“Hay que aprender que en determinadas circunstancias el aborto debería ser permitido”

Aníbal Faúndes, médico chileno, estuvo en El Salvador la cuarta semana de marzo para dictar dos conferencias magistrales relacionadas con el marco regulatorio del aborto y la violencia sexual como problema de salud. Las conferencias estuvieron dirigidas a sus colegas que forman parte de la Asociación de Ginecología y Obstetricia de El Salvador( Asogoes). No ha sido su primera visita al país. En enero fue invitado a la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales en la Asamblea Legislativa, que discute en la actualidad la despenalización del aborto en cuatro causales.

Fotos de William Adrián/Cortesía.


En El Salvador, actualmente, se discute despenalizar el aborto en cuatro causales: (i) con el propósito de salvar la vida de la madre; (ii) si el feto tiene una malformación congénita que haga inviable la vida extrauterina; (iii) cuando el embarazo es producto de una violación sexual o trata de personas; y (iv) en los casos de violación o estupro en menores de edad. En todos estos casos, la premisa es que la mujer decida si quiere interrumpir el embarazo; y en el caso de menores de edad, si estas cuentan con el consentimiento de los padres o tutores legales.

Faúndes está a favor de despenalizar el aborto. Su experiencia le ha demostrado que despenalizar todas las formas de aborto disminuye la mortalidad materna y las prácticas de aborto inseguro clandestino. Asimismo, que la educación sexual y la prevención son claves para evitar embarazos no deseados; y que la atención indicada para víctimas de violencia sexual ayudan a disminuir las tasas de aborto y de mortalidad materna por aborto. 

Él es investigador del Centro para la Investigación en Salud Reproductiva de Campinas (Cemicamp) y coordinador (chair) del Grupo de Trabajo para la Prevención del Aborto Inseguro de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO).  Ha publicado más de 460 artículos en revistas científicas, editado varios libros, incluyendo “El drama del aborto”, con José Barzelatto. En Chile fue profesor titular de obstetricia y coordinador del Programa de Salud de la Mujer de 1970 a 1972. En la actualidad es Profesor Emérito de Obstetricia en la Universidad Estatal de Campinas, Sao Paulo, Brasil.

En esta entrevista, él nos comparte su experiencia en otros países y explica por qué es importante despenalizar el aborto.

Después de leer algunos artículos escritos por usted y de ver sus presentaciones, ¿puede explicarme que significa promover el aborto legal?

¿Promover el aborto legal?  No hay ninguna razón que justifique mantener leyes restrictivas. Yo no tengo ninguna duda de que los legisladores cuando prohíben el aborto en todas las circunstancias, lo que esperan es que al prohibirlo disminuyan los abortos; y lo que la experiencia nos trajo es que no disminuyen,  que cuando la mujer tiene un embarazo que ella no planeaba y que para ella es imposible tener un hijo en ese momento, va a recurrir a interrupciones del embarazo cualesquiera que sean las circunstancias. Es verdad, en algunos casos llegan a tener sus hijos. De todas maneras ese va a ser un hijo no deseado, que tiene una serie de desventajas y que corre un riesgo mayor de tener problemas después a lo largo de su infancia y adolescencia.

De manera que no tiene ninguna ventaja mantener leyes que sean restrictivas porque no van a conseguir reducción del aborto y van a causar problemas para la salud de la mujer que va a recurrir en un aborto clandestino.

¿Usted está a favor de la legalización del aborto?

Estoy convencido de que todos los países deberían tener leyes poco restrictivas. De hecho, en los países que tienen la menores tasas de aborto y los mejores niveles en salud son los que tienen leyes muy permisivas. Hay excepciones… Lógico, siendo una excepción Chile, que tiene leyes muy restrictivas y buenos niveles en salud. Esto se explica, por un lado porque ya los abortos no son practicados por aficionados. Los abortos son practicados por profesionales muy bien preparados que no necesitan ser médicos. Y, además, por el acceso al misoprostrol. El misoprostrol es el aborto con medicamento más popular en el mundo. Ha reducido la mortalidad y la disminución de las complicaciones por aborto enormemente. Hay evidencia de estudios que demostraron eso. Se ha demostrado que mujeres que utilizaron misoprostrol tienen mucho menos complicaciones que las que usaron otros métodos. 

De manera que el acceso en Chile al misoprostrol ha reducido enormemente la mortalidad por la práctica del aborto; y, además, en Chile la ley no se aplica como en el caso de El Salvador.

