Impresiones sobre “Anti”, el nuevo disco de Rihanna

Hola bebés. Aquí me tienen una vez más hablando del regreso de un artista pop.  😉  ¿De quién hablamos hoy? Nada más ni nada menos que de la “Bad Gal” del pop: Rihanna.


El pasado 28 de enero, como quien no se espera la cosa, corrió por redes sociales la noticia de que —después de cuatro años de espera— “Anti”, el octavo álbum de Rihanna, estaba disponible en el site de streaming “Tidal” (propiedad de Jay Z y del cual Rihanna es socia).

¡Sorprais!

Según Tidal, el álbum fue “leakeado” por error de la compañía misma…
(yeaah right)  😎

Para serles sincera, no soy amiga de la dinámica de lanzamientos exclusivos, especialmente si puede significar que tengo que abrir una cuenta en otro servicio de streaming que no sea el que ya tengo contratado. Y bueno, así fue como me tardé una semana, hasta que el tan esperado disco estuvo disponible en Spotify.

Mientras hacía mi investigación (o sea, le preguntaba a cada amigo de FB, buscaba notas y escuchaba el disco sin parar) descubrí que no era la única que no había corrido a hacer el trial de Tidal para escuchar el tan esperado disco y que, de hecho, las ventas no iban muy bien.

JUMMM…

¿BadreleasetacticsRiri?

No importa.

“Anti”, me atrevo a decir, es el proyecto más ambicioso de la cantante hasta el momento.

Rihanna cambió los sencillos pre-fabricados —la cantante es conocida por reciclar temas hechos por productores para otros artistas— por temas en los que podemos escuchar a la Rihanna que hemos visto los últimos cuatro años en redes sociales: fuerte, independiente y segura… O al menos es el personaje que la cantante ha creado para este nuevo proyecto.

Así mismo, en Anti encontramos mucha influencia del sonido de artistas cercanos a la cantante—como A$AP Rocky—, lo cual hace que el disco tenga un ambiente strip club-trap-R&B, donde su voz es el elemento que más destaca. Temas como “Never ending”, “Love on the brain”, “Higher” y “Close to you” lo demuestran.

Sin embargo, es la confianza y agresividad de temas como “Sex with me” (bonus track), “Consideration” (junto a SZA), “Desperado”, “Needed me” y “Woo” los que hacen más interesante un álbum que, por momentos, llega a niveles personales que realmente no esperas. Un ejemplo es cuando suena “Love on the Brain”, donde todos creemos se hace referencia a Chris Brown con la frase:

“It beats me black and blue but it fucks me so good

And I can’t get enough”.

O “Higher” (mi high point del disco), un tema muy Etta James en “All I could do was cry”.

Pero como era de esperar, Rihanna, no podía mandar del todo al carajo a la disquera/managers/productores/industria. En el álbum encontramos un híbrido llamado “Work”, junto a Drake.

Winning and selling formula, señores…

Se trata de un tema dance hall que te va a hacer mover los piecitos y se encarga de que pasés el resto del día cantando: “guor guor guor guor guor”.

Probablemente para muchos, Anti no era el resultado esperado de Rihanna. Especialmente en ventas. No son pocos los medios que se han enfocado en catalogar el disco como un fracaso porque en su primera semana no vendió más de cientoquinientas copias y no ha ranqueado en los primeros puesto de los charts de ventas (como sus álbumes pasados).

Por mi parte pienso que, si bien Rihanna no logra el éxito inconmensurable esperado con su disco “Anti”, se lleva la satisfacción de lograr escupirle en la cara a la industria y a todo aquel que no esperaba nada diferente de ella. Nos regala un álbum fresco, donde experimenta con su propia capacidad como artista, donde ella —su estética y podríamos deducir su gusto— es el personaje principal. Para mí, ha pasado de ser “la reina de los sencillos de club” (como “We found love”) a ser, de hecho, Rihanna.

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#Música