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“Con su cine va a tener más voz El Salvador”

En los últimos años de trabajo, Marcela Zamora Chamorro ha sido un huracán indomable. La documentalista ha logrado estremecer la conciencia de quienes perciben —a través de su trabajo— el frágil limbo entre la vida y la muerte en El Salvador. Revista Factum publica hoy un especial sobre el cine de salvadoreños que cuentan historias sobre salvadoreños. La voz de Marcela no podía faltar. Como un péndulo, su lengua se balancean entre el optimismo y la crítica a las fallas que considera se están cometiendo en el país.


Cuenta con doce años de experiencia y Marcela Zamora reconoce que aún hay cosas que le cuesta controlar acerca del oficio al que decidió dedicar su vida: el cine documental. Quien la conoce, sabe que esa pasión le consume por dentro y más cuando los años —como los últimos cinco que ha vivido, desde que estrenó “María en tierra de nadie”— la han lanzado mundialmente como referente obligado entre las documentalistas de Centroamérica.

El último año ha sido muy intenso en las ocupaciones de Marcela. Fundó (junto a Julio López y Karla Alvarenga) su propia casa productora, Kino Glaz Films. Estrenó dos documentales, mientras preparaba un tercero. Con ellos alcanzó un reconocimiento internacional que no ha parado de crecer. Con “El cuarto de los huesos” llegó hasta la República Checa, como parte de la selección del Festival Jihlava, que es el segundo festival de cine documental más grande del mundo, solo por detrás del Festival Internacional de Cine Documental de Amsterdam (IDFA).

“A raíz de su estreno, ya la gente nos comenzó a llamar. Es lo bueno que tiene estrenar en festivales de estos calibres. Porque entonces ya tu trabajo se aminora. Si fuiste seleccionado en festivales como estos, entonces toda la gente de otros festivales te quiere tener”.

– Marcela Zamora

Marcela Zamora Chamorro, documentalista salvadoreña. Foto cortesía de ella.

Marcela Zamora Chamorro, documentalista salvadoreña. Foto cortesía de ella.

 Así cuenta Zamora, quien comenzó a viajar con este documental por distintas ciudades del mundo. Incluso fue jurado del festival más grande de cine sobre derechos humanos, de Naciones Unidas, el Festival de Cine y Foro Internacional sobre Derechos Humanos de Ginebra. Cerró el año ganando el premio que otorga Amnistía Internacional en el DocsBarcelona Film Festival, además de una mención especial en la Selección Oficial. “El cuarto de los huesos” incluso fue comprado por la organización Woman Make Movies, que facilita la producción, promoción, distribución y exhibición de películas independientes realizadas por mujeres de todo el mundo.

Luego llegó el turno de darle exposición al otro documental creado por Marcela en el último año. Se trata de “Los Ofendidos”, que a su juicio es el documental más fuerte que ha hecho en doce años de carrera, un documental que trata sobre el sufrimiento de personas—entre ellas su propio padre, Rubén Zamora— que fueron torturadas durante los años de conflicto armado y guerra civil en El Salvador. Fue presentado en un solo día en El Salvador, ocasión por la que se tuvieron que abrir cuatro salas de proyección y que albergaron a casi 400 personas.

Durante los últimos meses, Marcela terminó la producción (ya solo a espera de edición) de un tercer documental, el mismo con el que ganó el financiamiento de los Premios Pixels; y que va sobre las historias de distintos salvadoreños que trabajan con la cotidianidad de la violencia: los Comandos de Salvamento.