Por lo que usted ha explicado en este momento me surge la duda de si existe una diferencia desde el punto de vista médico entre los términos: interrupción del embarazo y aborto.

No, yo creo que es muy apropiado hablar de interrupción del embarazo cuando se trata de un aborto inducido. Es decir, cuando la mujer quiere que le interrumpan el embarazo, no quiere continuar con el embarazo. Para mí, lo que pasa es que en general la palabra aborto carga un estigma muy grande. Entonces si tú dices “interrupción del embarazo” parece menos pecaminoso, menos agresivo que si tú hablas de aborto, pero en realidad significan lo mismo.

¿Y por qué cree usted que el término aborto se ha estereotipado como algo negativo cuando es un concepto médico?

Lo que pasa es que en los países de América Latina, incluso los que tienen leyes más permisivas que las de El Salvador —como por ejemplo Argentina, Bolivia, Perú— dice el Código penal que el aborto es un crimen que no se penaliza en tales y tales circunstancias. Pero lo que queda en la mente de las personas es que el aborto es un crimen y todo lo que es un crimen es algo indeseable. El aborto es el derecho de algo indeseado y eso lo crea el estigma.

“Yo estoy en contra del aborto. Yo no quiero que haya abortos. El aborto es la pérdida de un feto. Es algo que nosotros no queremos”.

–Aníbal Faúndes, médico chileno

Durante el embarazo, hay mujeres que se enfrentan a distintas complicaciones y nosotros queremos protegerla a ella y proteger al feto porque la mayor parte de las pacientes que nos consultan son mujeres que quieren tener un hijo; entonces, el aborto no es algo deseable y por eso tiende a ese estigma que es mucho más grande de lo que debería ser.

Hay que aprender que en determinadas circunstancias el aborto debería ser permitido y no debería de cargarse ese estigma con el que cargan todas las mujeres.

Ya vamos hablar sobre las circunstancias. Usted citaba unos ejemplos de países y revisando precisamente uno de los documentos escritos por usted, ahí consigna que Francia, Italia, Turquía, Uruguay y México tienen menores tasas de abortos desde que se legalizó el aborto. ¿Cómo se explica esto?  Porque hay una discusión siempre sobre si aumenta en un momento el aborto o disminuye después de legalizar.

La primera cosa que hay que decir es que uno no puede hacer una comparación de las tasas de aborto antes de que se legalizara con después de legalizarse, porque antes de legalizarse los datos son muy inciertos. (Es difícil) conocer la corrupción de una cosa que es un crimen, que es fácilmente ocultable. Después de legalizar, es al contrario: resulta fácil porque se registra la mujer, va a un servicio de salud a que se le interrumpa el embarazo y eso se registra. Entonces el Ministerio de Salud tiene datos que son muy fáciles de saber: ‘este año tuvimos tantas interrupciones de embarazo, el próximo año tantas interrupciones, etc’.

Entonces tú puedes observar lo que ocurre con las estadísticas de aborto en Francia, en Italia. En Turquía se utiliza otra cosa que es la encuesta de demografía y salud que entrevista una muestra representativa de mujeres en el país y que pregunta si tuvo un embarazo y qué pasó con ese embarazo, si se interrumpió o no. Entonces, saben el porcentaje de los embarazos que se interrumpieron y ahí se ha visto que se han ido disminuyendo cada cinco años, que se hace la encuesta.

Ahora, ¿por qué? Bueno, eso es una hipótesis. Es imposible saber porqué. Pero lo que sí sabemos es que, después de legalizar el aborto —y el aborto es atendido en el caso de las mujeres con escasos recursos en servicios públicos—, es que el sistema de salud no quiere que se repita el aborto. Quiere que esa mujer no vuelva a pasar por ese proceso y por lo tanto, normalmente, da informaciones sobre los riesgos que se corren con el aborto, aunque sea un aborto seguro y sobre las posibilidades de evitar el aborto a través de la anticoncepción.

Explica además cuáles anticonceptivos son los más efectivos para evitar el aborto y los ofrece; y, por lo tanto, se consigue reducir el aborto repetido. Antes de la legalización del aborto clandestino, éste es comercial, de altos costos en los niveles altos y se hace seguro en una clínica; de bajo costo en los niveles más bajos, cuando es apenas colocarle algo dentro del útero para que salgan infecciones y que eso provoque el aborto y que además son incompletos en general. Pero son comerciales y mientras sean comerciales a esa persona que hace el aborto lo único que le interesa es que vengan las clientes lo más posible. Entonces no hay interés en prevenir una repetición, sino que, al contrario, qué bueno que se repita. Entonces, si tú consigues reducir los abortos repetidos vas a reducir los abortos y eso es lo que ha pasado en Italia, en Francia y en Turquía.

