Alternativas al desastroso escrutinio

El TSE lo intentó, con la mejor de las intenciones. Por buena fe, lo mejor que se puede asumir de su parte es incompetencia.  Pero en vista del fracaso absoluto en una de sus principales labores – la de brindar a la población resultados electorales confiables de manera transparente y rápida – y en vista de que tampoco piensan renunciar a sus cargos, quizás ha llegado el momento de buscar alternativas.

Si les quedó grande el cargo pero quieren mantenerlo, quizás valga la pena que tengamos compasión y que de manera creativa – ya que el escrutinio les está costando demasiado – ofrezcamos alternativas viables para que puedan decirnos de una vez por todas, quiénes llenarán las curules del Salón Azul en el próximo período legislativo.

Una posibilidad es que obtengan unas cuantas bolsas de frijoles por parte de Alba Alimentos (donados, porque son gente de bien) y en uno de los pabellones de CIFCO inviten a los partidos políticos a un juego de lotería, sustituyendo los cartones en los que aparece el “sol cachetes de gringo” y “el barril” con trozos de las papeletas sobrantes.  El partido que complete primero puede ganar un escaño. Como ventaja, pueden conservar los cantos originales de la lotería, y quedará a criterio del público la interpretación para ver en qué cara poner el frijolito ante los cantos de “el catrín” o “el borracho”.

Otra posibilidad podría ser asignar curules a través de un juego masivo de “Zapatito cochinito”. El peligro, es que semejante coordinación logística le sea un reto insuperable a un organismo que ha demostrado ser incapaz hasta para pedir comida a domicilio sin poner en peligro a su personal.

De manera alternativa, otra propuesta podría ser la selección de candidatos ganadores mediante un torneo de piedra, papel o tijera. La única responsabilidad del tribunal sería la de organizar las llaves del torneo y asegurarse que ningún candidato intente colar al recinto de la competencia piedras o tijeras reales. Idealmente, papeles tampoco, por cuestiones de limpieza.

Esperamos que la búsqueda de una alternativa viable sea más pronto que tarde, buscando evitar que la ambición por representarnos en la Asamblea y repartirse alcaldías lleve a los partidos a emular las épicas batallas creadas por George R.R. Martin en su éxito literario Juego de Tronos.

Bromas aparte, es cierto que la patética incompetencia del organismo cuya principal función es garantizar que el mecanismo que usamos para la distribución del poder sea confiable y transparente, no es cosa de risa. Es un tema, más bien, de lástima, y que debería llevarnos a la reflexión: ¿qué hemos hecho, como ciudadanía participativa, por preocuparnos de que las personas más capaces, probas y eficientes llenen el Tribunal Supremo Electoral?

¿Cuándo, fuera del período electoral, nos preocupamos por fortalecer la institucionalidad de un organismo vital para nuestra democracia? ¿Qué haremos para exigir de nuestros representantes en la Asamblea, una mejor labor a la hora de nombrar magistrados? Si no tenemos respuestas concretas para ninguna de estas preguntas, puede ser que un juego de lotería sea lo más que nos merecemos como ciudadanía para elegir a quienes nos gobiernan.

¿TE HA GUSTADO EL ARTÍCULO?

Suscríbete al boletín y recibe cada semana los contenidos en tu email.