Gabriel Granadino: “Hay que dejarse de timideces a la hora de mostrar tu arte”

Gabriel Granadino es un artista visual y músico salvadoreño de 33 años. A inicios de esta década encontró su estilo cuando estaba en la ciudad de Barcelona, España. En esa época Gabriel se dedicó a reinterpretar lo cotidiano y también lo interno. Actualmente expone en el Centro Cultural de España los trabajos hechos en ese momento (2011 – 2012), bajo el nombre “Manos frías… corazón caliente”. Revista Factum habló con él sobre esta muestra y otros aspectos de su obra.


En tu obra existe un reflejo de lo cotidiano, a veces infantilizado. ¿Qué captura tu atención de eso y te hace quererlo contar pero desde otra forma?

Yo creo que eso mismo. Que todo lo que pasamos por alto es lo que vemos o percibimos como cotidiano, pero cuando dejamos de ver, nos estamos perdiendo de un montón de detalles. Por ejemplo cuando estamos en una trabazón lo primero que queremos hacer es salir de ella, pero no nos ponemos a ver lo que está pasando, si el señor de a la par va cantando en karaoke solitario en su carro, si se va sacando los mocos… Entonces siempre hay situaciones de las que queremos escapar o que vemos en el día a día y ya no vemos la belleza que hay en ellas. Y tal vez no belleza, sino la verdad de que estén ahí. Y el carácter infantil es porque de hecho sí estudié ilustración infantil.

¿Qué otros elementos influyen para crear?

Depende de lo que esté representando. A veces me toca hacer algo que me han encargado hacer. Pero dentro de lo que me han encargado hacer siempre trato de meter mi esencia, mi perspectiva. Pero cuando yo estoy haciendo algo solo para mí, no estoy pensando en qué quiero hacer. Me gusta que el resultado final me sorprenda hasta a mí. Entonces es bien experimental el dibujo. Siempre comienzo por los ojos porque siento que a partir de los ojos puedo encontrar la expresión que va a tener el personaje. Me voy imaginando en qué tipo de situación está, si tiene miedo, si tiene una expresión de terror o si tiene una cara agresiva y ya puedo ir complementando todo. Todo depende de lo que haya consumido, también… Por ejemplo, qué película he visto, en qué periodo de mi vida estoy. Si estoy bien, si estoy mal. Es un reflejo, es una catarsis gráfica.

Además de la idea obvia de la expresión por sí misma. ¿Buscás algo más con tu obra?

Me gusta provocar. Me gusta contar historias que podás identificar en un solo cuadro, que podás pensar qué pasó antes o qué va a pasar justo después de esa imagen que has visto. Me gustan las imágenes que te van a estimular a pensar qué es lo que pasó, qué va a pasar después. Me gusta que sea como una animación pero que vos complementés en tu cabeza.

Tu estilo ya es reconocible. ¿Qué momento de tu vida ubicarías como el génesis de este?

Esto (señala la muestra). Este fue el momento en que me empecé a sentir más seguro, entonces quería mostrar como este primer paso, este primer experimento que lo pude hacer estando lejos. Creo que ya no estaban cerca ni mi familia ni mis amigos. Procuré pasar bastante tiempo solo pensando y anotando lo que pensaba. Y el título “Manos frías… corazón caliente” hace como alegoría a cuando estás frío quizá de las manos, como cuando estás en un partido de fútbol y tenés que calentar. Y el corazón caliente, las ganas que tenía de estar haciendo justamente esto, lo que estoy haciendo ahorita: pintar, ilustrar, vivir de mi propuesta. Esta muestra fue como la que me dio confianza desde un principio a empezar a ser yo mismo en el arte.

Ya comentaste un poco el nombre de la exposición. ¿Podrías contarnos más acerca del porqué “Manos frías corazón caliente”?

“Manos frías… corazón caliente” me lo dijo una amiga allá (en España). Una vez le tomé la mano… A mí me parecía atractiva ella y le dije: “mirá, qué heladas tenés la manos”. Y me dijo: “ah, manos frías corazón caliente”… Y se me quedó así. En el momento solo me gustó que me lo dijera pero no entendí bien qué significaba, pero después fui pensando qué frase se me quedó de ese viaje y que podría aplicar al concepto de la muestra y creo que encajó bastante bien porque le di mi propio significado.

No es la primera vez que exponés tu obra, ¿cuántas has tenido antes y cómo han sido tus experiencias fuera del país?

La primera fue aquí en La Casa Tomada y fue “Adiós Caballitos”, que fue una exposición que hice en el 2014; y tuve también “Wellcome to the jungle”, en la Alianza Francesa. Está la del (teatro) Luis Poma, que cuenta como exposición y está esta. En cuanto a… No sé… Es bien chivo estar experimentando en cuanto a la manera de presentar el trabajo. Eso le da un plus y te sumerge más dentro de la obra. Creo que hay que dejarse de timideces a la hora de estar mostrando un arte que de por sí tiene un mensaje bastante agresivo o propositivo.

He hecho un par de cosas afuera, una fue en Nueva York que hice una aplicación de salud y era que hice un mural bien grande ahí en Manhattan, para la activación de la marca. También decoré un restaurante en Guatemala, en Antigua, de una papitas fritas. Ja, ja.   

Tu otro amor es la música… Muchos te conocimos primero por tus bandas (Llyclovt y Safari Volvo) que por tu trabajo visual. Simone de Beauvoir hablaba de dos tipos de amores: uno contingente y otro necesario. En tu caso, ¿cuál sería el contingente y cuál el necesario?

Este es el necesario, el gráfico. Porque me permite estar solo, me permite pelear conmigo. El otro (la música) es una actividad que a mí me gusta realizar bastante en conjunto con alguien más o con varias personas. Y me encanta, pero creo que este es el que me mueve más. En este creo que puedo representar mis ideas de una manera más rápida y puedo tener mayor fluidez. Lo otro requiere mucho más producción… En este, una idea súper básica puede ser súper explosiva sin necesidad de estar sobreproducida. Mientras que a la música le debés respeto a la hora de estarla produciendo y al menos a mí me gusta presentarla de la mejor manera… Y es caro y es complicado y lleva tiempo y otro setting de mente del que cuesta recuperarse, del que te salís cuando estás dibujando. Es bien raro, creo que son dos partes de la cabeza bien distintas que ponés a funcionar.

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