En el caso de Uruguay, el aborto se legalizó el 2012 y en el 2014 la tasa de aborto fue de 12 por mil niños nacidos vivos. Es una tasa muy baja. Solo en Europa Occidental hay tasas más bajas que esta. Es muy claro que al legalizar, el aborto no aumenta. Al contrario: es un instrumento para facilitar la reducción del aborto.

Ok, ahora tratemos de buscar un ejemplo a la inversa, ya que hay personas que están en contra de que el aborto se legalice o se despenalice. ¿Existe algún ejemplo de un país que presente estadísticas confiables de que al prohibir la interrupción del embarazo las prácticas de abortos ilegales disminuyeron?

Es imposible saber eso. Cuando se transforma en un crimen, el crimen va a ser ocultado. Lo que sí es verdad es que si cambiara la ley, las complicaciones del aborto disminuyen. ¿Qué es lo que pasa en los países donde es ilegal? Las tasas de aborto se calculan de acuerdo con el número de complicaciones de aborto que te llegan a los hospitales. El número que te llega a los hospitales depende del número de abortos que se realiza y de cuántas complicaciones causa el procedimiento seguido. Entonces, ¿qué es lo que pasa en los países de América Latina? Como cada vez se usa más el misoprostrol—y el misoprostrol puede provocar aborto completo en 80 % y 90 % de los casos—, ¿para qué va a ir a un hospital después de un aborto completo la mujer que se hizo un aborto con misoprostrol? Entonces el número de aborto en los hospitales va disminuyendo a medida que se usa el misoprostrol.

Entonces, vas a calcular el número de complicaciones de aborto que te llegan a los hospitales, que están determinados no solo por el número de abortos, sino que por el método que se está usando para provocar los abortos. Y en la medida en que aumente el aborto por el misoprostrol van a disminuir los abortos que llegan a los hospitales.

Usted también mencionó unas citas en la conferencia de la Asociación de Ginecología y Obstetricia de El Salvador (Asogoes) y que indican que el aborto inseguro había llegado a 22 millones por año en 2008. ¿Qué puede hacerse desde el marco normativo para evitar esto?  Porque es una cifra alta…

Lo que disminuye los abortos es la información. En el caso del adolescente —y el acceso a los métodos anticonceptivos de alta eficacia, que no incluya la píldora de anticoncepción—, hay estudios que han evaluado el riesgo de repetición del aborto según con qué métodos la mujer elige después de un aborto, suponiendo que todas tienen acceso a un método anticonceptivo. El riesgo de un aborto repetido hasta los dos años después del aborto que ocurrió en la mujer—en las mujeres que aceptaron dispositivo intrauterino o implante— es 20 veces menor que el riesgo de la mujer que eligió la píldora anticonceptiva. Y el riesgo de las mujeres que eligieron la píldora fue el mismo que el riesgo de las que no eligieron nada. ¿Qué es lo que pasa con la píldora? Se olvida, no se tiene dinero para comprarla tiempo, no se toma la siguiente semana sino unos días más tarde; y todo eso hace que aumente mucho el riesgo de embarazarse por la píldora anticonceptiva.

Entonces es muy importante que los métodos anticonceptivos sean de larga acción: como dispositivo intrauterino o implante subdérmico.

Si un país quiere reducir la tasa de aborto tiene que colocar gratuitamente el acceso a la población de bajos recursos estos dos métodos, y dar información fidedigna clara y correcta sobre los efectos secundarios y la eficacia de estos dos métodos.

En El Salvador, hace algunos años, se hizo un manual de educación sexual que se iba a compartir en los centros educativos. De hecho, tenía el aval del Ministerio de Educación. Pero la Iglesia Católica no estuvo a favor de esto y hubo una discusión desde el punto de vista religioso, en un estado laico de acuerdo a la Constitución. Y todo se detuvo. Quedaron impresos todos estos manuales de educación sexual (sin repartirse) porque la discusión se centró en que era una forma de incitar a menores de edad a tener relaciones sexuales.

