El asesinato del rey de las prisiones de Guatemala

Un excapitán del ejército, que fue condenado por el asesinato de un obispo y luego llegó a ser conocido como el “rey” del peligroso sistema carcelario de Guatemala, fue asesinado en un ataque sorpresa, según dijeron las autoridades. La muerte de Byron Lima genera una serie de interrogantes en un país plagado de teorías conspirativas.


Todavía se están aclarando los detalles sobre cómo fue asesinado el excapitán Byron Lima durante unos disturbios en la prisión de Pavón, en los cuales, según los informes oficiales, murieron ocho personas y al menos 25 resultaron heridas. El motín, que comenzó el 18 de julio por la mañana, continuó hasta las horas de la tarde. Las autoridades dijeron que un periodista que se encontraba entrevistando a Lima cuando comenzaron los disturbios estaba entre los muertos, pero Lima fue la única víctima que lograron identificar.

Un funcionario del Ministerio del Interior le dijo a InSight Crime que Lima había recibido dos disparos en la cabeza. El funcionario, quien pidió mantener su nombre en reserva, dijo que otras personas que murieron en el ataque a Lima también sufrieron heridas de bala. Señaló además que algunas de las personas que murieron en la prisión habían sido asesinadas en los disturbios que al parecer se presentaron luego del ataque a Lima y continuaron por varias horas.

Las sospechas cayeron inmediatamente sobre el interno Marvin Montiel Marín, alias “el Taquero”, condenado a 800 años de prisión por su participación en un ataque, en el año 2008, contra un autobús que llegó a Guatemala procedente de Nicaragua y en el que murieron 16 personas. Se cree que Montiel Marín, traficante de drogas local, y 13 de sus colaboradores intentaban robar una carga de droga cuando interceptaron el autobús y se lo llevaron a una granja. Luego asesinaron a las 16 personas, rociaron el vehículo con gasolina y le prendieron fuego.

Lima fue condenado en 2001 por el asesinato, en 1998, del obispo Juan Gerardi, importante activista de los derechos humanos que días antes de su muerte había publicado un informe en el que denunciaba las atrocidades cometidas por el ejército. Lima había sido recluido en la prisión de Pavón desde noviembre de 2015, e InSight Crime lo había entrevistado tres veces en los últimos cuatro meses, en lo que parecía ser una oficina separada del resto de los internos. La fuente del Ministerio del Interior dijo que allí fue donde ocurrió el ataque.

Durante las visitas a la prisión, Lima permanecía acompañado por varios guardaespaldas, de los cuales por lo menos dos eran antiguos miembros de las fuerzas armadas. Él se movía libremente por la prisión, charlando con otros presos. Después de hablar con un recluso, Lima dijo que había disparado y arrestado al hombre mientras se encontraba trabajando en la unidad antisecuestros del gobierno, a finales de los noventa.

Se cree que Lima, exoficial de inteligencia y miembro de las fuerzas especiales, ejercía control en la prisión de Pavón, entre cuyos más de 2,700 presos se encuentran todo tipo de miembros de pandillas, narcotraficantes de alta y poca monta y delincuentes comunes.

La habilidad de Lima para sobrevivir a otros ataques en la prisión —incluyendo uno en el año 2003 en que los pandilleros decapitaron a uno de sus cómplices en el asesinato del obispo Gerardi en otra prisión de Ciudad de Guatemala— lo hizo una figura legendaria.

Desde su encarcelamiento en el año 2000, Lima se había desplazado por el sistema carcelario, y estuvo recluido en ocho de las 22 cárceles del país. Casi siempre estaba acompañado por su padre, el coronel Byron Lima Estrada, un oficial retirado de inteligencia militar que fue encarcelado por participar en el asesinato de Gerardi. Lima Estrada fue liberado en el año 2012 por buen comportamiento, por completar las actividades extracurriculares y debido a su avanzada edad.

En cada una de las instalaciones, el joven Lima logró hacerse al control de la economía de las prisiones, así como de su vida social y su sistema de seguridad. Su capacidad para engañar era bien conocida. Y cuando otros lo desafiaban, pagaban un alto precio. Cuatro de los pandilleros que decapitaron a su séquito militar en 2003 fueron decapitados cinco años más tarde en una cárcel bajo el control de Lima.

