Desert Trip (Parte II)

Dos salvadoreños (padre e hijo) estuvieron presentes en un conciertazo. Manuel Martínez nos comparte el relato del día dos en uno de los festivales musicales más importantes realizados en el año 2016, el Desert Trip, que para la ocasión mostró las actuaciones de dos leyendas del rock: Sir Paul McCartney y Neil Young.


Neil Young es un artista que encontró la fama mundial en un concierto para el cual intentó aparecer lo menos posible en el documental que se filmaba del mismo, al punto de amenazar a los camarógrafos si se le acercaban, pero como el documental se volvió en el suceso que simbolizaba el rock de la década de los sesenta —y Woodstock el concierto más legendario de todos los tiempos—, su nombre como el cuarto integrante de C,S,N & Y es célebre desde entonces, aunque su carrera tomara otros caminos.

No quiero decir que Neil Young tuvo el mejor momento de su carrera en Woodstock, sería un error, ya que además de músico, cantante y compositor, es productor, director de cine, guionista, empresario y activista humanitario. Sus discos van del folk al rock y del country al pop; y como todo creativo que hace de su arte un mensaje, desde siempre ha venido abogando contra la guerra, la voracidad de las compañías multinacionales y, sobre todo, a favor de la madre naturaleza y la importancia de preservar el medio ambiente. Su estilo musical le ha permitido hacer discos con artistas de estilos tan diferentes como Pearl Jam o Booker T & the MG’s. Debido a ello, su concierto en el Desert Trip fue un recorrido por todas sus etapas y momentos.

Neil Young, durante su presentación en el segundo día de actividades del Desert Trip. Foto/Twitter del festival.

Neil Young, durante su presentación en el segundo día de actividades del Desert Trip. Foto/Twitter del festival.

El impresionante escenario del Desert Trip en el día dos tenía tipis en las esquinas y un inmenso telón de fondo. No era otra cosa que una reproducción gigante de un saco de semillas orgánicas de las que han usado por generaciones muchos agricultores, quienes en la actualidad tienen restricciones legales en California para comercializar sus semillas, si lo hacen a distancias mayores de tres millas (4,8 kilómetros) de donde fueron cultivadas. Más que una escenografía, era una declaración de intenciones: Neil Young estaba en el Desert Trip para entretener a los fans y “hacer una conexión con el mundo real”, como diría más adelante el mismo Neil.

La señal que comenzaba el espectáculo fue cuando esparcieron semillas orgánicas por el piso del escenario como si se tratara de un campo de cultivo y con eso los acordes de la guitarra acústica para la canción “After the gold rush”, que abrió una primera parte acústica del concierto, con un Neil Young cantando sus canciones más famosas de inicios de la década de 1970 acompañándose él mismo con guitarra, armónica o tocando un restaurado órgano del siglo XIX.

[Clic aquí para leer la Parte I de la crónica de cómo se vivió el Desert Trip]

Los músicos que acompañan a Neil Young desde la grabación del disco “The Monsanto years” y su posterior gira integran la banda “Promise of the real” (POTR por sus siglas), grupo que a su vez es liderado por los hermanos y guitarristas Lukas y Micah Nelson, hijos de la leyenda Willie Nelson (a quien Lukas le hace un homenaje usando una bandana con su nombre).

POTR le da a Young el apoyo de excelentes músicos de estudio, curtidos en actuaciones en concierto por sus propias giras a lo largo y ancho de los Estados Unidos desde el año 2009.

No es necesario ser un conocedor a profundidad de toda la discografía del artista canadiense para disfrutar la manera en que POTR improvisa junto a Neil Young en las versiones extendidas de sus canciones, ya que dan balance a cada tema y permiten apreciar que en esencia son músicos de rock que dominan la vieja escuela del jam (improvisación). En la canción “Cowgirl in the sand” lograron niveles magistrales de malabarismo en forma de riffs y solos de guitarras que mantuvieron la tensión en la historia de la canción por cerca de veinte eléctricos minutos.

El padrino del Grunge y su banda de cowboys cerró su actuación con dos canciones en el encore; la primera, un adelanto de su disco de estudio número 37 (“Peace trail”); y después, con “Rockin’ in the free world”, la canción por la que es conocido por los aficionados al juego de vídeo Guitar Hero: “Warriors of rock”, que es su tema más popular desde 1989.

Parte del público vivió las mejores épocas de los artistas del Desert Trip cuando se encontraban en el apogeo de sus carreras. Foto/Twitter del sestival.

Parte del público vivió las mejores épocas de los artistas del Desert Trip cuando se encontraban en el apogeo de sus carreras. Foto/Twitter del sestival.

El momento de ver a Paul McCartney

Si los Rolling Stones son la banda más grande de rock, Paul McCartney viene a ser la estrella de rock más grande de todos los tiempos y ningún artista en el mundo puede interpretar como propias la mayor cantidad de números uno en un concierto…

Sir Paul McCartney, damas y caballeros… ¡Es el puto amo!