¡Qué voy a decirte! Que la mayor parte de las posiciones contrarias a la legalización del aborto y a las medidas por reducir los abortos se debe a la información. Porque lo que se ha encontrado cuando se ha investigado es que cuando la educación sexual comienza antes del inicio de la vida sexual, el efecto que tiene afecta el inicio de la vida sexual y reduce la frecuencia de las relaciones sexuales. Es lo contrario de lo que la gente se imagina. De manera que es falta de información el oponerse; y por no saber el efecto, el creer que se le está enseñando a la gente a tener relaciones sexuales en lugar de enseñarles a tener responsabilidad de su vida sexual, que es lo que pretende la educación sexual.

“La Iglesia Católica y otras iglesias, inadvertidamente, con la mejor intención del mundo, son agentes que favorecen el aumento del aborto. Yo diría que actúan como si fueran a favor del aborto porque se oponen a los mecanismos que son eficientes para reducir los abortos; se oponen a la educación sexual responsable y se oponen a los métodos anticonceptivos artificiales, que son los que reducen los abortos”.

– Aníbal Faúndes, médico chileno.

Hay algunos teólogos católicos que han dicho que quien se opone al acceso a los métodos anticonceptivos es cómplice del aumento en el número de abortos; que quien quiere que se reduzcan los números de abortos tiene que estar a favor del acceso a los métodos anticonceptivos eficaces. Infelizmente, la Iglesia Católica no entiende, hasta ahora. Creo que con el Papa Francisco, que tiene una visión increíblemente clara, de repente, eso va a cambiar y la Iglesia Católica va a actuar para que haya menos abortos.

¿Usted es católico?

Yo soy tan católico como la mayor parte de la población latinoamericana que nació católica y creció en la Iglesia Católica. Tengo grandes amigos que son teólogos católicos y tengo gran admiración por el Papa Francisco y las posiciones que él ha tenido por la defensa de los derechos humanos.

El doctor Faúndes estuvo presente en El Salvador a finales de marzo pasado para dictar dos conferencias magistrales relacionadas con el marco regulatorio del aborto y la violencia sexual como problema de salud. Foto de William Adrián/Cortesía.

Al principio de la entrevista, usted decía que en algunas circunstancias o causales se debería de apostar por un aborto seguro. Usted sabe que en El Salvador existe un debate sobre permitir el aborto sobre cuatro causales. Las personas que defienden la vida —o qué son pro nacimiento— argumentan…

Yo soy pro nacimiento, y pro vida. O sea soy una de esas personas que tú estás diciendo.

Sí, pero ellos argumentan que debe dejarse que la naturaleza siga su curso y que no pueden primar los derechos de la madre sobre los derechos del no nacido; y por otro lado, también está el argumento religioso. En su experiencia, ¿qué le falta a El Salvador para que el debate sobre despenalizar el aborto en esas cuatro causales se aborde desde un punto de vista científico y de derechos humanos?  Usted hace un momento también hablaba acerca de que admiraba al Papa por su respeto…

Lo que falta es mayor discusión de las evidencias que existen de la experiencia mundial.

Yo creo que con los datos que tiene El Salvador es lógico que debería de legalizarse el aborto para poder reducir la mortalidad.

Respecto a la violencia sexual, el aborto por violación, creo que la falla está en que se enfoca la violencia sexual apenas como causal de aborto en caso de embarazo, y no se enfoca en la atención integral a la mujer que sufre violencia sexual, porque la violencia sexual existe con una frecuencia que uno no se imagina hasta tenerla. Es mucho más frecuente de lo que las personas se imaginan y toda mujer que sufre violencia sexual necesita apoyo psicológico, porque la violencia sexual provoca un problema psicológico. Necesita que se dé anticoncepción de emergencia para que no se embarace; necesita que se le dé antibiótico para no tener sífilis, clamidia, gonorrea; también necesita tratamiento de prevención del VIH; y, necesita seguimiento después de la violación, y no se le está dando esto a las mujeres. No está preparado el Ministerio de Salud para atender a la mujer que sufre de violencia en general; no solo la que se embaraza. En Brasil, hace ya 20 años se dan programas de acción integral por violencia sexual y lo que ha pasado es que los pedidos de interrupciones de embarazo por violencia han ido disminuyendo al recibir anticonceptivo de emergencia. El enfoque debe ser no solo la interrupción del embarazo por violación sino la atención integral a quien sufre violencia sexual y así las personas van a entender mejor el problema de la violencia sexual. Como no aparece a la superficie esto no se conoce. Las mujeres no van a los servicios, no creen, no se conoce y la gente cree que esto no existe, que es mentira que hay mujeres violadas. Lo que creo es que debe haber un programa de atención integral y no simplemente un programa de interrupción del embarazo.

