A place with no name (reseña de “Room”)

[Alerta spoiler: la siguiente reseña revela algunos detalles sobre la película “Room”, que ha recibido cuatro nominaciones a los premios de la Academia, a celebrarse el próximo día 28 de febrero de 2016]

Room relata la experiencia de convivencia en aislamiento forzoso de una madre y su hijo. Ella está recluida desde hace siete años y su hijo recién cumple los cinco. Su raptor procura las condiciones básicas para que madre e hijo puedan “vivir” en una habitación de 3×3 mts2, sin mediar relaciones afectivas. La película está basada en la novela del mismo nombre; los hechos reales que inspiraron la historia están fundados en Josef Fritzl, austríaco que mantuvo a su hija cautiva por 24 años, procreando con ella 7 hijos.


room fichaEn Room el encierro ha sido por siempre la realidad del hijo, que nació y crece en un hábitat en el que pocos libros, mínimos juguetes, su imaginación, la televisión y las historias que narra su madre son su cotidianidad; lo único real que existe es todo lo que ve y ha sentido en ese espacio. La lucha materna radica en llevar el día a día al día, sin dejarse vencer por la monotonía o la desesperación, no siempre teniendo éxito en ello.

La luz es un elemento simbólico importante; aparte de la eléctrica, la que circula diaria durante el día proviene de una claraboya. Los tonos rosas y amarillos en el vestuario de los personajes y en los objetos de la habitación, discrepan del marrón de las paredes. El cielo, lo único visible del exterior en la habitación, siempre se muestra gris, macilento, tiñendo el ambiente de gris pardo.

A este punto, si bien hay diálogos y a través de las acciones de los personajes y el ambiente percibimos lo que acontece, tenemos adicionalmente los pensamientos del hijo en primera persona y en voz en off, contándonos de sus interpretaciones de lo que vive, lo que ve y espera. Se resiste a creer que pueda haber otra realidad, que hay un afuera y otro tipo de convivencia. Más que resistencia es la sólida intransigencia de quien no puede asumir otras perspectivas porque en su mundo no existen, ni tienen cabida de existir. Es así como disponemos de la perspectiva infantil de la situación, desde su concebir el mundo exclusivamente a través de los elementos de la habitación y los de su imaginación (adecuados a esa misma experiencia). Es una voz llena de pensamientos, una voz que nombra, se sabe y ve de afuera hacia dentro, construyéndose a partir de esa fraccionada realidad. Este recurso se mantiene durante toda la película, abriéndose luego a las nuevas vivencias.

Brie Larson y Jacob Tremblay protagonizan la película "Room".

Brie Larson y Jacob Tremblay protagonizan la película “Room”.

Al escapar del cautiverio, re encontramos la luz, una luz blanca que asombra, asusta y cega. A partir de aquí hay un segundo momento en la película: los colores ahora son iluminados por una luz que hace todo más vivo, reluciente, vibrante, aun primando grises y paletas sepias en los paisajes.

La madre regresa a un mundo que es familiar para ella pero desconocido para su hijo. Las actuaciones de Jacob Tremblay como el hijo y de Brie Larson como la madre son abrumadoras. El hijo refleja ser un producto de lo que la habitación, como modo de vida, provocó en él: miradas, entonaciones, forma de moverse y ser; logra que nos olvidemos que es un niño actuando, para nosotros es el hijo. Por su lado tenemos a una madre ausente-presente, inmersa en su hijo pero consciente de las condiciones en las que están; Larson nos lleva por medio de su interpretación en un genuino viaje de re encuentro consigo misma y reconciliación con todas sus realidades.

Para la madre todo se ha convertido en la alegría y seguridad de estar en el mundo, el que siempre fue su mundo, el exterior a la habitación y con los suyos. Para el hijo es irrumpir en un mundo ajeno; lo vemos y vemos lo que ve: un mundo donde no puede nombrarlo todo, que al mismo tiempo le asusta y asombra.

A través de encuentros y desencuentros familiares, la madre se siente ahora segura entre los suyos, pero el hijo extraña la habitación, para él todo es ahora una arritmia en la que siente extraño vivir. Luego la madre cae en cuenta de todo lo que ha pasado, todo lo perdido y se enfrenta a nuevos cuestionamientos sobre lo sucedido, comprueba en el día a día que el mundo siguió a pesar de ella, que en los demás también tuvo consecuencias su desaparición, sintiéndose así fuera de lugar y sin con qué conectar.

Mientras la madre se siente ahora ajena, ausente y errante de sí misma, náufraga de su propia vida con el alma cansada, el hijo se acopla paulatinamente a su nueva realidad en la que hay una habitación solo para él, nuevos juegos y otros niños para jugar. Luego de un quebranto y alivio materno, ambos existen a través de compartir con los demás, cuando se es también para otros y se construye una realidad compartida. El hijo pide ver la habitación, aquella habitación, ese espacio sin nombre afectivo más que el de su utilidad, habitar. El cuarto es ahora muy diferente de cómo se recordaba: lo que antes parecía amplio ahora se mira estrecho, no hay ya muebles o dibujos, todo el espacio es decadente, incluso la claraboya, ese cuadro de luz gris que ahora es un elemento insignificante. Si bien el espacio es el mismo, es notoria la diferencia en amplitud de dimensiones producto del manejo de cámara e iluminación.

CUATRO NOMINACIONES

*Mejor película

*Mejor actriz (Brie Larson)

*Mejor director (Lenny Abrahamson)

*Mejor guión adaptado (Emma Donoghue)

Room es así una conmovedora historia de supervivencia en diferentes espacios, pues aún las realidades habituales requieren de sobrevivir en ellas; acierta en una emotiva exploración psicológica de las relaciones entre madre e hijo, y profundamente íntima y emocional en el conocimiento de ellos mismos. Registra diversas concepciones de mundo, el conocimiento que tenemos de él, cómo se recrea la realidad, y nos muestra la opresión y la libertad como estados ambivalentes. Se trata de saberse vivos porque otros nos perciben así. Nos revela que es posible decir “adiós” a lugares sin nombre y dejar esos espacios vacíos, ya de nosotros mismos, atrás; que la memoria es una instantánea que se reitera indefinidamente, y que, algunas veces, es bueno que todo nunca vuelva a ser como fue.

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