La capacidad de Lima para controlar las cárceles donde era recluido se debía a varios factores. Además de su formación castrense y de inteligencia, Lima tenía un profundo conocimiento de los presos de más bajo rango. Conocidos como los “rusos”, estos presos solían ser abusados y extorsionados por los líderes de los diferentes sectores de la cárcel. Lima se hizo amigo de ellos y los hizo parte de su propio ejército. Además, se encargaba de que sus quejas llegaran a oídos de los superiores, les conseguía trabajo y les daba clases, como el curso de portugués que él mismo enseñaba.

Lima también conocía bien las economías de las prisiones. Desde el principio, utilizó sus habilidades y sus contactos para asumir el control del negocio del licor, y más tarde del entonces novedoso negocio de los celulares y de otros servicios de contrabando en la prisión.

Lima contaba además con una poderosa red política y militar. Incluso mientras estaba en la cárcel, sus compañeros de la academia militar y los soldados que lo habían entrenado, o a quienes él había entrenado, lograron ascender en las filas del ejército, ganando influencia dentro del gobierno. Algunos de ellos llegaron a ser funcionarios del sistema penitenciario, especialmente con la llegada del Partido Patriota, fundado por quien por mucho tiempo fue uno de los mentores de Lima, el expresidente Otto Pérez Molina.

Pérez Molina asumió el poder en 2011, y Lima, percibiendo una oportunidad para ganar influencia en el sistema carcelario, le envió una lista de entre 50 y 100 nombres al ministro del Interior, Mauricio López Bonilla, según los investigadores del gobierno. Muchas de las personas incluidas en la lista se habían graduado de la academia militar con Lima, entre ellos un hombre que se convirtió en el director del sistema penitenciario de Guatemala. Otra de las personas de la lista era el suegro de Lima, quien llegó a ser un importante administrador.

Las autoridades del Ministerio Público dicen que Lima utilizó estos contactos para su beneficio, pagando dinero para negociar traslados de prisión. Durante la administración de Pérez Molina salía con regularidad de la prisión donde se encontraba recluido, y según informes fue visto en más de una ocasión en clubes nocturnos de Ciudad de Guatemala. Al parecer, Lima también cobraba grandes cantidades de dinero por la protección de los narcotraficantes encarcelados.

Esta última actividad parece haber causado problemas en las relaciones de Lima con algunos de sus contactos en los altos niveles, entre ellos López Bonilla. En 2013, el ministro sorprendió a Lima en dos coches con un séquito de seis guardas de prisión, en un momento en que regresaba a la cárcel después de lo que según López Bonilla había sido una visita a la ciudad sin autorización. Lima respondió a la demanda en la corte y ganó el pleito.

Pero sus problemas no habían terminado. En 2014, Lima fue acusado por el Ministerio Público de establecer un esquema de recaudo de dineros para hacer transferencias carcelarias, cargos que Lima también refutó, vilipendiando a López Bonilla en el proceso. En las entrevistas, Lima decía que era López Bonilla y no él quien les cobraba a los narcotraficantes —muchos de los cuales fueron extraditados más tarde a Estados Unidos— por sus cortas reclusiones en las prisiones de Guatemala.

López Bonilla ha sido arrestado por otros cargos de corrupción, y en entrevistas con InSight Crime ha negado haber recibido dinero de los narcotraficantes o utilizar la lista de Lima para nombrar a sus funcionarios en las prisiones. Pérez Molina también está en la cárcel, en espera de un juicio por varios casos de corrupción.

La pregunta que queda es quién mató a Lima y por qué. Aunque “Taquero” parece ser el sospechoso, hay una larga lista de personas —pandilleros, narcotraficantes y exfuncionarios— que pueden tener razones para desear la muerte del excapitán del ejército. Lo sorprendente es que alguien haya logrado matarlo.

Foto principal: Insight Crime.

 

El artículo, que fue publicado originalmente en inglés en el sitio Insight Crime, se reproduce con permiso del autor.

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