Jimmy Morales, un actor político en busca de guion

El 25 de octubre del año pasado Jimmy Morales, un actor, comediante y empresario se convirtió en el décimo presidente de Guatemala en su era democrática, que inició en 1986. Un novato en la arena política, Morales derrotó a las maquinarias electorales de los partidos ya establecidos en un contexto de caos político. Con el ex presidente Otto Pérez Molina y la ex vicepresidenta Roxana Baldetti en la cárcel, acusados de corrupción, y en medio de manifestaciones ciudadanas, la tormenta perfecta de las elecciones 2015 en Guatemala arrojó por resultado la elección de Morales. Su círculo más cercano, sin embargo, lo mismo incluye a empresarios prominentes como a una figura vinculada al asesinato de tres diputados salvadoreños al Parlacen en 2007, el mayor Herber Armando Melgar Padilla.  


La Gran Sala del Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias en la ciudad de Guatemala está llena. Todo aquel que es alguien en el mundo político, diplomático y económico del país está presente. Presidentes de Centroamérica, el mandatario de Ecuador, Rafael Correa, y el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, forman parte de la audiencia. El flamante presidente Jimmy Morales ha tomado posesión del cargo y está por finalizar su discurso.  Con los diputados de la nueva legislatura  a sus espaldas, el mandatario se hace a sí mismo una pregunta retórica.

—“¿Por qué juramentar solo al Presidente o al gabinete?, cuando la tarea es de todos.”

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Jimmy Morales, presidente de Guatemala. Foto de Hugo Brielle.

Con aires de quien da un sermón dominical, de reconvención, el ya mandatario hace una pausa. Una pausa dramática de la cual saldrá para un llamado: “Invito a todos los guatemaltecos que están acá que se pongan de pie, también a los que nos ven por televisión o por algún medio de comunicación, dondequiera que estén pónganse de pie, gracias señores diputados por ponerse de pie…” Risas nerviosas y el murmullo de una sala levantándose como al terminar una función. Los mandatarios extranjeros y los diplomáticos no saben muy bien si levantarse o seguir sentados.

Continúa el Presidente: “amigos invitados, gracias por ponerse de pie… y ustedes serán nuestros testigos de honor, quiero invitar a los guatemaltecos a que su mano derecha la pongan sobre su corazón y hagan conmigo este compromiso: Por nuestra patria, que vuelve a nacer, me comprometo a dar lo mejor de mí, a vivir una vida de honor, sacrificio y esperanza (una estrofa del juramento a la bandera)… me comprometo a hacer esto cada día  para lograr la Guatemala feliz, la Guatemala inmortal (paráfrasis del himno nacional) , la Guatemala que todos queremos”.

Jimmy Morales ha hablado a su audiencia, al ciudadano, al público en la sala, pero sobre todo al espectador que está detrás del televisor en sus casas. Tal vez hasta haya alguno que jurará frente a su pantalla.

Si Aristóteles tenía razón y los personajes se definen por sus acciones, y no por su indumentaria o investidura, el Presidente de Guatemala, ex actor, ex cómico, deja traslucir poco a poco su talante.

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Jimmy Morales, presidente de Guatemala. Foto de Hugo Brielle.

¿De dónde viene Jimmy Morales, el candidato que nadie contemplaba?

Su propia historia la ha contado él en decenas de foros, entrevistas y desde las tarimas de campaña. Es la narrativa del hombre hecho a sí mismo.

Nació James Ernesto Morales Cabrera en Ciudad de Guatemala el 18 de marzo de 1969. Reconvertido en “Jimmy” al adoptar el nombre artístico usado por años, la vida de Morales está marcada por la falta de un padre, su crianza como cristiano protestante, el saber buscarse la vida en cualquier negocio (desde vender plátanos o ropa usada), la afición por la radio y la comunicación en general (heredada por un padre que solo conoció en sus tres primeros años de vida) y su complicidad con su hermano Sammy, pareja en el escenario, los negocios y la política.