Usted decía que no se tiene claridad sobre la cantidad de casos sobre violencia sexual que hay y, como no hay una atención integral, muchas mujeres quedan embarazadas producto de la violencia sexual. En el caso de El Salvador hay más registros de mujeres y menores de edad a quienes se les acusa de haber intentado abortar, pero hay menos casos en los que se persiga a la persona que ejerció la violencia sexual.

Eso es increíble. Por cierto, hay un caso de una niña de 9 años que era crónicamente violada por su padrastro; hasta qué habló (y se embarazó), la madre se asustó y la llevó a un servicio de salud. En Brasil esos casos son legalmente permitidos.

Este caso tuvo mucha publicidad. Se violó la privacidad de la niña, la privacidad de la madre, lo supo el obispo y excomulgó a la niña, a la madre; excomulgó al médico que interrumpió el embarazo, pero se le olvidó excomulgar al violador al que había hecho todo esto.

Hubo una reacción tan violenta del público que el Vaticano tuvo que enviar una nota con una disculpa. Y eso es lo que pasa, se olvida al que causó todo. Lo que tú estás diciendo: son culpables las víctimas y los culpables no aparecen para nada.

“Lo que siempre digo es que una de las razones por las que debe legalizarse el aborto es porque la ley es injusta, castiga a la víctima. Y nadie castiga, nadie se acuerda de que el de aborto fue el resultado de una violación, de un embarazo no deseado, o por alguien que quizá ni quería tener relaciones sexuales; o de repente quería, pero con el uso del condón que el hombre le prometió y que después no usó en el momento final. Entonces, el culpable de todo no aparece para nada”.

– Aníbal Faúndes, médico chileno.

El argumento de las personas provida o pronacimiento en estos casos es que quien ha sido víctima de violación, puede dar el hijo en adopción, porque hay otros padres que no pueden tener hijos y están deseando adoptar.

Sin duda, es una opción que se ofrece en todos los casos. De hecho, un porcentaje acepta la idea de quedarse con el niño y darlo en adopción; pero no todas aceptan y hay algunas que simplemente no toleran la idea de seguir con un embarazo provocado por un violador. Es decir, la violencia contra la mujer es un problema grave, se ve, pero no hay ninguna violencia que maltrate tanto a la mujer como la violación.

Y si ella no tolera la idea de quedar embarazada de un violador, ella tiene derecho a que se le interrumpa el embarazo.

Es decir, debería de respetarse la decisión personal…

Claro. Cuando tú entrevistas y tienes de frente a la mujer violada y embarazada, y tú la ves y te dice: ‘¡Doctor, sáqueme esa mugre que ese hombre me colocó aquí!’. Tú te das cuenta de que para ella no es un bebé, es algo sucio que le colocaron dentro de su útero, contra su voluntad.

Usted hablaba de la importancia de una educación sexual y del tratamiento que se le dé a una víctima de violencia sexual. ¿Existe un ejemplo de un país en donde la educación sexual, por ejemplo, permite que la tasa de mortalidad en madres menores de edad sea baja?

Todos los países de Europa occidental: Suiza, Bélgica, Holanda, Alemania… Son países que tienen una educación en sexualidad desde niños y que la mortalidad ha sido muy baja.

Pero la educación en sexualidad no es suficiente si no se acompaña del servicio de salud para adolescentes y que sea accesible y amistoso. La educación sexual sola, sin acompañarse de servicio de salud para adolescentes, no tiene el efecto que tiene cuando son los dos combinados.

Leí que en Bolivia y Argentina se permite la interrupción de embarazo por violación. Usted cree entonces que, en El Salvador, se debería de aprobar esta causal siempre y cuando la mujer o la menor de edad que fue víctima de violación así lo decida.

Claro, sin duda. Tiene que ser por solicitud de la mujer, y tiene la mujer que recibir información. Lo que pasa es que recibir esa información o alternativa tiene que ser imparcial. No puede ser dada por una persona que quiere impedir que ese embarazo se interrumpa.

Tiene que ser una información imparcial, que incite la posibilidad de que en lugar de interrumpir ese embarazo lo lleve adelante entregándolo en adopción a otra persona. Tú nunca lo vas a ver, nunca vas a saber de él, pero vas a saber que no murió. Tú puedes tener esas opciones posibles; te vamos a cuidar durante todo el embarazo, tu puedes decir: ‘No Doctor… Yo no acepto la idea de tener en mi útero el resultado de una violación. Por favor, interrúmpame el embarazo. No puedo vivir ni una hora más con eso dentro de mi útero’.

