entras a algún lugar y qué vibra sientes. Y creo que es una parte a la que hay que ponerle atención. Y fue desde ese lugar que fue tomada (por lo menos) mi decisión.

Infiero, por lo que dijiste acerca de que estabas muy cercano a Sabo, que había una cierta división en el grupo entonces. Ustedes (dos) ya no estaba a gusto con el resto de los integrantes del grupo…

Bueno, sí… Mira, esto es tan complicado como tener cuatro novias al mismo tiempo, ¿me entiendes? Estás con ellos en el avión, en el hotel, en el concierto, en el camión… Comes con ellos, desayunas con ellos, cenas con ellos. Es complicado, muy complicado. Las relaciones humanas son sumamente complicadas, yo creo. Las relaciones entre cinco (personas) con ese nivel de convivencia tan alto, ¿me entiendes? Pues pfff… ¿no?

Pero luego volviste con ellos, cuando ya formaron Jaguares. Viste nacer un nuevo grupo y…

No sé cuantos años después. ¿Trece años después? Cuando me invitó Saúl a tocar y dije, pues, órale… Hicimos el disco este, “45”, que ganó Grammys y tal… Y fue como de alguna manera el reencuentro, reencontrarnos en esa parte creativa.

Como que necesitabas un aire, ¿no?

Pues sí, para ese momento un aire de 13, 14 años. No sé cuántos fueron.

Jaja… Bastante grande…

No, digo. No es que yo lo haya prolongado de esa manera, pero bueno, así se dio, pues… Agarramos diferentes caminos. Yo venía de una cosa que no era rock & roll, ¿me entiendes? Venía de tocar jazz, de tocar salsa, de hacer música para películas. Entonces a lo mejor la desviación fue tocar rock & roll.

 

Me gustaría saber cómo veías desde la distancia, fuera de Caifanes. La banda siguió como un trío, pero luego la ruptura fue bastante fuerte y escandalosa.

Pues mira, no estaba tan cercano al asunto, por obvias razones. ¿Yo me quería alejar de ahí? Pues me alejé. Supe que pasaron todas esas cosas… Yo fui director artístico de (la disquera) BMG por siete años y Caifanes era parte de mi elenco, digamos, ¿no? Entonces yo le seguí la pista al “Nervio (del volcán)”. Y bueno, pues pasaron muchos años y pasaron muchas cosas. Y tenía ganas yo de regresar, pero cuando tuve ganas, me acerqué. Y fue que pasó lo de Jaguares, cuando realmente dije yo: “Bueno, ya es momento y quisiera yo volver”.

Pero no creas, yo me zafé, me metí más por otro camino, me desaparecí completamente de la farándula. Y lo podrás comprobar porque no vas a encontrar nada mío durante muchos años, ¿me entiendes? Había una parte del sistema de las estrellas y de ese rollo –que no tiene que ver con Caifanes, sino con el sistema y con este país– del cual yo pasaba olímpicamente. Hice un disco chamánico con un chamán, por otros medios completamente diferentes y dirigido a otro público… que ahora a la gente le está llamando la atención ese disco… pero iba por otro camino completamente. O sea, no era una parte esencial de mi vida eso de estar en el candelero, ¿no? Estar presente y haciendo entrevistas y hablando. No. Necesitaba yo mi privacidad de alguna manera, no necesariamente con la banda sino con los medios y el sistema, ¿no?

Por último, sobre estos temas, solo quisiera aclarar un rumor que por mucho tiempo se esparció y es el que dice que los derechos del nombre de Caifanes los tenía Alejandro Marcovich y que por eso, cuando llegaron los problemas entre 1993 y 1995, la opción fue crear otro proyecto (Jaguares), en lugar de simplemente sacar del grupo a Marcovich (una situación que sí ocurrió el año pasado). 
¿Qué fue lo diferente esta vez?