Criado por una madre viuda, trabajadora de una tienda de un instituto protestante, Morales estudio becado y estuvo expuesto a una formación religiosa conservadora entre mediados de los setenta e inicios de los ochenta, periodo de expansión de las iglesias protestantes en Guatemala y del recrudecimiento de la guerra interna. A mediados de los noventa, cuando ya había empezado estudios universitarios en administración de empresas y teología, acompañó a su hermano por su licencia de locutor a la radio pública del país e inició su idilio con los medios de comunicación: primero como locutor, luego  en programas matutinos de variedades y finalmente creand en el año 2000, junto a su hermano, una productora de sketch televisivos a partir de su apellido: Moralejas.

Casado con una mujer a la que conoció en su propia iglesia, con cuatro hijos, la vida privada de Morales se mantuvo en bastante reserva durante la pasada campaña electoral. Se sabe, en cambio, que su interés por la política no es reciente: al menos desde 2004 intentó inscribir al movimiento político Nación, según registros en el Tribunal Supremo Electoral. Más tarde, en las elecciones de 2011, encontraría un vehículo electoral al competir para la alcaldía de uno de los municipios más populosos del área metropolitana de Guatemala, el municipio de Mixco, por el derechista Acción de Desarrollo Nacional (ADN); quedó en tercer lugar.

Iglesia, familia, empresa. Esas fueron durante años las rutas recorridas por Morales según allegados de su etapa anterior a su vida política. A esta trinidad agregaría un cuarto interés cuando su éxito en los negocios se lo permitió: la política.

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El historial de Jimmy Morales pudo haber engrosado la lista de aspirantes diletantes, aficionados con algún capital que invertir cada cuatro años a la espera de un golpe de suerte. Pero la fortuna de Morales escapa incluso a esta lógica y se acerca más a la de ganar la lotería sin comprar un número.

El escenario en el que Morales se consolidó como candidato no podía ser más atípico.  Compitió a la Presidencia junto a otros 13 aspirantes, en el momento de más bajo crédito de la clase política en la historia democrática de Guatemala. El gobernante Partido Patriota se desmoronó a partir de las revelaciones que la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el Ministerio Público (MP) hicieron el 16 de abril de 2015 sobre la presunta participación del binomio presidencial de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti en una red de defraudación tributaria dentro del Estado. Presidente y Vicepresidenta terminaron renunciando.

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Jimmy Morales, presidente de Guatemala. Foto de Hugo Brielle.

Manuel Baldizón, del partido Libertad Democrática Renovada (Lider), el favorito en las encuestas hasta unos meses previos al escándalo de defraudación, cayó dramáticamente luego de que sus diputados fueron acusados de corrupción y de queincluso su vicepresidenciable fuera investigado por el MP por lavado de dinero.

La segunda opción con más posibilidades, la socialdemócrata Sandra Torres de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), ex primera dama y fundadora del partido, se estancó en las encuestas al ser asociada con lo que Morales definió, en un juego de palabras, como “la vieja política”. Es decir, con la desgastada imagen de los políticos guatemaltecos, algo presente en el imaginario popular luego de que la UNE gobernará el país entre 2008 y 2012, y Torres, entonces esposa del presidente Álvaro Colom, enfrentará un publicitado divorcio para evadir la prohibición constitucional a los familiares del mandatario para postularse a la Presidencia (a pesar del divorcio no pudo participar en aquella oportunidad).

En ese escenario, Morales se desmarcó como el anti político, como el hombre sencillo, el hombre del pueblo sin vínculos evidentes con los políticos tradicionales. Acuñó como lema de campaña “ni corrupto ni ladrón”, un mensaje sencillo que repetió en mil variaciones a lo largo del proceso electoral.