Las opciones pueden ser, pero no se puede imponer.

Quienes promueven esto de que se dé el bebé en adopción lo hacen porque precisamente plantean que el aborto es un crimen. En El Salvador argumentan su postura porque la Constitución Política reconoce la vida desde la concepción. ¿Hay alguna diferencia desde el punto de vista científico entre concepción y fecundidad? ¿Qué se debe de entender por concepción de la vida?

Se entiende como el momento de la fecundación del óvulo con el espermatozoide. ¿Aquí en El Salvador existe la fertilización asistida para personas que son infértiles y que tienen esterilidad?

Sí existe…

Esos son embriones que se guardan y que después se desechan, son abortos esos cuando se desechan, en grande. Si tú piensas que hay aborto desde el momento de la concepción, no podrías aceptar la fertilización asistida, los tratamientos de fertilidad por implante de fertilización artificial.

Se debería de prohibir también entonces la fertilización asistida.

Pero mirá, hay otra cosa que te quiero decir: la vida existe, es un continuo. El espermatozoide está vivo, el óvulo está vivo y lo que resulta de la unión está vivo, y sigue cuando se empieza a multiplicar. Para cuando existe una persona es otra cosa, porque hasta las seis semanas después de la fecundación el embrión se puede dividir en dos y tener gemelos, entonces tienes dos personas en lugar de una. Entonces no se puede hablar de persona hasta las seis semanas, porque no sabes tú si van a ser una o dos personas y eso coincide con el momento de la implantación en el útero materno. Hasta ese momento tú no sabes si hay una persona o dos personas y por lo tanto, antes de eso, yo no creo que tú puedas decidir de que la vida es inviolable porque tú no sabes la vida de quién, la vida de uno o de dos. Es muy complicado. La idea es cómo consigo de que menos vida se pierda. Y la manera de conseguir que menos vida se pierda es educación en anticoncepción. Y la manera de que más mujeres usen anticonceptivos es legalizando.

Otro de los argumentos que se utiliza bastante es el de que no se puede prevalecer el derecho de la mujer sobre el no nacido. Y esto también se plantea en las otras dos causales que se están discutiendo en El Salvador.

Yo como obstetra, que he cuidado de fetos durante toda mi vida… Claro, decir el feto es respetable, pero el derecho del feto es distinto en el caso en el que estamos hablando de una célula a cuando estamos hablando de un feto de siete meses, que si nace sobrevive. Si estamos hablando de un feto que siente, de un embrión que siente, (a diferencia de) si estamos hablando de un cúmulo de células que no sienten nada, que todavía se están multiplicando.

“No creo que una célula tenga el mismo derecho que una mujer. Yo no creo que una mujer que tiene hijos que cuidar, tenga el mismo derecho que un embrión de seis semanas que si sigue creciendo puede causar la muerte de esa mujer. Yo creo que la vida de esa mujer que tiene que cuidar otros hijos tiene mucho más valor moral que un embrión de seis u ocho semanas”.

–Aníbal Faúndes, médico chileno.

Ahora, si tú me hablas de un feto de nueve meses, creo que el valor moral de él es tan grande como el de la mujer y tienen que protegerlo; sin embargo, te puedo decir que como obstetra, cuando una mujer tiene una preeclampsia grave, que es mortal en cuestión de horas o días y la mujer se va a morir, no hay ningún esposo que me diga: ‘Mire no importa que se muera la mujer, tratemos de llevar el embarazo más adelante’. Si el feto va a nacer con una severa prematuridad de seis meses y me dices ‘sálvame a la mujer’, interrumpo el embarazo, aunque el riesgo de la muerte de la mujer sea muy alto. No podemos prolongar el embarazo de la mujer por mucho derecho que tenga el feto. Entonces, a mí no me pueden decir de que tenga el mismo valor moral una mujer que ya tiene hijos que tiene que cuidar que un feto o un embrión, mucho menos.

El derecho del feto va aumentando a medida que crece, pero siempre va a dar preferencia a la vida de la mujer que tiene otro hijo que, a la vida del feto. La mortalidad de los hijos que quedan huérfanos de la madre es mucho mayor que la de los hijos que tienen una madre viva.