Yo no sé. Ahí no sé realmente cómo estuvo la cosa. Tengo una idea, pues, pero no estaba yo en esa parte de la banda, entonces me reservo… No quiero hablar sobre los demás, cuando no lo tuve yo frente a mis ojos, ¿me entiendes? Sí, hubo problemas con el nombre y por eso hubo que cambiar… Pero bueno… Eso es harina de otro costal, pues. Yo no estuve metido ahí.

Alejandro Marcovich en el Vive Latino que sirvió como regreso de Caifanes, en 2011. Foto de José Jorge Carreón/Cortesía de OCESA.

Alejandro Marcovich en el Vive Latino que sirvió como regreso de Caifanes, en 2011. Foto de José Jorge Carreón/Cortesía de OCESA.

Pero en la salida de Marcovich del año pasado, sí ya se tuvo la libertad para que él pudiera salir sin que ocurrieran de nuevo los mismos problemas…

Y bueno, el nombre se recuperó mucho tiempo antes. Y sí, aquí no nos pudimos poner de acuerdo con Alejandro. Nuestros caminos iban por distintos rumbos. No pudimos llegar a un arreglo y tan… tan… Eso es lo que pasó, básicamente… hace… ¿meses, no?

Sí, marzo del 2014…

Ok. Bueno, la última pregunta es sobre el primer concierto de Caifanes en El Salvador. Y llegan justo en uno de los momentos más delicados que está viviendo el país, cuando la violencia se ha desbordado al punto en que El Salvador proyecta a terminar el 2015 con la tasa de homicidios más alta en todo el mundo. ¿Ustedes son conscientes de estas cosas? ¿Buscan conocer los problemas o las virtudes de los lugares que visitan? ¿Sabías que El Salvador está pasándola tan mal como para llegar al punto en el que hace un poco más de una semana ocurrieron 190 homicidios en solo cinco días?

¡A la mierda! No sabía yo eso. Pues no, mira… Bastante tenemos en nuestro plato con este país (México)… Siento yo. No sabía que era tan grave el asunto. Y no, no estaba yo (enterado)… A veces sí nos podemos enterar, otras veces… te soy honesto. A veces, las giras son muy cargadas y no… no tenemos. Mira, yo ya no sé qué hacer con el mundo en general. Realmente no sé por dónde…. Me mantengo un poco ajeno a las noticias, no nada más a las noticias de tu país, sino a todas las noticias, porque siento que es alimentar esa energía negativa que está por todos lados, ¿me entiendes? Y a mi de nada me ayuda… En un momento dado puede parecerte medio egoísta, pero de nada me ayuda el levantarme en la mañana y saber que en Guerrero no sé que pasó o que en Veracruz no sé qué… o que en Tabasco no sé qué… Sí, te digo, es medio egoísta, porque está fuera de mi realidad pero es mi realidad, ¿no?

Sí, porque son lugares que visitan…

Ajá. Sin embargo, creo que eso es como nutrir y darle más energía a toda esa fuerza que está de alguna manera permeando por todas partes. Aquí no cantamos mal las rancheras con el tema de la violencia, tampoco ¿no? Está complicado México, bastante complicado. De los tiempos más complicados que me ha tocado vivir a mí, por lo menos o de los que tengo conciencia. Entonces, pues no sé. Yo te lo juro que no sé por dónde… Yo creo que tiene que llegar un límite, un punto en donde no se puede más, ¿me entiende?

Entonces, híjole mano. ¡Qué feo! ¡Qué feo lo que me dices! Voy a investigar un poco más, como para saber… Ahora que vayamos a visitar. Lo que te puedo decir es que vamos con muchas ganas. Yo nuca he ido, ¿no? Y la banda está sonando como nunca y estamos dejando el alma en el escenario. Y bueno, pues esperamos poder sacar a la gente unas horas de esta realidad tan tremenda que están viviendo y poder regresar al corazón y disfrutar un poco, ¿no?


[Imagen destacada por Fernando Moguel/Cortesía de OCESA]