Tu nuevo documental va sobre Comandos de Salvamento. Contame en qué estás trabajando al respecto…

Pues estoy trabajando en dos cosas: en el documental sobre Comandos, que en realidad va más allá. Para hacer un documental sobre Comandos de Salvamento no podés dejar de hablar sobre el país que ellos atienden. Entonces, realmente pienso que Comandos de Salvamento es El Salvador, porque vos conocés el lado oscuro de El Salvador a través de ellos. Entonces es en un viaje a través de emergencias y a través de los noticieros que vas conociendo cómo es El Salvador violento, ese El Salvador oscuro, ese bajo mundo como le llama (el fotógrafo) Francisco Campos. Es un documental que me ha costado muchísimo porque ha habido muchos problemas con el fondo de Pixels, que es un gran fondo, pero aún le falta mucho para estar bien gestionado. Hemos tenido muchos problemas y, sobre todo, (los) cineastas que ya tenemos una trayectoria recorrida. Yo ya he trabajado con muchos fondos… De Naciones Unidas, de México, de España, de Suramérica… y nunca había tenido tantos problemas como con este fondo. Es una gran iniciativa, pero ojalá que los gestores del fondo pudieran entender que lo están haciendo mal, que se está gestionando mal…

¿Y cuáles son las razones de esa mala gestión?

Porque lo están haciendo economistas. O sea, el fondo está diseñado por economistas, entonces hay unas incoherencias muy grandes entre lo que te piden y lo que realmente es hacer cine. El fondo está planeado por gente que no sabe de cine. Aunque tuvieran la asesoría de André Guttfreund, quien ha sido para nosotros (los cineastas) como una luz en El Salvador. La verdad es que él es como el padrino del cine actual salvadoreño. Pero creo que ha de ser difícil pelear con economistas y tratar de llevarlos al arte… A ellos no les interesa hacer arte. Como dijo Yax Canossa: “Este no es un fondo de arte”. En una reunión yo le dije que para poder hacer cine, que es arte, necesitamos tiempo y necesitamos otras cosas. Y él me contestó: “Yo no estoy haciendo arte. Este fondo no es para arte. Este fondo es para cosas más comerciales”. En conclusión, yo pienso que se puede mejorar. Creo que es una gran iniciativa, pero los gestores del fondo tienen que entender que ese no es el camino para crear industria salvadoreña. No es…

¿Cuál sería tu sugerencia de un buen camino para mejorar?

Reunir a todos los grupos que han estado inconformes con cómo se ha manejado todo lo del fondo y ver en qué partes flaquea, en qué partes no tiene coherencia con la realización de una película. Es decir, sentarse con los cineastas, porque nosotros tenemos escrito punto por punto lo que no ha funcionado en esto. Creemos que tiene que haber una apertura del fondo y decir: «bueno, para el siguiente año queremos que estas cosas que salieron mal se solucionen». Porque apenas es el segundo año en que se da (un fondo) para cine. Entonces todavía tienen esa oportunidad de decir: “mejoremos lo que hay que mejorar”. Simple. O sea, no es “cierren el fondo, ya no lo hagan”. No. Es decir: “¿Hay cosas que están mal? Sí, muy mal. ¿Cuáles son? Entonces vamos a mejorar el fondo”. Es una gran oportunidad para dejarle a los cineastas que vienen detrás de nosotros un fondo ordenado.

Por ejemplo, con el fondo (de Pixels) que gané he estado haciendo (el documental) de Comandos. Y ha sido muy difícil porque ha sido muy inconstante el fondo. Entonces es difícil hacer cine cuando no tenés los recursos para hacerlo y se te ha prometido; y además ya contrataste a la gente. Aquí donde me ves llevo ya cuatro meses sin cobrar salario porque se han tardado más de dos meses en entregarnos el fondo. Y hemos quedado mal con la gente que trabaja con nosotros.

Entonces la verdad es que el cine salvadoreño está quedando mal, porque no les pagamos a tiempo a la gente que trabaja con nosotros. El editor me acaba de renunciar. Él es un editor mexicano y me acaba de renunciar el viernes pasado. Y me dijo: “hasta que no me pague, no continuo contigo”. Y yo le dije que tenía toda la razón. Debió haber renunciado hace un mes… Pero lleva tres meses sin salario. Y no es que no le quiera pagar; es que no tengo porque no me han hecho el segundo desembolso (del fondo). Entonces es muy complicado hacer cine así. Y más hacer un cine creativo y de buena calidad. Así no se puede. Pero fijate que, a pesar de todo, ha quedado una película maravillosa. Yo estoy muy sorprendida…

A gran escala, ¿cómo ves el panorama del cine salvadoreño?