Todo comenzó con un vídeo para calentar el ambiente con una duración de 30 minutos donde proyectaron en las gigantescas pantallas un mix con animaciones musicalizadas de las incontables composiciones escritas por Paul McCartney desde su etapa con The Beatles y con Wings, en colaboraciones o como solista. Cuando apareció en las pantallas el icónico bajo Höfner como final de la animación multimedia, hizo su entrada triunfal al escenario el genio de Liverpool, acompañado de sus músicos y la espontánea ovación selló el pacto entre el artista y su público.

Comenzó el concierto con “A hard day’s night”, seguida de “Jet” y un breve saludo para dar paso a “Got to get you into my life”, a la que le siguió “Letting go”.

Sir Paul, con su capacidad de conectar con la audiencia, como el entertainer que es, se tomó el tiempo de hacer una cata al aire de las diferentes cepas de Kush y Haze que el viento del desierto esparcía por el Empire Polo Club, en Indio, California. Lo hizo para apreciar un aplauso multitudinario de aprobación; y luego continuar con el recorrido alterno por su discografía, interpretando una de los Beatles seguida por otra de Wings, hasta que llegó el turno de “My Valentine”, que la dedicó a su esposa desde el 2011: Nancy Shevell. Ella fue la inspiración para el tema.

Luego interpretó “Nineteen hundred and eighty-five” del disco “Band on the run”. Y cuando fue el turno de “Maybe I’m amazed”, recordó que es una canción para Linda (McCartney) y que esa noche la dedicaba a dos de sus hijas, una de ellas la famosa diseñadora Stella McCartney, quien estaba presente en el concierto. No sé si alguien le ha preguntado a Sir Paul cual canción de su repertorio de conciertos es la que representa mayor reto interpretativo, pero en “Maybe I’m amazed” se puso de manifiesto que no fue suficiente la técnica y el coraje para disimular los quiebres en su voz. No fue la única ocasión que al público le abundó la indulgencia para disfrutar al máximo esa magnífica canción, un tema que en su momento le sirvió a McCartney como terapia, después de la ruptura con The Beatles.

A lo largo del concierto, Sir Paul contó anécdotas y dio detalles para los que aprecian la historia de la música. Por ejemplo, la primera grabación de The Beatles fue un disco demo y para eso buscaron un pequeño estudio en Liverpool, donde por cinco libras esterlinas produjeron “In spite of all the danger”, que la interpretó haciendo una breve, pero totalmente reconocible personificación de Elvis Presley antes del puente de la canción.

Sir Paul McCartney y Neil Young complacieron al público que los idolatra y que dijo presente en el segundo día de actividades del Desert Trip. Foto/Twitter del festival.

Sir Paul McCartney y Neil Young complacieron al público que los idolatra y que dijo presente en el segundo día de actividades del Desert Trip. Juntos cantaron canciones como “A Day in the life”, “Give peace a change” y “Why don’t we do it on the road”. Foto/Twitter del festival.

Con la canción “Blackbird” hizo mención que la escribió en apoyo a las luchas por los derechos civiles en Estados Unidos en la década de los años sesenta; y con “Here today” pidió un aplauso para John Lennon. Recordó la importancia de decir las cosas a las personas que amamos porque no van a estar siempre. Sir Paul hace menciones en todos sus conciertos y homenajes a los otros Beatles y a otras figuras emblemáticas de la música. Saludó a la memoria de George Martin y reconoció que sin él The Beatles no habrían tenido la oportunidad de grabar discos.

Para la canción “FourFiveSeconds”, Sir Paul invitó al escenario a Rihanna, a quien presentó como “la emperatriz de Barbados”… Y todos en el Empire Polo Club mostraron su aprobación.

Y como ya lo había hecho en el primer fin de semana, Paul McCartney invitó a Neil Young al escenario para tocar juntos tres canciones “A Day in the life”, “Give peace a change” y en especial “Why don’t we do it on the road”, en la que Neil Young tocó la guitarra con tanta energía y agresividad que al final rompió todas las cuerdas, al excederse con la palanca de trémolo.

Los momentos más espectaculares y emotivos del concierto llegaron con las canciones “Live and let die” (que llenó las pantallas de efectos a lo James Bond y pirotecnia) y “Hey Jude”, en la que la multitud cantó llevando el ritmo con un sentimiento de unificación y agradecimiento al artista, un reconocimiento por darle a la humanidad un tema tan clásico como indispensable.

El final del concierto de Paul McCartney es el que todos sus fans conocen: una serie de canciones que sirven de encore. Y arrancó esta sección final con “Helter skelter”, a la que le siguieron “Golden slumbers”, “Carry the weight” y finalmente “The end”.

En total, se trató de un espectáculo de 38 canciones, la mayoría himnos de su época, todas con el sello del artista más prolífico, influyente y con las credenciales para ser considerado “el Charles Chaplin del rock and roll”, como dijo Neil Young cuando le acompañó en el escenario.

Pasaba la medianoche cuando la reverencia final del artista que representa la conexión con el grupo más importante de la historia le puso el broche de cierre con fuegos artificiales y la segunda jornada del viaje al desierto estaba completa y en mi cabeza seguía escuchando una y otra vez la estrofa final de “The End”:


“And in the end
The love you take
Is equal to the love
You make”

(‘THE END’-The Beatles)


*Fotos/Twitter Desert Trip.

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