10 regalos significativos y sexy para San Valentín

Estaba con la duda de si escribir sobre San Valentín o no. Esta es una columna de opinión seria, profunda, que toca temas de trascendencia humana y que hasta el momento ha evitado irse por la tangente. Pero como toda columna de temas sexy, me encanta caer en la tentación.

Entonces decidí escribir sobre el ‘lado B’ de San Valentín. Lo que pasa después de ir al cine, al restaurante y la reunión con amigos. Sí, ese momento que usted está pensando y que de solo imaginarse a esa persona que le gusta, se le pone la piel chinita de nervios.

La idea es que no se gaste mucho y se disfruten ambos. A veces uno de los dos se preocupa mucho por el valor del regalo para el otro, por el ambiente perfecto, por hacer la reservación con tiempo, porque sea de tu talla y gusto y nos olvidamos que debería ser una celebración de ida y vuelta.

Aquí les comparto algunas ideas para regalar (se) en San Valentín (y cualquier otra fecha):

1. Leerse 

Calma, tenía que iniciar con algo romántico. Tomen turnos para que uno le sirva al otro de almohada y en medio de ese nudo de piernas leen un libro que tengan en común. Ni siquiera es necesario que sea poesía. Basta con escucharse las voces y estar juntos. Bajen la intensidad de la luz y lean. Léanse.

2. Modelaje privado

A veces las mujeres coleccionamos algún tipo de ropa o accesorios que nos gusta y no siempre la podemos usar o no por mucho tiempo. Por ejemplo, si coleccionamos medias vintage o algún tipo de lencería, es buen momento para sacarle provecho. Se arma una pasarela simulada en la casa o en el cuarto, se coloca una silla con letrero ‘V.I.P’ para tu chico (quizás haya que amarrarlo un poco para que te deje modelar), suena alguna canción que le recuerde al show anual de Victoria’s Secret y listo: salimos del baño con dos o tres cambios hasta que no pueda más.

También puede funcionar que le compren al otro la ropa sexy que quieren verle. Mientras no hagan como uno de mis amigos que compra el mismo modelo para tres tallas distintas…

3. Exfoliante de chocolate

Usualmente nos imaginamos comprar este servicio en un spa, pero perfectamente se puede hacer en casa. Se compra chocolate de fondue (para derretir), se lo aplican con una brocha pequeña o pincel grueso y luego se exfolian mutuamente. Con trocitos de fruta, con besos, con las manos, con una toalla tibia o como quieran. Háganlo hasta que estén a la puerta de un coma insulínico.

4. Tarjetas Sexy

En una baraja de poker, escribe al centro cositas pícaras que te gusta que te hagan o que te gusta hacerle a la otra persona como:

-Preparar su plato favorito y darle de comer

-Besos detrás de la oreja

– Beso francés

– Encargarte de enjabonarle en la ducha

-Abrazo por la espalda

– Ser su almohada

Día a día van sacando una carta y cumplen con esa actividad. De igual forma pueden hacer una lista similar con dados. Un dado representa una actividad y el otro dado las partes del cuerpo.

5. Película con reglas

Antes de sentarse a ver una peli, ponen reglas:

– Cada vez que digan la palabra ‘sexy’, nos damos un beso

– Cada vez que alguien salga en traje de baño, nos quitamos una prenda

-Cuando vez que alguien ría en la película (¡alquilen comedias!) le besas la mano a ella

Si siguen sus propias reglas, no llegarán a la mitad de la peli y se acordarán de ese momento un par de años más. La risa grava más hondo los recuerdos que cualquier otra emoción.

6. Streap equis-cero

Simple: juegan equis-cero y quien vaya perdiendo, también pierde su ropa.

7. Inventario de pequitas y lunares

Después de un par de copas (porque necesitarán mucha paciencia), el caballero encargado del inventario en casa, procede a contar –uno por uno- los lunares de su cuerpo. Si ella es de piel blanca y pelirroja probablemente él morirá antes de terminar el conteo, pero ya me entendieron la idea.

8. Naked Escondelero

Igual que el streap equis-cero, pero jugando a las escondidas. Suele funcionar para las parejas que tienen la casa completa a su disposición (o los niños se duermen realmente temprano o se quedan con los abuelos).

9. Enséñale a maquillarte

Hombres: tranquilos, respiren, todo va a estar bien.  ¿No les cansa no entender ese extraño mundo de pinturas, pinceles y horas eternas frente al espejo?

Mujeres: ¿no les cansa que las apuren y no recibir ni un piropo? Pues al toro por los cuernos. Se visten con la ropa que a él lo vuelva loco,  preparan el espejo y dos sillas en el baño y les modelan la sesión de maquillaje (versión corta). Les apuesto que el  momento hará que trasladen un morbo negativo sobre el  maquillaje a un morbo cachondo sobre ti y lo que haces para él.

Y como todos los favores deben devolverse, sería bueno que aprendieras a rasurarle la barba. Con todo el tiempo del mundo, aprenderte su ritual con la brochita, la rasuradora y la espuma que quizás pudiera ser crema batida…

10. Serenata privada

Sería bueno darle trabajo a los tríos y mariachis que pululan en nuestras plazas públicas, pero no siempre tenemos el presupuesto (o los vecinos tolerantes) para ello.

Entonces tomen esa vieja guitarra que cuelga triste del cuarto de visitas, el organillo abandonado en la bodega, la flauta dulce que tocaron en séptimo grado o la armónica olvidada en la gaveta de calcetines y practiquen una canción.

Ya sé que los lectores hombres están pensando “¿está loca? Yo canto fatal y peor aún tocar un instrumento ruidoso”. Pues hagan el intento. Incluso sin instrumento musical. Cántenle la canción con la que se casaron, con la que se dieron su primer beso, la que sonó en el taxi cuando iban al hospital por su primer embarazo. Y no se preocupen por ser perfectos, las mujeres agradecemos que nos hagan reír.

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