Pero Morales no es un desconocido para el público, aunque sea nuevo en la papeleta presidencial. Tiene alrededor de 20 años de carrera como actor, locutor y cómico. En la omnipresente televisión nacional es ampliamente conocido por sus personajes: es “Neto”, un campesino de bigote espeso y pocas luces; es “Juan”, un vendedor ambulante indígena con problemas con el español; es “Black Pitaya”, un afrodescendiente bailarín (caracterizado con el rostro pintado de negro y peluca); es el “cabo Morales”, un soldado homosexual del cual todos se mofan en la tropa…

Los rostros de Morales son los rostros del prejuicio en la televisión nacional, y son además exitosos. Con estos personajes, junto a su inseparable hermano Sammy Morales, el ahora Presidente consolidó su marca e hizo fortuna. Tras asumir el cargo indicó que su patrimonio asciende a Q8 millones 464 mil 490 (US$1 millón 104 mil 380), dos meses antes había afirmado que su patrimonio era de unos Q5 millones (US$ 652 mil 503). Al ser consultado sobre esta diferencia, Morales respondió a los periodistas: “si le preguntara a cualquiera de ustedes cuando tiene en el banco seguro no sabría la cifra exacta”.

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“Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces los odres se revientan, el vino se derrama y los odres se pierden; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos, y ambos se conservan”, eza una cita de la Biblia, de Mateo 9:17, como las que solía incluir Morales en su campaña y en los primeros días de su mandato hasta que las críticas por vulnerar el principio del Estado laico calaron en el Presidente.  Esta máxima, sin embargo, no es del todo seguida por Morales.

El partido que lo llevó a la Presidencia, el Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación) es la fusión de dos agrupaciones. El FCN, definido en su constitución como “libertarios, colocados a la derecha en el cuadrante ideológico” y fundado por ex militares que participaron en la guerra interna de Guatemala; y el movimiento Nación, creado por Morales y con cuya estructura (y la ficha del partido ADN) intentó en 2011 alcanzar una alcaldía.

La historia de FCN y las aspiraciones políticas de Morales corren paralelas. Según recoge la Monografía de partidos políticos 2004-2008, este partido surgió de la iniciativa de un grupo de oficiales retirados de la Asociación de Veteranos Militares (Avemilgua) tras una marcha durante la conmemoración del día del Ejército, el 30 de junio de 2004, cuando  afirmaron que fueron agredidos de manera física y verbal por familiares de personas desaparecidas durante la guerra interna. Reunidos en el área verde de la colonia Lourdes, de clase media y con una alta presencia de militares como residentes, en la zona 17 de la ciudad de Guatemala, un grupo formado en su mayoría por ex militares decidió organizarse como partido político para enfrentar al “otro bando”.

En paralelo, Morales ya estaba organizando a su movimiento Nación y mantuvo sus primeros acercamientos con el grupo de FCN en formación.  Estas pláticas no fructificarían hasta 2012 cuando por invitación del teniente coronel retirado Edgar Justino Ovalle Maldonado, entonces secretario general adjunto del partido y actualmente secretario general, Morales se incorporó a la organización. De esta unión de intereses surgió FCN-Nación.

Ovalle Maldonado, el padrino político del Presidente, ha resultado una espina en su costado. Tras su elección como diputado, el 6 de enero de este año, Ovalle fue denunciado por el MP por su presunta participación en masacres perpetradas en una base militar en el municipio de Cobán en el norteño departamento de Alta Verapaz durante el guerra interna. El MP solicitó le fuera retirado el derecho a antejuicio a Ovalle, quien según documentos desclasificados del National Security Archive (NSA), era oficial de operaciones (S3) en del destacamento de Cobán en 1983. Al interior de esta base militar fueron exhumadas más de 535 osamentas con señales de tortura.

Pese a este señalamiento, Ovalle pudo asumir su cargo de diputado luego de que la Corte Suprema de Justicia rechazara la solicitud de antejuicio, acción que aún es apelada por el MP. El resultado, sin embargo, fue un duro golpe para Morales a una semana de asumir la Presidencia, en especial tras haber minimizado a lo largo de la campaña la injerencia de los militares retirados en su agrupación. Como resultado, el otrora padrino político de Jimmy se encuentra ahora marginado dentro del partido a pesar de ser el subjefe de bancada y secretario general de la agrupación.