Mirá, yo tengo dos puntos: creo que ahorita es un excelente momento para el cine salvadoreño. Creo que ahorita están despuntando cineastas que a mí me han sorprendido y respeto un montón. Te pongo el ejemplo de Brenda Vanegas con “Volar”. Tiene una factura espectacular su película. No la he visto terminada, pero por lo poco que he visto creo que va a ser una buena película. Y además es un gran orgullo poder decir que es una mujer cineasta en ficción salvadoreña y haciendo las cosas bien, además. También está Paolo (Hasbún) con su documental, que dicen que está muy hermoso. Está Marlén (Santos), con su documental de “La cachada”, que está hermosísimo. Hay varios cineastas de mi generación que están haciendo cosas muy interesantes y muy hermosas. ¿Y porqué no decirlo? Yo creo que Pixels ha ayudado bastante a que esa base se asiente. O sea que nos ha hecho parir, pero por lo menos nos ha dado el dinero para hacer las cosas.

También creo que hay otro punto: creo que se le está dando dinero, mucho dinero, a gente que no sabe hacer cine, que es gente a la que se le debería dar dinero para formación. Creo que están saliendo cineastas que no saben hacer cine. Y lo que están haciendo es angustiándolos. Tienen unos problemas de producción tan grandes, porque no han hecho cine. Imaginate que vos nunca hayás hecho un cortometraje en tu vida y, de repente, te dan $75 mil dólares para hacer un largo. O $125 mil dólares para hacer una serie de televisión. Es de las cosas más difíciles del mundo, hacer una serie de televisión. Yo no haría una serie de televisión. ¡Eso es parir! En verdad, es muy difícil. Entonces creo que se está queriendo crear industria sin crear escuela. y creo que la escuela es muy importante. El mismo esfuerzo que se pone para crear industria se tiene que poner en educación, en formación, en gente que salga a estudiar cine. Se puede… ¿por qué no dar un fondo para becar a estos cineastas que tienen grandes ideas y son muy talentosos? Pero no saben como hacerlo… ¿Por qué no mejor los formás y después les das los $125 mil dólares para que hagan algo bueno?

Entonces yo creo que ese es el panorama en El Salvador. Se está queriendo cortar manzanas sin sembrar el árbol…

Para el 2016, el Premio Pixels ha anunciado que va a contar con un millón de dólares para financiar distintos proyectos. ¿Cuál sería tu respuesta si alguien te dijera que El Salvador tiene problemas más apremiantes que atender financieramente la capacidad de facultar cine?

Que tiene toda la razón, pero que una cosa no quita la otra. Sí, claro que El Salvador tiene problemas mucho más importantes que resolver… que darle a los jóvenes un millón de dólares para que hagan unas películas. Pero tenés que entender que ese dinero no viene del gobierno. Ese dinero viene del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ¿verdad? Esto es un fondo que se ha entregado del BID, un fondo destinado para arte. Entonces, si no se gestiona, pues se pierde. Es un fondo que se buscó para eso. No es el gobierno, es el BID el que te da este dinero que lo canaliza el Fondo de Desarrollo Productivo (FONDEPRO) y el Ministerio de Economía (MINEC).

Entonces… Sí, yo creo que El Salvador tiene problemas más importantes y más graves que financiar cineastas, pero creo que debería ser medio millón para producciones y medio millón para gente que se eduque…. También pienso que esto genera empleo. Un montón. Esto genera empleo, genera comercio, genera un movimiento de jóvenes trabajando. O sea, yo tengo ahorita trabajando conmigo a tres pasantes. Yo he dado trabajo a ocho personas, sin contar al que me alquila el carro, el del catering, etc. Y no soy la única. Somos muchos grupos. Se está moviendo una parte de la economía, la economía del arte y del cine, entonces esto genera empleos y los empleos generan estabilidad dentro de las familias.

Marcela Zamora cuenta ya con doce años de experiencia realizando documentales. Foto cortesía de ella.