Lo otro que se discute bastante aquí es la causal del caso en el que la vida de la mujer embarazada está en riesgo o que el feto no va a sobrevivir de manera extrauterina. Se argumenta que permitir esta o aprobar estas causales es como un paso previo a abrir toda la despenalización del aborto.

En Brasil hace casi un siglo que la ley está como esta, y no se ha cambiado nada.

También está el caso en el que si el feto viene con una malformación congénita, si esperanzas de sobrevivir fuera del útero. Muchos lo confunden también con que abarca todo tipo de malformaciones.

No tiene nada que ver. El niño con síndrome de Down merece el mismo respeto. Sin ninguna duda estamos hablando de malformaciones en que estamos postergando una muerte anunciada, una muerte inevitable. Si la mujer quiere seguir esperando hasta el parto tiene todo el derecho de hacerlo. ¿Qué es lo que pasa? Que esos casos coinciden con complicaciones del embarazo que pueden complicar a la mujer. Entonces no hay ninguna razón de complicar y poner en riesgo la salud de la mujer para mantener un embarazo que va a terminar de cualquier manera en la muerte del feto. Pero si la mujer quiere correr eses riesgo, es derecho de ella.

No es la primera visita del doctor Faúndes al país. En enero fue invitado a la Comisión de Legislación y Puntos Constitucionales en la Asamblea Legislativa, que discute en la actualidad la despenalización del aborto en cuatro causales. Foto de William Adrián/Cortesía.

Usted conoce el caso de Beatriz. La salud de ella empeoró. En su resolución, la Corte Suprema no permitió que se interrumpiera el embarazo y la Fundación Sí a la Vida tomó esto como un hito para ellos. Pero esto, desde el punto de vista médico, derivó en el deterioro de la salud de Beatriz.

Simplemente no se puede creer que se haya sacrificado la salud de una mujer, que se le hayan quitado años de vida porque el diputado este (Ricardo Velásquez Parker, del partido Arena) dice: ‘Ah, pero Beatriz vive’. Vive con una insuficiencia renal mayor que la que tenía. La postergación le cortó años de vida a Beatriz.

¿Qué se estaba defendiendo al prolongar el embarazo de Beatriz? Cuando yo cuento eso en otros países civilizados, simplemente no pueden creer. Yo tengo amigos que son provida, pero no puedo creer que personas que yo conozco se hayan colocado en contra de la interrupción del embarazo en este caso. Increíble.

Además del caso de Beatriz, en El Salvador también están los casos de las 17 y más mujeres que tuvieron complicaciones. Y como no se les pudo comprobar el aborto, se les acusó de homicidio agravado y fueron condenadas por esto. Quienes defienden su inocencia plantean que fueron emergencias obstétricas, pero mucha gente no suele entender qué es una emergencia obstétrica.

Tuvieron un aborto espontáneo. Aproximadamente el 15 % de embarazos terminan en aborto espontáneo.

Es algo muy común…

Tú no tienes cómo demostrar un aborto espontáneo. ¿Cómo demuestras tú? Empiezas a sangrar, te dan dolores y expulsas al feto. Lo que pasa es que se parte de la base de que la mujer miente. Y si tienen ganas de condenarla la condenan. Esa es otra cosa inconcebible.

Pero ahí también hay otro tema de cuando se hace un estereotipo de la mujer, porque todas estas mujeres comparten características comunes: su poco acceso a educación, las condiciones de pobreza en que vivían, el momento en el que se dio, la complicación o la emergencia obstétrica. Y como usted decía, el 15 % experimenta un aborto espontáneo. Y es en todo el mundo. Entonces, probablemente no se mira de la misma manera a la mujer que vivía en condiciones de pobreza y que sufrió ese aborto en una letrina o en una zona rural que a una mujer universitaria, profesional, que le sucedió lo mismo en el excusado de su casa.

Tú puedes comprobar que (un aborto) fue inducido si tú encuentras un objeto extraño dentro de la vagina. Allí tú puedes decir si fue inducido, pero si ni hay nada de eso, demostrar que no fue (inducido) es lo que resulta imposible.

Ahora eso que tú dices… En toda América Latina no existe una mujer de buen nivel socioeconómico que está condenada por el aborto. Simplemente porque no se condena esa desigualdad por nivel socioeconómico.

En su experiencia, ¿en todos los países de América Latina sucede lo mismo que sucede aquí en El Salvador?