Otra figura opaca alrededor de Morales es el mayor Herber Armando Melgar Padilla, de profesión veterinario y zootecnista, coordinador del equipo de seguridad de campaña del Presidente, ahora funge como “asesor” de la seguridad presidencial. Melgar Padilla aparece mencionado en la investigación judicial por el asesinato de tres diputados salvadoreños en 2007;  su familia es propietaria histórica de las fincas La Parga y La Concha, la primera de las cuales es donde se cree que fueron torturados los congresistas y su chófer, y la segunda donde aparecieron sus cuerpos calcinados. A Melgar Padilla se le vincula además a los grupos de limpieza social que operaron durante ese gobierno, el de Óscar Berger, en el Ministerio de Gobernación, y por el cual un juzgado en Suiza condenó al ex director de la Policía Nacional, Erwin Sperissen.

Más recientemente el mecenazgo hacia Morales ha pasado de los militares retirados al sector privado tradicional del país. Ricardo Castillo Sinibaldi, empresario relevante e integrante de las principales cámaras empresariales del país, ha reconocido ser uno de los consejeros más cercanos del Presidente; irónicamente Castillo Sinibaldi fue candidato vicepresidencial del ex presidente Otto Pérez Molina en 2007,  en el primer intento del militar por llegar al poder. También en la misma esfera de influencia se encuentra otro empresario: José Andrés Botrán Briz, integrante de la familia Botrán propietaria de Industrias Licoreras de Guatemala, productora del famoso ron que lleva su apellido.

Siempre en el ámbito político el enlace con el Congreso es el diputado Javier Hernández Franco, jefe de bloque de FCN-Nación, e hijo de otro ex militar y también diputado Javier Hernández Ovalle.

El hombre de máxima confianza es su hermano Sammy Morales, quien nominalmente no ocupa ningún cargo ni en el partido ni en el gobierno.

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Si un personaje se define por sus acciones, no por su investidura, el talante de Morales ya se ha dejado entrever en al menos tres momentos clave antes y después de su elección.

En la recta final de los comicios y durante un debate televisado junto a su competidora en segunda vuelta, Sandra Torres, el candidato perdió los papeles. Torres lo fustigó recordándole que, según sus asesores, su gobierno recortaría las ayudas sociales en forma de entrega de fertilizantes a campesinos; como prueba, la candidata mostró una revista con la cita de la entrevista. Desencajado, Morales arrebató la revista a Torres en medio de los reclamos. El debate salió del aire. Jimmy, el personaje amable, se desmarca para mostrar al candidato que no admitía la crítica.

Una vez electo Presidente, y luego de prometer que daría a conocer su gabinete para la auditoría social, Morales guardó secreto sobre su composición hasta el último momento. Entre sus elegidas se encuentra, como ministra de la cartera de Comunicaciones, encargada de adjudicar los contratos para la construcción y mantenimiento de carreteras, , una  contratista del Estado con reparos tributarios por la no cancelación de impuestos. Morales se negó a destituirla en un primer momento, luego le otorgó un compás de espera de 30 días para solventar su situación y finalmente recibió su renuncia 10 días después de asumir el cargo. Jimmy, el defensor de la transparencia, se resiste a que se fiscalice a sus funcionarios.

Finalmente luego de comprometerse en campaña a no recibir diputados de otros partidos en su agrupación (la cual solo había ganado 11 sillas en un Congreso de 158), su bancada comienza a incorporar diputados de los que Morales llamó “la vieja política” hasta sumar 27 congresistas. El jefe de bloque, Javier Hernández, asume la responsabilidad de la decisión, y al ser cuestionado sobre esta acción Morales apela a la independencia de poderes. “Ustedes deben informar que Jimmy Morales no está de acuerdo con el transfuguismo (la migración de diputados a otro partido)”, dice el Presidente a los periodistas contraviniendo toda lógica entre palabras y acciones. Jimmy, quien ganó acuñando el lema “ni corrupto ni ladrón”, no tiene reparos en mirar a otro lado cuando se trata de su partido y de incumplir una promesa de campaña.

Jimmy Morales, el Presidente que ganó las elecciones rebasando a todos los adversarios con un mensaje sencillo y en el año en que ser un casi desconocido en la política resultaba una ventaja, tiene ahora que hacer política, y parece no comprender que hacer política también es comunicar el rumbo que quiere dar al país. Jimmy Morales, el cómico, el Presidente, es un actor en busca de un guion.

Fotos cortesía de Hugo Brielle.

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