Marcela Zamora cuenta ya con doce años de experiencia realizando documentales. Foto cortesía de la artista.

Más allá de Pixels, ¿qué puertas debería estar tocando cualquier centroamericano que desee hacer cine documental si quiere alcanzar el financiamiento para alcanzar estándares internacionales? ¿Cuál es el circuito que vos le recomendarías a alguien para buscar financiamiento?

Mirá, yo creo que primero hay que tocar la puerta de las escuelas. Ir y educarse. Primero aprender a hacer cine. Esa es la primera puerta que se debe tocar. Y segundo, cuando vos ya aprendiste a hacer cine, mirá… Lo que pasa es que yo tuve un camino diferente al que tienen la mayoría de cineastas, porque yo he hecho cine a través de ONG’s. Yo a fondos de cine casi no he aplicado. Como mis temas son de derechos humanos, un cine de denuncias, es un cine muy particular. Es un cine que le interesa a las ONG’s. Yo trabajo con fondos de Naciones Unidas, de la Open Society, de la Fundación Ford… El dinero de mi última película —porque ahora me voy a Los Ángeles a filmar— me lo ha dado la Fundación Ford.

Creo que cada uno tiene que pensar primero qué tipo de película hace. ¿Cuál es la película que vas a hacer? ¿De ficción? ¿Animación? ¿De documental? ¿Pero qué tipo de documental? ¿Con tema social? Y según la película que vas a hacer es la puerta que vas a tocar. No todas las puertas son para todos los tipos de cine. Por ejemplo ahora, con el nuevo documental que voy a hacer, nosotros vamos a aplicar al fondo de Tribeca, Sundance y Midoc, que son tres fondos de cine, pero claro, yo ahora voy a filmar un teaser con muy buena calidad, porque ya estos fondos te piden mucha calidad de producción. Vos para aplicar a un fondo tenés que tener un teaser y una carpeta. La verdad es que muy poca gente aquí sabe hacer una carpeta de producción. Es muy difícil, muy costosa de hacer. Y te piden un teaser que no hayás filmado con tu handycam. Yo me estoy gastando 7 mil 500 dólares en filmar un teaser en Los Ángeles y me llevo un fotógrafo, el mismo que trabajó conmigo en “El cuarto de los huesos” y “Los ofendidos”. Le he pagado para tres días de rodaje, para hacer un teaser y pedir con él dinero.

Superado el proceso de preproducción, producción y edición de tus documentales, viene la fase de la exhibición y de incrustar el trabajo en los circuitos internacionales. Háblame un poco sobre esto. ¿Qué dificultades has encontrado en la distribución y difusión de tus documentales?

Todas… ¡Es súper difícil! Lo más difícil es distribuir y vender tu película.  Es súper complejo. Yo todavía estoy entendiendo. Yo llevo seis largometrajes y todavía estoy entendiendo, porque aún no comprendo bien cómo hacer eso. A ver, yo he tenido un ángel de la guarda, que es la gente de Women Make Movies, que me han comprado “María en tierra de nadie” y “El cuarto de los huesos”, que son mis dos grandes películas. Ahora la tercera es “Los ofendidos”, pero todavía no se ha estrenado. Estoy esperando que se estrene.

Ese es uno de los huequitos que no entiendo cómo quiere llenar Pixels. Porque Pixels quiere hacer películas para que se distribuyan, ¿pero quién le está enseñando a esta gente cuáles son los caminos de la distribución? Si yo, que llevo 12 años en este mundo, hay cosas que no entiendo. Las películas se venden por regiones, por países y cada país tiene una ley diferente. Si se lo vendés en tal país, entonces en este otro no podés venderla… ¿Quiénes venden las películas? ¿A dónde debés ir a tocar esas puertas? ¿Cómo hacer para las casas distribuidoras? Para mí ese es el rubro más complejo, la distribución. Todo es en inglés. Si no hablás inglés, estás perdido en el mundo de la distribución. Luego tiene que ver con los países. Las grandes casas distribuidoras te comen los países. Ellas te piden, por ejemplo, todo América. Te piden eso, pero realmente solo lo distribuyen en México y Estados Unidos. No le ponen amor a todo lo demás y entonces tu película solo se ve ahí.