Exactamente lo mismo. Es muy raro el país en que se condena a una mujer… En Brasil no hay mujeres condenadas por aborto. Hubo uno, dos casos, ocasionalmente por poco tiempo. En Chile sí, ha habido un número no tan grande como El Salvador, de mujeres condenadas por aborto.

Si la ley fuera menos restrictiva en El Salvador, ¿cree usted que se podría evitar que se judicializaran este tipo de casos?

Bueno yo creo que sí, yo creo que mientras más restrictiva la ley, más se estigmatiza el aborto. Y con más derecho se siente la población en general de castigar a la mujer sospechosa de hacerse un aborto. Mientras se ve el aborto menos estigmatizado, hay más posibilidades de que ocurran estos casos. Otra cosa muy importante es que se discuta, que la gente comience a entender mejor.

Por eso, en una de las preguntas precisamente mi duda era esa: ¿qué cree usted que hace falta al debate en El Salvador? Porque el debate se basa en lo religioso y en algunas lecturas de otros países, como por ejemplo Chile, en donde está prohibido el aborto también y que no están unas tasas…

Pero en Chile se opera un cáncer ginecológico inicial en embarazada y se saca el útero, no se hace aborto. Se saca el útero con el feto adentro, y eso aquí no se puede. La interpretación de la ley en Chile no se parece para nada a la interpretación de la ley en El Salvador, porque no solo es la ley sino cómo se interpreta.

Y también, me imagino que en Chile la gente está más educada sexualmente.

Hay mejor educación.

Bueno, usted también mencionaba hace un momento el tema de la percepción de la gente. Ya se han hecho encuestas para intentar medir la percepción, si la gente está a favor o en contra del aborto. Incluso en El Salvador se ha hecho. ¿Por qué cree usted que la percepción de la sociedad sea tan negativa con respecto al aborto, a la interrupción del embarazo? ¿Tendrá que ver por cómo se hace la pregunta? Porque la gente no siempre es sincera cuando responde…

A la mayor parte de la gente cuando tú le preguntas: ¿usted cree que la ley debería de permitir el aborto? Te va a decir que no, no estoy de acuerdo.

Nosotros hicimos un estudio entre funcionarios públicos del Estado de México y preguntamos: ¿usted está de acuerdo que el aborto sea permitido en cualquiera de las circunstancias? Hubo un 5 % que nos dijo que sí. Y de allí preguntamos: ¿usted cree que una mujer que se ha practicado un aborto debe ir a la cárcel? El 61 % dijo que no. Entonces preguntamos: ¿usted conoce a alguien que se ha hecho un aborto? Muchos respondieron que sí.

Y si le pregunto: ¿usted está de acuerdo con que la mujer que usted conoce y que se provocó un aborto, vaya a la cárcel? Casi el 90 % me dice que no. Y es más, comparamos según religiosidad. Todas se dijeron no religiosos. Hay mucha diferencia cuando se pregunta si se está de acuerdo en que se despenalice el aborto por ley. Disminuye mucho. Se hace muy pequeña cuando preguntamos si la mujer debería de ser castigada y cuando es una mujer conocida casi no hay diferencia: 84 % de las mujeres muy religiosas no estaban de acuerdo en que se aplicara la ley a una persona.

Mientras están lejos de ti, yo no quiero; cuando ya lo personalizas que se aplique la ley a una persona, ya ellas no están tan de acuerdo; si es una persona conocida, el 90 % no está de acuerdo. Entonces depende de cómo haces la pregunta. Claro, están en contra de que se cambie la ley porque, en abstracto, ellas creen que la ley va a disminuir o aumentar los abortos. Las dos cosas son verdaderas.

Pero usted explicaba que sí está comprobado que el criminalizar el aborto sí puede aumentar la mortalidad.

Pero la gente no cree en eso. Hay un estudio que compara la mortalidad por aborto según lo que dice la ley. Cuanto más restrictiva la ley, mayor la mortalidad. Va aumentando a medida que van aumentando las restricciones. Por violación ya disminuye un poco. Los que permiten por la salud ya disminuyen otro poco. Y así hasta que la menor tasa de mortalidad por aborto es en aquellos países que permiten en cualquier circunstancia, donde la mayor parte de los países tiene cero mortalidad por aborto.

Porque finalmente penalizarlo no significa que este se elimine. Simplemente ya no habría clandestinidad…

Si uno acepta la evidencia, si la gente conociera la evidencia, nadie estaría a favor de la ley, pero es muy difícil transmitir todo esto. Es muy difícil.

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