Como ya no era habitual desde hace aproximadamente dos años, El Ático volvió a poner su carga instrumental en una ansiada noche de sábado 2 de julio. Por fin, de vuelta a los escenarios. Puntuales a la cita, cerca de las 8:00 de la noche, seguidores de la banda motivados por los minuciosos registros  fruncían el seño antes de ingresar a Scenarium, que tiene una capacidad para aproximadamente 500 personas.


Ya dentro del recinto, llamaba la atención una especie de triángulo que iluminaba la batería de Nelson Maldonado. El triángulo formaba el nombre de la banda formada en el año 2003 y que, luego de un receso —además de ciertas experiencias individuales—, decidieron reunirse nuevamente.

El reloj se acercaba a las 10 de la noche cuando una sombra de oscuridad despertó los gritos de emoción. Un juego de luces blancas iluminó tres siluetas maquilladas con sonrisas cómplices. Inmediatamente se rompió el silencio con violentas y breves pruebas de sonido para dar inicio con “Océano Purpura” a un mar de cabezas agitándose. Esa era no solo la mejor y más fiel prueba de sonido, sino la muestra de una potente y cristalina nitidez de audio hasta finalizar con una detonación de aplausos y gritos eufóricos que, ya en confianza, emprendían el camino al “Puente de Israel”.

Haciendo realidad el supuesto de Freud que (analogía del ser humano con una casa) refiere al ático como el subconsciente, el lugar donde se mantienen presentes los recuerdos.

Mientras pasaba la noche, entró en escena uno de los primeros invitados. Sin dejar de hacer sonar las cuerdas de su guitarra, Argolath Larios habla de Brujo, una banda de jazz salvadoreña y con quienes intercambiaron interpretaciones  de sus composiciones. Producto de eso sonaron los temas “12” y “Carmen”.

Un resplandor rojizo eleva la expresividad de Juan Carlos Erquicia en compañía de su bajo para dar paso a “Magnífico Magma Magnánimo” y “De un color a otro”, canciones del disco “Encuentros Paradójicos”, que vio la luz en 2010 y que representaba de una manera concreta la no existencia de limites artísticos creativos en la producción cultural del país. De ahí la complejidad a la hora de tratar de encasillar sus sonidos en algún género.

Luego de un corto receso, Pedro Hércules salió detrás del telón para sentarse frente a su teclado y volver a la vida temas silenciados durante algún tiempo, además de proponer el “trance” con su acompañamiento de teclas.

Así caminó la noche hasta que una falsa despedida incomodaba la tonalidad de “El Taxidermista”, pero luego de hacer un trato justo, los asistentes se dejaban seducir por el saxofón y la sutileza en la composición de “Fuga”, que abrió las puertas del “Mediterráneo” para “cerrar los ojos, abrir la mente y dejar que la música cuente mil historias” e imaginar qué tipo de batallas se libraban en ese bar…

Set List:

Océano purpura
El puente de Israel
Lagunas
El que cero espía
12 (Brujo)
Carmen (Brujo)
Magnifico magma Magnánimo
De un color a otro
Félix el gato
Amanecer (con Pedro Hércules)
Hombre en trance (con Pedro Hércules)
Romance (con Pedro Hércules)
El tren abeja
El escapista
El taxidermista
Fuga
La gran batalla del mediterráneo


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