Por eso es bien complejo este tema y creo que es una de las cosas flacas que tiene Pixels. Yo todavía no entiendo cómo es que la gente que ahorita está haciendo sus películas las va a distribuir. Necesitan traer a distribuidores acá, para que den talleres, para que compartan contactos…. Y todavía no veo esa iniciativa. Creo que estamos verdes con la distribución en El Salvador.

Marcela Zamora, mientras dirigía uno de sus documentales. Foto cortesía de la autora.

Marcela Zamora, mientras dirigía uno de sus documentales. Foto cortesía de la autora.

¿Sobre qué va este documental que querés trabajar en Los Ángeles?

Estoy trabajando un documental que se llama “Mothers behind the wall” y es sobre maternidad migrante indocumentada. Trata sobre un grupo de mujeres migrantes de Los Ángeles que se llama “Las chupi-amigas”, un grupo de centroamericanas y mexicanas que se juntan una vez por semana a tomarse un par de cervezas y se cuentan todas las peripecias que han pasado en la semana y se ríen de lo lindo. Ellas son hermosas. Es un poco hablar sobre la maternidad y los problemas laborales que tienen las madres migrantes indocumentadas en Los Ángeles. Es hablar un poco sobre esta maternidad cibernética, cuando crían a sus hijos desde el Skype que tienen en el celular. Llegan al departamento, encienden el Skype y están ahí haciendo la vida de la casa de El Salvador, y ellas ahí, en Los Ángeles. Es increíble, una maternidad cibernética.

Volviendo a El Salvador y analizando la coyuntura actual, ¿para dónde crees que se dirige el futuro del cine que cuenta historias salvadoreñas? ¿Mejorarán las condiciones?

Mirá, yo creo que hay dos panoramas. Y ahorita estamos en un punto en el que cualquiera de los dos puede ser viable. Creo que hay proyectos de cine muy interesantes y muy buenos. De no tener proyectos hemos pasado a tener hasta cinco que son muy buenos y se están haciendo ahorita. Proyectos de temas salvadoreños y que van a ser grandes películas. Es increíble. Y yo meto “Comandos” entre ellos, porque creo que va a ser una gran película. Es un panorama con estos cineastas que ya están formados y que han tenido la oportunidad de tener acceso a este fondo, a pesar de todo los dolores de cabeza y sufrimientos que nos ha dado, pero que están sacando películas de muy buena calidad.

Pero también están los otros cineastas que están frustrados, porque el camino se les ha hecho muy duro. Pero les tocado un camino muy duro, una carga muy pesada y han estado muy solos. Se les dio el dinero así: «vaya y haga una película». Y es así como:«bueno, es que fíjese que no he hecho películas nunca»… Creo que va a haber muchas frustraciones en algunos de los productos. Y eso no es culpa de los cineastas en potencia; la culpa la tiene la gente que da el fondo y que no puede visualizar que quizás vaya a ser un fracaso y le vayan a frustrar el futuro a un cineasta en potencia, que quizás con un poco de formación hubiera hecho una cosa maravillosa.

Yo veo esos dos panoramas… Pero al final, quitando esto triste, veo un panorama bueno. Se vienen cosas buenas. Hay varias mujeres cineastas. Creo que va a tener más voz El Salvador y más presencia en festivales.


Nota del editor: en la versión original de esta entrevista, Marcela mencionó que el dinero de los Premios Pixels provenían del Banco Mundial, cuando lo correcto es que provienen del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). A petición de Marcela, Revista Factum editó y corrigió esta información.

Los cineastas hablan:

Julio López: “Estamos llegando 100 años más tarde a hacer cine pero más vale tarde que nunca”

Brenda Vanegas: “Hacer cine no solo es querer hacerlo, es trabajo y sacrificio”

Arturo Menéndez: “En dos o tres años habrá una reventazón de películas y propuestas”

Además:

Los sonidos del cine salvadoreño a tres voces