¡Huye! ¡Vete de aquí!

No estoy hablando de que huyan de El Salvador, aunque si cambiamos a la tribu blanca de “Get Out” –la película de Jordan Peele que el domingo 4 de marzo podría ganar el Oscar– por la bandada de políticos salvadoreños en campaña, nuestro panorama sería más aterrador que el de esta gran comedia negra. Y no lo digo por su director y protagonista, pero todos, absolutamente todos, tendríamos que huir de aquí.


Les hablaré de personas políticamente correctas, respetuosas, demócratas y honorables que votarían por políticos de la talla y nivel de Barack Obama; y que conservan una admiración profunda por Jesse Owen, el atleta que desafió a Hitler en los Juegos Olímpicos de 1936 y el controversial golfista Tiger Woods; personas interesadas en las minorías, en conocer qué hace especial a un negro o quizá a un latino.

“Get Out” (“¡Huye!”, en español) es una película que se concentra en la historia particular de cualquier afroamericano —o cualquier latino— en Estados Unidos (y quizá hasta en Europa), dónde los negros y los “sudacas” siguen siendo un espécimen curioso para los “cheles” que tanto se suele admirar.

El filme del no tan comediante afroamericano Jordan Peele es una de esas comedias negras con tintes de thriller inteligente que nos “sumerge” en una pesadilla y que busca hacernos razonar sobre el comportamiento de una persona post traumas familiares y su relación con la sociedad, incluso con su propio entorno social y racial. La película muestra el pensamiento y perversidad de los poderosos por perpetuarlo todo para su propia existencia, incluso por encima de la vida los demás.

A diferencia de otras películas en las que la riqueza técnica se concentra en la fotografía, efectos de sonido y cámara, el filme de Peele abona más en el fuerte contenido de su argumento, llevándonos de una historia romántica, interracial y moderna, a una crítica mordaz a los intereses de muchos llamados defensores de las minorías.

Al ritmo de la música experimental de Michael Abels, encontramos al personaje de Chris Washington, interpretado por el actor Daniel Kaluuya, el mismo del episodio 2 de la primera temporada de Black Mirror: “15 millones de méritos”. Chris se dispone a conocer a la familia de su novia, Rose Armitage (Allison Williams), un chica blanca de la cual el fotógrafo está prendidísimo desde hace cuatro o cinco meses.

Para no tirar spoilers —que sé que no los quieren— evitaré ir más allá del storyline, contando solamente que Chris y Rose viajan a una casa de campo, aislada por un bosque y un lago. En otras palabras, es un lugar alejado del mundo citadino. El joven debe lidiar con el comportamiento políticamente correcto de los padres de Rose, Missy y Dean, una psicoanalista y un neurocirujano. También se las tendrá que ver con su cuñado, quien hace recordar a un trastornado Joker que busca seguir los pasos de su padre y abuelo. Enseguida arranca una “hipnótica” y desconcertante situación, pero rica en elementos referenciales.

Uno de esos elementos es el ecléctico, que en la cinta busca reunir a las etnias en una sola, con el único fin de la supervivencia de la raza superior, porque no hay nada más rico que “el privilegio de experimentar la cultura de otras personas” en la propia piel.

Un afiche oficial del filme “Get Out”, nominado a un premio Oscar en la categoría de “Mejor película del año”.

“Get Out” se centra en la locura del conflicto racial y no apunta sólo a un fenómeno inaceptable en pleno siglo XXI, también ahonda en creencias todavía absurdas y acusaciones a las que fueron sometidos los esclavos africanos que llegaron a América.

El guión de Peele, sarcástico e inteligente, no es rico en el entrelazado por la locura de perpetuidad aria. La historia se deja influenciar por otros thriller memorables, como El bebé de Rosemary (1968) y Las poseídas de Stepford (1975), historias de Ira Levin. Sin embargo, la película tiene algo de Django (2012), de Quentin Tarantino, en la que el personaje negro pasa de víctima a vengador.

Uno de los diálogos rememora a uno de mis creadores favoritos: Stanley Kubrick y su última cinta Ojos bien cerrados (1999). También deja unos guiños en los afiches, como el de Death Cheetah vs Matter, que muestra a una mujer blanca con un hombre negro que representa la supremacía de la inteligencia femenina (y blanca) sobre la fortaleza masculina (y negra), que es recalcada en diversas ocasiones. También rinde homenaje a su directora de arte, Elizabeth Boller, a la productora Madison Lacerte, y al director de arte, Chris Craine, de forma explícita.

Mientras más nos adentramos en la historia y en los detalles vemos cuán cargada de simbolismos y valores semióticos es “Get out”, y nos deja la moraleja de sospechar siempre de las personas que se exceden en comentarios políticamente correctos y de escuchar siempre a aquel buen amigo que nos sentencia:

“Te dije que no fueras a esa casa”.

Con respecto a las nominaciones a los Oscar —mejor película, director y guión original— los méritos de Peele son tan grandes que no me sorprendería que celebre esa noche con las estatuillas, y tampoco que Kaluuya se lleve el premio al mejor actor. Daniel ya nos había demostrado en Black Mirror su calidad de actor y presencia sin sobresaltos.

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